Entrevista Saúl Craviotto, sobre su preparación para los Juegos Olímpicos de París 2024 y sus planes (y menú) de Navidad: «Siempre he tenido claro que no podría vivir de mis medallas»

En París 2024 el piragüista Saúl Craviotto podría proclamarse el deportista español con más medallas. Pero no solo hablamos de deporte con él: el ganador de Masterchef también nos cuenta su menú de Nochebuena.

Saúl Craviotto con jersey de Adolfo Domínguez, pantalón de Marni en Mytheresa, calcetines de Calzedonia y zapatos de El Corte Inglés. / Fotografía: Jonathan SEGADE / Estilismo: Sara FERNÁNDEZ CASTRO

Manu Piñon
Manu Piñon

Está acostumbrado a imponerse un alto nivel de exigencia para alcanzar sus metas, pero incluso Saúl Craviotto (Lérida, 1984) se enfrenta a situaciones en las que se ve superado por lo que todos esperamos de él. A punto de arrancar un año preolímpico, en París 2024 podría convertirse en el deportista español con más medallas sumando sus participaciones en Juegos Olímpicos. Con dos oros, dos platas y un bronce, si sube al podio una vez más –algo que no ha dejado de hacer desde que debutó en Pekín 2008– deshará el empate con el también piragüista David Cal. Sin embargo, lo que todos quieren saber es qué menú preparará estas fiestas.

Su título como ganador de Masterchef Celebrity en 2017 pesa casi tanto como su palmarés deportivo. «Tengo a la gente engañada, se creen que sé cocinar», contesta entre la resignación y el agobio. «Improvisaremos, pero no faltarán marisco, canapés o la sopa de galets que hacía mi abuela. Sigo cocinando, pero no al ritmo de cuando estaba en Masterchef. Los polvos de gluconato y alginato, igual que todo lo que compré para aprender, pasaron a la historia cuando gané el concurso».

Lo que sí está decidido es el plan. Si el año pasado disfrutó en familia de los Alpes franceses, esta vez las Navidades serán mucho más hogareñas, repartiéndose las celebraciones entre Asturias, donde vive, y Lérida, su ciudad natal.

El 7 de noviembre nació Olivia, una niña que a pesar de quitarle horas de sueño a Saúl y Celia, su pareja, ha sido un regalo anticipado para todos en casa, especialmente para sus hermanas mayores, Alejandra (7) y Valentina (4). «Es el nuevo juguete», reconoce y descarta futuras incorporaciones. «Hemos subido la media española, ya hemos cumplido».

Precisamente, es en sus hijas en quienes Saúl encuentra una de las grandes motivaciones para encarar sus próximos juegos. Para las dos mayores, sería la primera vez que son conscientes de que es su padre quien está compitiendo. «Al ser más cerca vendrán a París para verme en directo. Estarán allí en la grada, animando a su papá y viéndole competir...». ¿Quizás por última vez? «Llegaré casi con 40 años. Ya siento a los jóvenes apretando por detrás, aunque sigo en forma y me han respetado las lesiones. Lo que me pesan son otras cosas. No quiero pasar tanto tiempo lejos. Podría aguantar hasta Los Ángeles 2028, pero igual me echaban de casa», zanja entre risas.

Para llegar a París en las mejores condiciones, ya maneja un calendario riguroso. Entrena de lunes a sábado y si, como hoy, un compromiso le impide hacerlo, recupera la sesión perdida el domingo. «No se trata tanto de ir tachando fechas, como de organizar esta vida caótica que me lleva de aquí para allá», explica.

«Hay que diversificar. Tengo una plaza de agente de policía, pero también varios planes B. Desde inversiones inmobiliarias a una empresa tecnológica de apps para dormir a bebés, o la participación en el restaurante de Quique Dacosta en Londres, Arros QD. No me voy a retirar y, de repente, me veré frente a un abismo; tengo muchas cosas en perspectiva. Siempre he tenido muy claro que no podría vivir de mis medallas».

Sentado en la terraza del Hotel Rosewood Villa Magna, con el Paseo de la Castellana al fondo, Saúl Craviotto calcula qué horas robará al día de hoy para correr un poco. También cuántas le separan de volver junto a las cuatro mujeres de su vida. En esa dirección va lo único que le pide al 2023. «Estoy súper feliz, viviendo una etapa preciosa de la que no cambiaría nada. En mi familia tenemos salud, hago lo que me gusta, me va bien... Eso es lo único que quiero, ni medallas ni leches, que no cambie nada. Dejémoslo así».

Maquillaje y peluquería: Paula Soroa (TEN Agency). Ayudante de fotografía: Sheila Velasco. Ayudante digital: Dani Caparrós. Ayudante de estilismo: Lucía Bustillo. Agradecimientos: Rosewood Villa Magna, Bacana Communications y Las Brasas de Castellana.