Eva Perón, protagonista de la serie de Disney+, Santa Evita. /
El 26 de julio de 1952, minutos antes de las ocho y media de la tarde, Argentina perdía a la mujer que años antes habían designado «Jefa Espiritual». La actriz, política y primera dama Eva Perón acababa de fallecer a los 33 años de edad, dejando así huérfano a un país y viudo a su presidente, Juan Domingo Perón , al que había conocido 8 años antes. La joven de orígenes humildes había llegado a Buenos Aires con el sueño de dedicarse a la interpretación, pero cuando conoció a su marido no se conformó con prestar su imagen a la causa. Y fue eso, su inconformismo y su determinación, la que le convirtió en un icono mundial.
Ahora estamos acostumbrados a ver a las mujeres de los políticos acompañándoles en las campañas electorales o en los eventos propios del cargo, pero Evita, que así la llamaban, fue la primera mujer que acompañó a su marido durante la campaña electoral en Argentina. Cuando Perón alcanzó la presidencia, ella dejó claro que quería un lugar propio en la Historia de su país. Y lo consiguió, y fue llevada al cine a mediados de los 90, con otra mujer icónica, Madonna, poniéndose en su piel. Hoy, coincidiendo con el aniversario de su muerte, Disney+ estrena su biopic, Santa Evita, con la cantante y actriz uruguaya Natalia Oreiro encarnándola.
Natalia Oreiro en una imagen de Santa Evita. /
Nacida en 1919 como la menor de cinco hermanos en un área rural, Eva Duarte perdió a su padre cuando solo tenía seis años, algo que supuso que su familia pasara enormes apuros económicos. Cuando tenía once años se mudaron a la ciudad, algo que supuso que su situación mejorase y aflorase su vocación artística, demostrando su talento para la interpretación y la declamación. Una época en la que también quedó clara otra de las cualidades que la llevarían a ser conocida, su capacidad de liderazgo.
Con 15 años Eva se mudó a Buenos Aires y el primer año lo pasó viviendo en pensiones baratas y actuando intermitentemente en obras de teatro que en muchas ocasiones representaban hasta 4 veces en un mismo día. En los tres años siguientes participó en varias películas como secundaria y en espectáculos de radioteatro, multiplicando su presencia en la escena cultural argentina hasta convertirse en un rostro habitual de la industria cinematográfica del país. En 1942, siete años después de su llegada a la ciudad, consiguió comprarse su primer apartamento.
Dario Grandinetti y Natalia Oreiro en una imagen de Santa Evita. /
Convertida ya en una estrella, Eva Duarte participó en un festival que se celebró en el mítico Luna Park para recaudar fondos para las víctimas de un terrible terremoto. Fue allí donde se cruzó de nuevo con el hombre con el que había coincidido un par de veces más aquella misma semana y el que le cambiaría la vida, el Secretario de Trabajo y Previsión, el coronel Juan Domingo Perón.
No importó que él tuviese 48 años y ella 24, que la carrera política de él acabase de despegar o que el país estuviese patas arriba. En octubre de 1945 se casaron, días después de ser detenido y poco antes de comenzar la campaña electoral que le llevaría a la presidencia.
Junto a él siempre estuvo Eva, e incluso se prestó a sustituirle en un mítin al que no pudo acudir. Entonces ella fue repudiada, pero tras convertirse en primera dama y volcarse en su rol más social, consiguió ganarse al pueblo argentino. Con un papel tan independiente como el que reclamaría para sus compatriotas, por las que luchó para el reconocimiento de sus derechos políticos y civiles, entre ellos el sufragio femenino, Evita se labró su propio camino a base de viajes, discursos y entrevistas.
Al igual que despertaba pasiones, Eva Perón también despertaba recelos. Unos la consideraban una benefactora ejemplar que además era una inspiración (y una aspiración) a la hora de vestir y de representar a su país. Otros la veían como una analfabeta resentida que por la mañana decía luchar por los pobres y por la noche vestía de Dior.
Ambas versiones confluyen en Santa Evita, el libro de Tomás Eloy Martínez que Disney+ ha convertido en una serie de televisión. A través de quienes la conocieron, el escritor argentino analiza la polémica figura de una mujer que en apenas siete años se convirtió en un mito. Algo que su muerte, lejos de difuminar, reforzó. O más bien lo que pasó después de esta. Su cuerpo, embalsamado por un doctor español, fue secuestrado por los militares que derrocaron a Perón. Durante cinco años estuvo en varias localizaciones, porque no se atrevían a destruirlo pero tampoco querían que el pueblo lo visitase.
Natalia Oreiro y Dario Grandinetti cmo Eva Duarte y el general Perón representando el día en el que se conocieron. /
En 1957 fue enterrado en Italia bajo un nombre falso y en un traslado en el que se programaron hasta dos traslados más, para despistar. Cuatro años después fue desenterrado y devuelto a Perón, que se encontraba en Madrid, y no fue hasta 1974 que consiguió regresar a Argentina. Todavía tuvo que esperar hasta dos años más para ser enterrada en el Cementerio de la Recoleta, donde se encuentra desde entonces.
En el libro de Eloy Martínez y en la serie de Disney+, la vida y la muerte de eva Perón se intercalan, dando lugar a un retrato sobre su figura, pero también sobre la convulsa Argentina. Junto a Oreiro, en el reparto de la producción nos encontramos con nombres conocidos de la ficción nacional, como Darío Grandinetti (Hierrro) en el papel de Juan Domingo Perón, Ernesto Alterio (Todos Mienten) como el coronel Moori Koening y Francesc Orella (Merlí) en el papel del médico que la embalsamó, el Dr. Pedro Ara. A pesar del paso del tiempo Evita sigue estando presente en el imaginario argentino, tan dada a construir mitos y llevarlos a la eternidad, junto a Maradona y Gardel. Y ahora es la televisión, el medio que se alimenta de los mitos, la que quiere demostrarle al mundo que Evita vive.