Ben McKenzie en un fotograma de una de sus últimas series, Gotham. /
Durante los primeros meses de la pandemia hubo a quien le dio por hacer pan , otras decidimos endulzarnos la vida con los bundt y algunos se iniciaron en el café de especialidad . A Ben MacKenzie, el guaperas que nos enamoró en The OC, «el aburrimiento y la crisis de la mediana edad» según ha declarado él mismo, le llevó a una fusión entre su profesión y sus estudios. Y ahora, casi cuatro años después, se ha convertido en el azote de las criptomonedas.
Han pasado dos décadas desde que se diese a conocer interpretando al problemático Ryan Atwood y, aunque lo suyo sigue siendo la interpretación, Ben McKenzie ha sacado partido a su licenciatura en economía poniendo en entredicho el éxito de esta nueva moda digital en la que millones de personas en todo el mundo han invertido mucho dinero. Y muchos de ellos lo han perdido.
El actor, famoso también por su papel en la serie del universo Batman, Gotham, ha reconocido que, en un primer momento, se planteó invertir en criptomonedas. Pero sus conocimientos de la historia económica, y sus burbujas que provocaron innumerables quiebras, hicieron que sospechase sobre este supuesto método que, supuestamente, iba a democratizar la economía.
El interés de Ben McKenzie por las criptomonedasse convirtió en su nuevo proyecto profesional, lejos de las cámaras pero aprovechando su fama para ayudar a la gente a cuestionar la viabilidad de las criptomonedas. Y no tardó en convertirse en columnista de algunos medios en los que escribía sobre el tema. Fue entonces cuando el periodista Jacob Silverman contactó con él para proponerle escribir un libro.
McKenzie, a la derecha, con sus compañeros de reparto de The OC, en una imagen promocional de la serie. /
«Sentí que era algo que podía hacer, porque sé algo sobre dinero, pero sé más sobre mentir, lo hago para ganarme la vida», ha declarado. «Las cripto, a fin de cuentas, son solo una historia, o más bien, una colección de historias», explica, y al igual que la ficción audiovisual emociona y conquista a la audiencia por la historia que cuenta, «las criptomonedas se han vendido con la idea de que crean riqueza para cualquiera, y democratizan las finanzas, cuando no es así».
«La hollywoodización de las criptomonedas es un desastre moral», escribió en Slate. En el artículo criticaba que personajes como Kim Kardashian (que terminó siendo multada por la Comisión de Bolsa y Valores), o la estrella de la NFL, y exmarido de Gisele Bündchen, Tom Brady, respaldasen empresas cripto y las publicitasen. Un mes después de que se publicase, la cotización de las criptomonedas seguía creciendo.
La lucha de McKenzie contra las criptomonedas hizo de él una voz relevante sobre esta industria, aunque predicase en el desierto y los medios solo creyesen en sus preocupaciones tras numerosos fracasos empresariales. El camino ha sido largo y repleto de críticas, teniendo que soportar a numerosos haters en redes sociales. Pero también ha sido invitado por el Comité Bancario del Senado de los Estados Unidos a compartir su visión sobre las criptomonedas, donde las describió como un «esquema Ponzi».
«En economía, las monedas son un medio de cambio, una unidad de cuenta, una reserva de valor. Las criptomonedas no podían hacer ninguna de esas tres cosas», declaró en el podcast de Washington Post en el que presentó su libro, Easy Money: Cryptocurrency, Casino Capitalim and the Golden Age of Fraud (Abrams), publicado en julio y al que ha dedicado dos años de trabajo, con entrevistas personales y viajes que le han llevado por medio mundo.
McKenzie frente a la portada de su libro sobre las criptomonedas.- /
Escrito junto a Silverman, y rechazado por diversas editoriales que criticaban que él era un actor, en el libro habla de los riesgos de las criptomonedas y la crisis financiera de 2008 y la desconfianza en las finanzas tradicionales, del auge de las redes sociales, de los influencers y la desinformación y de las legiones de hombres jóvenes, preparados tras años de póquer online y apuestas deportivas.
Algunos de ellos quebraron y fueron llevados ante la ley poco después de que se entrevistasen con el actor. Otros, como Sam Bankman-Fried, fundador de FTX, la segunda bolsa de criptomonedas más grande del mundo, tardó algo más. Según algunas fuentes, McKenzie logró reunirse con él porque el asistente del gurú era fan de The OC. Al actor no le impresionaba su figura, aunque sí estaba interesado en conocerle para saber cómo había llegado tan lejos.
Lo consiguió hace un año, cuando McKenzie escribía su libro y el empresario todavía era considerado un multimillonario prodigio. Esa misma semana, Bankman-Fried concedió más entrevistas y algunos medios no dudaron en preguntarse si sería, nada más y nada menos que, el próximo Warren Buffet.
Bankman-Fried y McKenzie tras la entrevista que mantuvieron hace un año. /
Su encuentro duró una hora, en la que el fundador de FTX rehuyó algunas de las preguntas de McKenzie, pero lo que más le llamó la atención al actor fue que, una vez apagadas las cámaras, Bankman-Fried criticó duramente a algunos de los nombres más importantes de la industria cripto que incluso formaban, o habían formado, parte de su conglomerado empresarial.
«No era ningún genio ni ningún magnate que pudiera durar», ha declarado McKenzie sobre el hombre que, como otros previamente, no tardó en ser investigado para descubrirse hace un año que FTX estaba en quiebra. «Quería sentir lástima por él», ha reconocido el actor, «pero en lugar de eso estaba enfadado porque hubiese llegado tan lejos».
Leyendo a su hija El traje nuevo del emperador tuvo una visión y Bankman-Fried se le reveló como ese emperador que utiliza el truco «de apelar al ego y la adoración del estatus». Y puso al capítulo que le dedicó el título del famoso cuento.
Bankman-Fried, que hizo generosas donaciones a demócratas y republicanos, ayudó a McKenzie a descubrir la puerta giratoria de la política, que pasa por Silicon Valley y sus importantes empresas. Allí van a parar algunas figuras cuando terminan sus carreras políticas después de que, curiosamente, sus partidos reciban donaciones como las del fundador de FTX.
«La criptomoneda representa, efectivamente, el póquer on line 2.0. Hay innumerables similitudes entre los dos», explica McKenzie en su libro. En el último mes el actor se ha dedicado a seguir con interés el juicio a Bankman-Fried, escribiendo sobre él en medios y participando en podcast.
Ben McKenzie, firmando ejemplares de su libro. /
En su declaración ante el tribunal el gurú reconoció errores de gestión pero rechazó su culpabilidad. El jurado tardó sólo 5 horas en ponerse de acuerdo para declararlo culpable y, el que fuera niño prodigio de las criptomonedas, se enfrenta a una condena que podría alcanzar los 110 años de cárcel como responsable de un agujero de diez mil millones de dólares en la bolsa de criptodivisas.
«Después de pasar los últimos años investigando la industria, mi voto es: quémenlo todo», ha dicho el actor, que apunta que las criptomonedas seguirán existiendo «mientras la gente crea en ellas» y las vea como la solución a un sistema financiero desigual. «No es así», sentencia.
Y entre las razones que ha señalado para su rechazo a las cripto, está la salud mental, porque son muchos los que han creído en ellas, han invertido todo su dinero, y no van a recuperarlo. «Deberíamos tener una conversación sobre la salud mental y el daño social que están causando las criptomonedas», declaró en el podcast del Washington Post.