Claire Foy vive un momento muy dulce en lo personal y en lo laboral desde su descubrimiento en The Crown. / getty images

Claire Foy: «Nunca me han visto como una actriz guapa. Espero que eso signifique que el público pueda verme envejecer…»

Después del agotamiento físico y mental que supuso interpretar a Isabel II en The Crown, la actriz británica se tomó un tiempo para ella y su hija. Ahora regresa con más energía y ganas de pelear contra la desigualdad, el encasillamiento y la salud mental. Sus próximos proyectos son la prueba.

En la primera proyección privada de la temporada con la que arrancaba The Crown, estaba entre el público la actriz Gillian Anderson, pareja del creador de la serie, Peter Morgan, y futura Margaret Thatcher. Cuando acabó el pase, se acercó a Claire Foy (Stockport, 1984) y le dijo: «¿Estás preparada para que tu vida cambie para siempre?». Foy se rió y le contestó: «Es solo una serie, no será para tanto». Ingenua. Aunque en Reino Unido ya llevaba casi una década de trabajos regulares y cierto prestigio, aquel 2016 The Crown se convirtió en un fenómeno mundial y Claire, en otro.

La corona de su Reina de Inglaterra pesaba mucho, le trajo el privilegio de las oportunidades infinitas en una industria difícil, pero también la contrapartida de una fama intrusiva, con la que su sencilla vida personal y sus problemas de ansiedad se llevaban mal. «No he firmado un pacto con el diablo por dedicarme a lo que me gusta. Si me siento así, entonces quizá tendré que dar un paso atrás», dijo en 2018, el año que terminó con The Crown, pero que también estrenó en Hollywood First Man, con Ryan Gosling, y Millennium: Lo que no mata te hace más fuerte, como la nueva Lisbeth Salander.

Poco tiempo después, «exhausta», anunciaba un descanso indefinido para pasar tiempo con su hija. Ahora, en los últimos meses, recuperada y con la misma honestidad y frescura, ha vuelto a la pequeña pantalla interpretando a la duquesa de Argyll en A very british scandal (disponible en HBO Max), «un retrato reivindicativo de otra mujer aristocrática»; y al cine, en Mr. Wain (estreno, 10 de junio), la historia de Louis Wain (Benedict Cumberbatch), el primer pintor de gatitos, castigado a finales del siglo XIX por su inestable salud mental, donde Foy es su musa y esposa, «una mujer avanzada en su tiempo», en una película en la que encuentra muchas cuestiones sobre las que no teme hablar.

Mujerhoy. En primer lugar, quitemos la pregunta de en medio: ¿es una persona más de gatos?

Claire Foy. ¡Para nada! Me gustan, pero no puedo vivir con ellos, siento que me juzgan. Creo que no soy de animales de compañía en general, aunque me estoy planteando adoptar un perro, quizá eso me cambie.

Claire Foy junto a Benedict Cumberbatch en Mr. Wain / D.R:

Louis Wain fue quien convirtió a los gatos en mascotas a finales del siglo XIX. ¿Conocía su historia?

Hasta la llegada de sus cuadros, los gatos eran casi como ratas callejeras. Me había cruzado con sus obras sin pararme a pensar de quién eran, porque están muy metidas en nuestra cultura popular. Me encantó la historia de su vida, fue un hombre incomprendido precisamente por su enfermedad mental y su arte. Me enamoré de su relación con Emily, mi personaje, la excentricidad de ambos... Eran almas gemelas y el amor cambió sus vidas.

Emily era mayor que Louis, en la película la califican como «geriátrica», y lo sorprendente es que esa diferencia de edad entre mujer y hombre sigue chocando hoy. 

Ella era mayor, pero solo tenía 10 años más que él. Cuando se conocieron, él tenía 23 años y ella, 33. Yo tenía 34 o 35 cuando lo rodamos, eso querría decir que también soy una vieja. [Risas] En la película hemos rebajado el tema de la edad, porque yo soy más joven que Benedict [Cumberbatch, 45 años], y nos hemos centrado más en que el escándalo vino también porque con esa edad entonces la consideraban una solterona. Vivía una vida independiente, trabajaba, viajaba por su cuenta... Fue una decisión valiente en esa época, porque la suya era también una posición muy vulnerable, estaba sola en el mundo.

«Necesitaba parar. Estaba exhausta. Quizá se vio como una decisión estúpida, puede que egoísta, pero es la mejor que he tomado»

¿Por qué cree que cumplir años se ve como algo más negativo entre las mujeres?  

Así es, aunque a mí no me preocupa. Más bien me cabrea hasta ponerme violenta. Me ofende mucho esa idea de que a las mujeres no solo nos convierten en criaturas casi asexuales según envejecemos, sino que nos devalúan. Además, las mujeres juzgan a otras mujeres por hacerse mayores, es una cosa horrible. Todos mantenemos la misma lucha contra el reloj, no solo las mujeres, y por eso debemos reexaminar esta cosa del paso del tiempo y la edad. Ya se acabó esa época en la que lo más importante de las mujeres era su aspecto. Gobernamos países, empresas y familias. Hay que reconsiderar nuestro valor.

Claire Foy en Very british scandal / D.R.

Sin embargo, en su profesión e industria la presión sobre la imagen es aún mayor.

Desgraciadamente, nos salen arrugas, pero no puede asustarnos vernos viejas. [Risas] Me niego a que me ocurra eso. Sé que no voy a disfrutar de verme vieja en una pantalla de cine gigante, no será agradable, tampoco nos engañemos, porque empecé a actuar con 23 años, y estoy segura de que a otra gente tampoco le gustará, pero es mi cara.

Se tendrán que acostumbrar, porque me niego a irme en silencio o recurrir a la cirugía. Creo que tengo suerte en este sentido, porque no soy precisamente Sophia Loren; mi carta de presentación nunca ha sido mi físico. He perdido muchos papeles precisamente por eso: nunca me han visto como una actriz guapa. Y espero que eso signifique que puedan ver mi cara envejecer... Pero si no quieren, ya me quejaré. 

La película también trata el tema de la salud mental. Usted ha hablado abiertamente sobre sus problemas de ansiedad.

Cuantas más historias veamos sobre gente a la que no consideramos «normales», mejor para todos. Falta mucha sensibilidad aún en la sociedad. A Louis Wain le diagnosticaron esquizofrenia, parece que erróneamente, le encerraron, le medicaron, sufrió mucho. La película le da la vuelta al estigma de esa enfermedad, porque si su cerebro no hubiera funcionado así, no nos habría legado su arte. Tenemos que ser más compasivos y comprensivos con todas estas personas.

Tuve la fortuna de recibir ayuda a tiempo con los problemas de ansiedad que he sufrido a lo largo de mi vida y casi me paralizaban, me ahogaban con dudas y miedos. Gracias a la terapia, hablar de ello y los periodos de retiro he mejorado muchísimo. El problema es que he accedido a esa ayuda porque tenía el dinero para pagarla. Necesitamos priorizar más la salud mental, no puede ser que solo los más ricos puedan cuidarse.

Claire Foy caracterizada como Isabel II en The Crown / D.R.

Cuando decidió parar en 2018, fue por esos problemas de ansiedad. ¿No le dio miedo hacerlo en el momento más alto de su carrera? 

Ni me detuve a pensar en mis opciones de futuro, necesitaba parar. Estaba exhausta y fui muy clara. Desde fuera quizá se vio como una decisión estúpida, puede que egoísta, pero no tenía más opción, no quería trabajar y por suerte no tengo que hacerlo. Mi gente me entendió y apoyó, es la mejor decisión que he podido tomar. Además, creo que la gente se aburre de verte la cara en todo. Ha sido un tiempo tranquilo, largo y maravilloso.

¿Pesa mucho aún The Crown en su imagen pública y en lo que la industria espera de usted?

No creo que tanto ya. No hay muchos papeles como la reina de Inglaterra, aunque admito que dudé un poco sobre interpretar a la duquesa de Argyll en A vey british scandal por volver a ser una aristócrata. Me aburro fácilmente, no puedo repetirme mucho, y mi obligación es romper esa inercia, decir no a personajes parecidos y buscar otros más interesantes. Si no sería una mala actriz.

«Nunca me han visto como una actriz guapa. Espero que eso signifique que el público pueda verme envejecer… Pero si no quieren, ya me quejaré»

La fama siempre le ha preocupado y ha intentado utilizarla para causas comprometidas. Hace unos años hablaba de Annie Lennox como su referente.

Sí, en estos años me he dado cuenta de que tienes un problema si crees que de verdad puedes cambiar y solucionar el mundo tú solita. Yo, al menos, no puedo. Ahora sé que lo que puedo hacer es ser sincera y realista a través de los papeles que elijo interpretar para que la gente se vea reconocida en ellos. También he aprendido que no puedes hacer todo ya y ahora. Quiero involucrarme más en la lucha contra la violencia de género y la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos; sé que es un camino largo, pero me gustaría ayudar de verdad.

Su siguiente película, Women talking, tiene relación con ese tema. ¿Un primer paso en ese sentido?

Sí, ha sido increíble. Un equipo de todo mujeres, menos Ben Whishaw, que es un poco una más. [ Dirige Sarah Polley y cuenta con Frances McDormand, Rooney Mara y Jesse Buckley] Ha sido una experiencia totalmente nueva y única. No creo que sea capaz de valorar la importancia de esta película aún, porque no ha existido nunca algo así. ¿Una película de mujeres hablando sobre sus vivencias? Sí. Ya hemos visto bastantes filmes en la historia de hombres hablando de gueeeeerras y cosas así. Estoy muy orgullosa. Es el camino.

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