Por mandato del cielo: Andrew Garfield protagoniza la escalofriante miniserie sobre el caso de un terrible crimen en los años 80 (y tienes que verla)

Sabemos que agosto ha llegado cargado de estrenos y que la esperada adaptación de Sandman está a la vuelta de la esquina. Pero antes de que lleguen las series de la nueva temporada, y de que nos tengamos que conformar con mencionarla en lo mejor de 2022, queremos recomendar el último thriller que nos ha helado el corazón y nos ha enganchado hasta niveles que hace tiempo que no veíamos. Hablamos de Por mandato del cielo, la serie protagonizada por Andrew Garfield presente en el catálogo de Disney+.

Compuesta por siete episodios, esta producción que originalmente se ha emitido en el canal FX estadounidense se basa en el libro homónimo de Jon Krakauer (aunque en España se titula Obedeceré a Dios) que a su vez recogió los hechos reales sucedidos a mediados de los años 80 en el estado de Utah. El asesinato de una mujer y su bebé de 15 meses pertenecientes a la comunidad mormona y a una de las familias más conocidas y respetadas de la zona, los Lafferty.

Antes de que pienses «esto la ficción ya lo ha contado», que creas que ya sabes suficiente de la comunidad mormona o que, simplemente, no tengas ganas de otro «True Detective», que es como algunos lo han vendido, decirte que en las últimas semanas no se ha estrenado ningún thriller más intenso, atractivo y complejo en ninguna plataforma. Y te aseguramos que una vez que empieces no vas a poder parar de ver esta sorprendente historia.

El protagonista principal de Por mandato del cielo es el detective Jeb Pyre, un hombre de unos cuarenta años, mormón y orgulloso padre de dos hijas que cuida de su familia en una tranquila localidad de Utah. En la víspera del cumpleaños de las gemelas Pyre recibe una llamada y debe acudir al escenario de un crimen. Antes de irse, incapaz de renunciar a las costumbres familiares, reúne a las niñas, a su mujer y a su madre en torno a la cama de esta y rezan la oración nocturna.

Nada más llegar al lugar de los hechos, no puede evitar ponerse en lo peor al ver que uno de sus agentes está sentado en las escaleras, conmocionado por lo que ha visto. Dentro, en la casa de Allen y Brenda Lafferty, el escenario es tan dantesco que él tampoco puede evitar conmoverse. Ella está tirada sobre el suelo de la cocina sobre un charco de sangre, su bebé (al que no se ve en pantalla) sobre su cuna en una de las habitaciones.

Pyre abandona la casa y le pide a su agente que se recomponga. Cuando se dirige a su coche aparece un hombre con la ropa, las manos y la cara manchadas de sangre. Le piden que se detenga. Es Allen, que había acudido a casa de un vecino a llamar a la policía y ante el estado de su ropa es considerado sospechoso de haber matado a su familia.

Una vez en la comisaría, y a pesar de su experiencia, Pyre no puede evitar sentirse sobrepasado por los hechos. Las víctimas pertenecían a su comunidad, conocía a su familia y sabe que en cuanto la prensa conozca lo ocurrido los problemas no van a tardar en aparecer, con los mormones en el centro de atención. Pero a pesar de ello se mantiene fiel a su vertiente más profesional y no ceja en el empeño de descubrir la realidad, cueste lo que cueste.

El personaje de Pyre, y el de su compañero, el detective Bill Taba (Gil Birmingham), son en realidad una licencia creativa , ya que los investigadores que llevaron el caso no quisieron contarle ser retratados en la serie. Pero las producciones basadas en hechos reales están cargadas de licencias narrativas y el hecho de que estos personajes sean ficción no disminuye el interés sobre el relato, ya que ambos aportan puntos de vista muy interesantes.

Porque cuando Pyre se adentra en las motivaciones que han llevado a los culpables a cometer un crimen tan atroz él mismo se replanteará sus creencias y las enseñanzas que ha impartido a sus propias hijas, educadas en la fe mormona. Precisamente esta ocupa una de las tramas de la producción ya que la producción traslada al espectador a los inicios de esta religión, que nació en el siglo XIX en Estados Unidos, a través de los roles principales

Junto a Andrew Garfield, en Por mandato del cielo encontramos varios rostros conocidos de la pequeña pantalla como Daisy Edgar-Jones (Normal People) en el papel de Brenda Lafferty, Sam Worthington (Manhunt: Unabomber) interpretando a Ron, uno de los hermanos Lafferty, Rory Culkin (Halston) en el papel de Samuel Lafferty y Billy Howle (La serpiente) como Allen Lafferty.

Por mandato del cielo se suma a la cada vez más extensa lista de producciones que apuestan por la religión como eje central de la trama. En septiembre de 2021 Netflix estrenó la esperadísima nueva serie de Mike Flanagan (La maldición de Hill House), Misa de Medianoche. En ella, la fe de una pequeña comunidad vive una deseada renovación tras la llegada de un carismático sacerdote que transita entre los milagros y los misterios.

La misma plataforma, hace un año, apostó por la ficción argentina con El Reino para contar la historia del pastor evangelista Emilio Vázquez Pena, que se adentra en la política sin dejar de lado a su congregación, al aceptar ser compañero de candidatura de un aspirante a la presidencia del país. Con Diego Peretti como protagonista, este thriller escrito y dirigido por Marcelo Piñeyro y Claudia Piñeiro convierte la religión en un arma de poder y para ello no duda en adentrarse en las cloacas del sistema.

En el género de las docuseries también podemos encontrar diversas producciones con la religión como centro de la trama. Entre ellas, y siguiendo con el mormonismo con el que hemos arrancado, está Mark Hoffman: un falsificador entre mormones, en la que se cuenta la historia del estafador y asesino que le da nombre. Una historia que se desarrolla a mediados de los 80, solo un año después del crimen que acabó con la vida de Brenda y Erica Lafferty.