La youtber y creadora de contenidos Andrea Compton /
Empezó casi como un juego, haciendo doblajes en la ya prácticamente difunta app Vine y creando una fiel comunidad de seguidores, y diez años después ha cristalizado en una carrera consolidada como una de las creadoras de contenido más influyentes de España. Solo hay que echar un vistazo a los números de Andrea Compton para comprender el fenómeno: 449.000 seguidores en Instagram ; 400.000 en Twitter y, sobre todo, 669.000 en Youtube, donde sigue subiendo vídeos semanales y compartiendo su opinión acerca de las series, películas y libros que le obsesionan.
Con su característica melena naranja, que ya es parte de la marca de casa, y sus 31 años, Compton ha encontrado la fórmula secreta del engagement en algún lugar entre la nostalgia millenial, el orgullo friki (pero también el rural), el humor sin víctimas y un enciclopédico conocimiento de la cultura pop. Se le puede oír (y ver) en el podcast de Prime video Cuarto Milenial, pero también en Pienso, luego Actúo, un podcast de Yoigo junto a Mónica Carrillo .
Creciste en una aldea de 13 habitantes. ¿Cómo influyó el entorno en tu interés por las series, el cine y la cultura pop?
Mi pueblo está en Guadalajara y es lo mejor del mundo. Llegué allí porque mi madre se enamoró de Rafa, que es como mi padre, y se fue para allá con él. Yo tenía tres o cuatro años. Cuando ves a dos personas tan felices en un espacio tan agradable, inevitablemente tu también te enamoras del sitio… Mis padres son muy cinéfilos y a mí desde pequeña me fascinaban las películas: me compraba la revista Bravo y alucinaba leyendo sobre actores o viendo los extras de películas como Harry Potter. Luego, cada vez que iba a Madrid, mi padre me regalaba DVDs de películas nuevas. El primer director que me llamó la atención fue Baz Luhrmann y recuerdo que ver La amenaza fantasma fue un antes y un después para mí. Supongo que cuando vives en un pueblo tan pequeño, tienes más tiempo para la imaginación. Yo escribía muchísimo, todo tipo de historias, incluso una revista propia…
El fandom siempre tiene ese inevitable punto nostálgico. ¿Por qué tenemos esa tendencia a idealizar el pasado?
Yo, por ejemplo, tuve una infancia maravillosa, mis recuerdos están cargados de felicidad. Para mí es como volver a una forma más inocente de ser feliz, cuando veías las mismas películas de Disney Chanel una y otra vez o echaban Xena, la princesa guerrera en La 2. Por eso ahora se hacen tantos reboots. ¿Por qué si no iban a hacer de nuevo Jumanji o Harry Potter? Se aprovechan de nuestra nostalgia.
Cuando analizas cómo ha evolucionado tu carrera como creadora de contenidos, ¿en qué crees que has acertado para estar donde estás?
No lo sé, la verdad. Yo empecé por casualidad haciendo doblajes en Vine. En aquel momento, lo hacías para compartir tus mierdas, honestamente. Supongo que he sabido adaptarme al lenguaje. Además, tampoco hay muchas mujeres frikis con relevancia en España. Estoy sola en ese barco. Y luego, creo que tienes que mantenerte fiel a lo que realmente te apasiona. Además, he vivido épocas muy buenas. En la pandemia, por ejemplo, mucha gente se fue de Youtube y yo, en cambio, tuve un gran pico de seguidores. Supongo que tiene que ver con la constancia, llevo años subiendo un vídeo semanal. Me mantengo y ojalá sea así por mucho tiempo porque me encantaría tener 60 años y comentar Mujeres desesperadas sin cortarme.
Una gran influencia conlleva una gran responsabilidad. ¿Cómo la ejerces?
Tengo un perfil muy light. Soy esa persona de confianza a la que acudes para saber qué serie puedes ver. Intento que sea un contenido positivo. Digamos que trato de no salirme del tiesto. Mi perfil va dirigido a todas esas niñas que fuimos las frikis de la clase, las que siempre estaban con su libro debajo del brazo y veían Crónicas Vampíricas. Creo que son ese tipo de chicas las que me siguen. Y luego, la comunidad queer. Si ves mis redes, no me siguen tíos heterosexuales, lo cual agradezco porque no es un contenido destinado a ellos. Me gusta pensar que cuando la gente está triste o se encuentra mal, puedan encontrar algo en las series, películas o libros que recomiendo para salir de esa situación. Porque a mí también me pasa. Además, aunque no me considero una mega-activista, hablo mucho de los cuerpos diversos, para que la gente vea que las historias no tienen que ser siempre sobre personas heterosexuales, delgadas y blancas.
¿Lo friki se ha convertido en mainstream?
Es cierto que ya se le llama friki a cualquiera que haya visto tres pelis de Thor. Pero sí, cada vez es más mainstream. Antes, si eras fan de Star Trek, El señor de los anillos o Star Wars eras un frikazo. Si eres chica, la gente se sigue sorprendiendo si juegas a la Play. Les parece una locura. Ser un friki básico es mainstream; ser un frikazo, no
Dentro de esa jerarquía, ¿dónde te situarías tú?
Yo soy una friki media. Hay muchísima gente que me supera y me encanta la gente muy apasionada de las cosas. ¡Como si es el fútbol! Los futboleros son súper frikis: todo el merchandising, la pasta que se gastan para ir a ver los partidos…
Has tenido la oportunidad de conocer a muchos de tus ídolos. ¿Quién te ha encantado y con quién te has llevado una decepción?
El reparto de The Walking Dead me parece de lo mejor, son muy conscientes del fandom que arrastran. También he tenido experiencias muy buenas con actores como Chris Pratt y Bryce Dallas Howard. Entre los que me han decepcionado… Ewan MacGregor, que es uno de los mis actores de referencia, pero le pedí que me firmara en el brazo y ni me miró. En otra ocasión, durante una entrevista, le hice una pregunta, se echó a reír, se levantó y se marchó. A veces tener idealizadas a algunas estrellas puede ser un problema.
Andrea Compton. /
Las redes sociales son un entorno muy volátil: ya nadie está en Facebook e Instagram está perdiendo brillo frente a TikTok, que muchos países amenazan con prohibir. ¿Dónde crees que está el futuro?
Se me da fatal adivinar estas cosas, nunca acierto. Pero creo que los creadores de contenido están aquí para quedarse, aunque no sé cómo evolucionarán. Antes, se llevaba más divertirse, el humor, las chorradas, ahora es una época más reivindicativa, cuando sigues un perfil quieres que esa persona defienda ciertos valores. Ahora hay mucha opinión y mucho posicionamiento. Se exige más al creador de contenido. Quizá volvamos a ver cómo la gente se hace el Colacao por las mañanas. No sé si TikTok ha venido para quedarse o si la gente volverá a Youtube o si los influencers terminarán en la tele. No tengo ni idea. Básicamente, tienes que estar atenta a los cambios y adaptarte al lenguaje y la temática.
¿Y hacia dónde crees que podrías evolucionar tú como creadora de contenido?
Hago lo que me gusta y porque me apasiona de verdad me encantaría seguir haciéndolo de aquí a 20 o 30 años. Eso sí, no me gustaría hacerlo solo para sobrevivir. Pero si no pudiera tener un canal de Youtube, porque quizá ya no funciona, tendría un blog de reviews para divertirme y me dedicaría a otra cosa. También me apasiona la edición de vídeos y me encantaría dedicarme a montar trailers. Me gustaría estudiar cine, estar detrás de las cámaras y escribir una serie, aunque no llegue a ningún sitio…
¿Qué tipo de serie escribirías?
Tengo 100.000 cosas escritas, pero nunca le pongo el punto final a nada. Me encanta la fantasía y la ciencia ficción, pero no sé si soy capaz de escribir algo así, no tengo esa clase de imaginación. Cuando escribo, soy más bien dramática. Me apasiona escribir sobre gente desgraciada a la que le pasan cosas. Sería algo tipo Normal People o Euphoria. Con 14 años mi amigo Gonzalo y yo grabamos una serie adolescente con una cámara malísima, pero nos lo curramos mucho. Me encantaría poder hacer vien y vendérsela a alguien.
¿Te atreverías a presentar un late-night?
No lo sé, porque la televisión convencional no me gusta en exceso, no la veo. Me gusta más la gente y el lenguaje de Internet. No me veo en un formato así. Me sentiría como una impostora en ese espacio. Sí me gusta la televisión americana y programas como Saturday Night Live, que aquí se intentó, pero no funcionó… Yo lo volvería a probar y pondría a Samantha Hudson como presentadora.
Estás metida en infinidad de proyectos: tu canal de Youtube, diferentes podcasts, colaboraciones con marcas… ¿Cómo te organizas para llegar a todo?
Ser autónoma es una locura. Trabajo todo el día. A veces, consiste en levantarme a las seis de mañana, grabar hasta las tres y luego, ponerte editar. Aunque a veces me siento un poco ahogada, también sé que soy afortunada y muy privilegiada. Eso sí, soy una persona muy disfrutona y en cuanto tengo unos días libres, me voy: sea al pueblo o de vacaciones a Tenerife con mi mejor amiga o sola. Me cuido mucho en ese aspecto.
Por cierto, ¿qué tal se te da la parte del business?
Todo lo que tiene que ver con el dinero lo delego a mi agencia. Creo que tengo buen ojo para escoger proyectos. Suelo hacer cosas que funcionan porque, si conoces a tu público, aciertas. Además, nunca hago lo que no quiero. Hay proyectos que se han caído a la mitad porque no nos hemos entendido con los clientes o la marca. Tengo mucha libertad porque tengo muchísimo trabajo y puedo decir no a mil cosas y poner mis condiciones. Veremos si en el futuro puedo seguir haciéndolo... Pero ahora mismo no voy a salir vestida de payaso para vender un libro. Para vender un libro, me lo tengo que leer y decirle a la gente por qué es igual que el Diario de Noa. Esa es la forma de conectar con mi público y las marcas tienen que entenderlo.