Premio Mujerhoy 2022

Eugenia Martínez de Irujo, ganadora del Premio Mujerhoy 2022: «Antes vivía a lo bestia, entre picos. Ahora estoy muy estable, feliz»

Ha recogido el legado de su madre, la inspiración de los artistas y el amor de los animales que acoge. Acompañamos a la Duquesa de Montoro, que anoche recogió en Madrid el Premio Mujerhoy 2022, en el mejor momento de su vida.

Eugenia Martínez de Irujo lleva un vestido de Teresa Helbig. Los anillos, las pulseras y el collar son todos de Tous./Fotografía: Rosa Copado / Estilismo: Almudena Carnicero

Eugenia Martínez de Irujo lleva un vestido de Teresa Helbig. Los anillos, las pulseras y el collar son todos de Tous. / Fotografía: Rosa Copado / Estilismo: Almudena Carnicero

Manu Piñon
Manu Piñon

Discreción. Esa es la clave para conquistar la estabilidad cuando, como Eugenia Martínez de Irujo (Madrid, 1968), se nace convertida en personaje público. «Soy muy discreta; sé que, si no quieres que se entere nadie, nadie se entera», comparte con una sonrisa cómplice la decimotercera duquesa de Montoro en una mañana de sábado. En realidad, de lo que estamos hablando es del secreto para organizar una velada maravillosa, «de esas que no se olvidan».

Dos noches antes había sido la anfitriona de la actriz Glenn Close a su paso por Madrid. «Julissa [Reynoso, embajadora de Estados Unidos en España], que es muy amiga nuestra y también es íntima de Glenn Close, me pidió que le abriéramos el Palacio de Liria y de paso organizáramos un flamenco para ella». A la llamada de Eugenia y su marido, Narcís Rebollo, presidente de Universal Music para España y Portugal, acudieron entre otros José Mercé, Antonio Canales o Pablo López, que acompañó a la intérprete de Las amistades peligrosas al piano.

Ganadora del Premio Mujerhoy 2022, Eugenia Martínez de Irujo no cree tener material para un libro de memorias –ni siquiera para un reality propio–, pero a sus 54 años ya ha tenido una vida de película. La hija menor de Cayetana Fitz-James Stuart, última duquesa de Alba , atesora recuerdos, encuentros con personalidades que van de Kabir Bedi, el actor de la serie Sandokán –«Yo era tan pequeña que me cogió en brazos»– al bailarín Rudolf Nureyev, y sobre todo el cariño que ha recibido, especialmente desde que su madre falleció en 2014.

En sus colecciones de joyas para Tous, asegura, es donde hay que buscar la versión que más le gusta de sí misma: una mujer de alma hippie, creativa, enamorada de los animales, siempre curiosa y con ganas de divertirse. A estas alturas de la vida, su gran éxito es haber creado un lugar propio, un espacio libre en el que es la perfecta anfitriona. Que suene la música. Entra en la sala la duquesa de Montoro, la bohemia flamenca.

Eugenia Martínez de Irujo posa para Mujerhoy con traje y camisa de Teresa Helbig, joyas de Tous y sombrero de Roger Vivier. La fotografía es de Rosa Copado y el estilismo, de Almudena Carnicero.

MUJERHOY. En 2022 se han cumplido 25 años del inicio de su colaboración con Tous. ¿Cómo ha evolucionado en el tiempo?

EUGENIA MARTÍNEZ DE IRUJO. La evolución ha sido enorme, porque yo al principio solo era imagen de Tous, aunque Rosa madre [Rosa Oriol, vicepresidenta y directora creativa de Tous] siempre insistió en que esta relación debía ser duradera, que se mantuviera a lo largo del tiempo. Y así ha sido. Cuando llevaba ya unos años y me estaba dedicando más a la pintura, les propuse diseñar algunas joyas. De ahí nació mi primera colección, Folklore, muy inspirada por Sevilla, donde estaba viviendo entonces.

Es una faceta en la que me siento muy cómoda, en la que he evolucionado de una forma muy natural y cada nueva colección ha tenido más aceptación. También me ha servido para aportar mi granito de arena a una causa que considero mi gran pasión, los animales y la naturaleza, donando los beneficios de estas últimas colecciones a WWF.

Cuando un personaje popular colabora con una firma, suele despertar cierta suspicacia, se recibe con desconfianza. ¿La sintió?

Supongo que sí. Sobre todo al principio, la gente se pensaba que yo firmaba y punto, que no hacía ni los bocetos, que ni lo pintaba ni nada de nada. Eso me cabreaba un poco, porque es verdad que hay quien hace eso, pero precisamente yo me lo curro. Ahora ya noto ese reconocimiento y estoy muy contenta. También las redes me han ayudado muchísimo a acercarme a la gente. Me siento súper querida y creo que ese legado también es la mejor herencia que he recibido de mi madre: todo el cariño que me dan.

Tuvo fases en las que, quizás por ser un personaje perseguido por la prensa del corazón, ofreció a veces una cara antipática. ¿Cuándo cree que se produjo este cambio de actitud en usted?

Cuando salía con mamá, siempre percibí que la gente era muy cariñosa, era algo con lo que convivía habitualmente. Sin embargo, cuando ella murió las muestras de cariño eran tan grandes, ese sentimiento era tan bestia, que aluciné. No puedo estar más agradecida a todo el mundo, gente de todas las edades que la siguen echando de menos y me devuelven ese amor y simpatía. No soy ninguna estirada, porque si hay algo que detesto es a las personas prepotentes. Yo soy cercana, desde que era pequeña siempre me ha ganado quien me hace un cariño. Eso sí, me lo curro, porque si algo aprendí de mi madre era que hay que ser agradecida y estar a la altura.

¿Qué más ha heredado de ella?

El orden, porque soy súper ordenada. Me gusta que esté todo en su lugar. Si me mueven un poco una figurita o lo que sea, yo voy detrás y vuelvo a colocarlo como estaba. También diría que la puntualidad: no me gusta hacer esperar a nadie.

Camisa y peto de IQ Collection, y botas de Golden Goose. Fotografía: Rosa Copado / Estilismo: Almudena Carnicero.

El otro legado de nuestros padres es compartir sus sinsabores y equivocaciones para evitárnoslos a nosotros. ¿Cree que lo que vivió en su niñez y juventud, en especial la sobreexposición mediática, ha facilitado que su hija Cayetana no la sufriera?

Ha cambiado mucho todo, aquella era una época totalmente diferente. Para empezar, no pasábamos ni muchísimo menos todo el día con tus padres, con mi madre en mi caso. Yo estaba siempre con mi nana, una mujer extraordinaria a la que adoraba. Por otro lado, los niños no estaban nada protegidos cuando se trataba de la prensa.

Siendo ya madre, fui a ver al Defensor del Menor. Me daba igual que tapasen a mi hija la cara con una manzana o un tomate en una revista o un programa; lo que me preocupaba era que mi hija, como todos los niños a esas edades, era una esponja y convivía con ese acoso, porque cada día al ir y volver del colegio nos perseguían varios coches. Mi hija tenía tres o cuatro años, y en los semáforos los fotógrafos se bajaban del coche, nos bloqueaban... Nos poníamos en riesgo corriendo y haciendo cosas que no se deben. Ahí era cuando yo me ponía nerviosa, quería protegerla de aquello. Ahora los niños están mucho más protegidos y hasta la mayoría de edad se les respeta.</P>

La generación de su hija está descubriendo ahora a dos mujeres de gran carisma, omnipresentes en la crónica social, como Cayetana Fitz-James Stuart y Carmina Ordóñez. ¿Qué le pregunta Cayetana sobre sus abuelas?

Es algo que me produce mucha pena, porque a su abuela Carmen la disfrutó poco, murió cuando tenía cuatro años. Con mi madre sí que pudo pasar más tiempo, hasta los 15. Tenía adoración absoluta tanto por una como por la otra. Le hablo mucho de ellas, recordamos anécdotas y nos reímos de nuevo con las mismas historias. Mi madre, por ejemplo, tenía unas salidas divertidísimas, una gracia tremenda.

¿Por qué no le gusta utilizar su título?

Un título no sirve para nada. Es la verdad. Si lo conservo es por una cuestión sentimental. A mi madre le sentaba fatal que no lo utilizara y para mí es un orgullo. La cuestión es que tampoco me veo llamando a ningún sitio y presentándome como la duquesa de Montoro. Me da algo así como vergüenza ajena.

¿Cuándo ha sido la última vez que lo ha hecho?

Nunca. Creo que no lo he dicho nunca. Lo habrán dicho otros a la hora de presentarme, y eso me hace pasarlo fatal, pero de mi boca ya te digo que eso no ha salido. Tampoco le quiero hacer ascos, porque mi madre solía decirme: «Como no lo utilices, te lo quito». La cuestión es que me haría ilusión que mi hija recogiera este legado algún día.</P>

Blusa, pantalón y cheleco, todo de Zadig&Voltaire. Fotografía: Rosa Copado / Estilismo: Almudena Carnicero.

Quienes la conocen, aseguran que desde hace unos años ha encontrado la estabilidad a todos los niveles.

Antes vivía más entre picos, a lo bestia, con subidas y bajadas. Ahora en cambio estoy muy estable, súper feliz. Narcís me aporta muchísimo, es una persona a la que admiro tremendamente. [Se detiene y alza la voz para hacer una pregunta a su marido, en otra punta de la habitación] ¿Me estás oyendo? ¡Quiero que me escuches! [Risas] Lo digo de corazón. Tiene un enorme sentido del humor, que para mí es importantísimo, y juntos lo pasamos tan bien. Me apoya en todo y es una persona que te hace la vida muy fácil, que nunca ve un problema en nada.

El 5 de noviembre dos activistas se pegaron en el Museo del Prado a los marcos de las Majas de Goya. Durante siglos, se especuló con que pudieron ser retratos de su antepasada, la decimotercera duquesa de Alba. Usted es una defensora del medio ambiente y una apasionada del arte. Me gustaría conocer su impresión al respecto.

Me pareció espantoso. Creo que las cosas hay que lucharlas desde otro lugar y de otra manera. El arte es una de las cosas más maravillosas que tenemos. Me parece muy arriesgado y una pena enorme poner en peligro obras así para reivindicar algo. No estoy nada de acuerdo, lo siento. Me da miedo que continuemos por ese camino.

Los premios sirven para hacer balance y también para ponerse nuevas metas. ¿Qué le apetece hacer en los próximos años?

Vivo el día a día. Para mí, el futuro ya no existe, todo es presente y ahora. Sí que me veo en algún momento viviendo en el campo, feliz de la vida y haciendo lo que me gusta, que es pintar y disfrutar de mis animales.

¿Tiene el censo actualizado? ¿Cuántos tiene ahora mismo?

Son 11 perros, cuatro burros, un caballo, cinco cerdos y un montón de gatos que aparecieron en mi casa y que también he adoptado. Pájaros no puedo tener. Una de mis perras tiene un instinto muy cazador y me daría miedo que le hiciera algo a un loro o similar.

Usted que ha vivido tanto y tan intensamente, ¿se plantea ya escribir unas memorias?

¿Yo? ¡Ni de coña! No he hecho nada importante en la vida, mucho menos algo que dé para escribir unas memorias.

¿Y protagonizar un reality show?

¡Sí, hombre! Mucho peor. No me lo han ofrecido porque saben que no lo voy a hacer. Eso no va conmigo.

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