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Simone Biles vuelve a los Juegos Olímpicos: la batalla contra la ansiedad de la estrella que se rompió y volvió a volar

Después de su retirada en Tokio, la campeona olímpica llega a París dispuesta a hacer historia. Hablamos con Katie Walsh, directora del documental de Netflix sobre el poderoso viaje físico y mental de la mejor gimnasta de todos los tiempos.

Simone Biles. / NETFLIX.

Ixone Díaz Landaluce
Ixone Díaz Landaluce

Cierra los ojos y visualiza una playa: sus pies en la arena y el océano, frente a ella. Es su lugar seguro. Ese en el que, cuando la ansiedad aprieta o está a punto de ejecutar un salto, respira más profundo, recobra la calma, controla el miedo y reconecta su cabeza con su cuerpo. Es la técnica de visualización más clásica del manual, pero a Simone Biles , que en unos días se enfrenta a sus terceros Juegos Olímpicos , le funciona.

El equilibrio, sin embargo, no se conquista solo en las sesiones de terapia . Visitando las obras de su nueva casa, la deportista imagina cómo será su baño y el poco espacio que le quedará a su marido cuando ella termine de colocar todas sus cremas. Su nueva vida, documentada en Simone Biles vuelve a volar que acaba de estrenarse en Netflix, ya no gira solo en torno al potro, el suelo, la barra fija y las paralelas. Y eso es bueno. Para la mujer de 27 años en la que se ha convertido, pero también para la gimnasta más grande de todos los tiempos. «La gente te pone en un pedestal mientras tú estás suplicando ser humana», resume ella.

«Este es un año muy estresante. No era un momento fácil para sentarse frente a la cámara y ponerse a hablar. Tuvo que asegurarse de que estaba preparada», explica Katie Walsh, directora del documental, cuyos dos primeros capítulos ya pueden verse en la plataforma de streaming.

Fotograma del documental Simone Biles vuelve a volar. / netflix

Simone y ella se conocían muy bien después de haber rodado juntas otra serie documental (Simone VS Herself) en 2021. Todo el equipo, hasta el último técnico de sonido, repitió. «Eso facilitó mucho las cosas», admite la cineasta, que, más allá de retratar el viaje físico y mental de la deportista, quería exponer que Biles también es « alegre, divertida y un poco payasa... Eso demuestra que puedes ser la mejor gimnasta de la historia, pero también ser humana».

La motivación de Biles era otra. «Creo que quería hacer entender a la gente que no siempre va a tener un buen día. También es una forma de quitarse presión. En Tokio, todo el mundo pensaba que iba a ganar todas las medallas antes de competir. Quería resetear las expectativas para poder salir, hacerlo lo mejor posible y ver dónde caen las fichas sin sentir que cualquier cosa que no sea una medalla de oro será una decepción», cuenta la directora.

Su polémica retirada de los Juegos Ólimpicos de Tokio

Efectivamente, la gimnasta llegó a Tokio en medio de una presión, mediática, deportiva y personal, invivible. La cuestión no era si ganaría el oro, sino cuántos oros ganaría. Fueron, además, unas Olimpiadas absolutamente excepcionales: sin público, sin la legendaria vida social de la Villa Olímpica, con mascarillas y unos estrictos protocolos sanitarios que obligaban a los deportistas a ir de sus habitaciones a los entrenamientos y vuelta a empezar.

Aunque fue la única gimnasta en clasificarse para todas las finales individuales, enseguida fue obvio que algo no funcionaba. Después de un extraño salto en el potro, Simone abandonó la competición por equipos.

La gimnasta durante una competición oficial. / netflix

Simultáneamente, el mundo entero aprendió lo que en la jerga se conoce como los twisties: una desconexión entre el cerebro y el cuerpo que hace que las gimnastas pierdan la noción del movimiento y el espacio, y se desequilibren. A veces, puede dar lugar a accidentes serios. «Algo se rompió –explica de manera gráfica su entrenador, Laurent Landi, frente a la cámara–. Cuando eres tan dueña de tu cuerpo y tus capacidades físicas como lo es ella, es muy duro que te arrebaten eso. En Tokio, Simone no tenía el control de su cabeza ni el de su cuerpo», recuerda Walsh.

Después, llegó el goteo de retiradas: Biles abandonó la final del concurso completo, pero también la de suelo, potro y barras asimétricas. Compitió solo en la final de barra de equilibrio, donde consiguió el bronce. Tras su retirada, Estados Unidos quedó segundo en la competición por equipos detrás de Rusia.

Paradójicamente, su decisión se convirtió en el momento más memorable de las Olimpiadas. Y, por eso, todo el mundo opinó. Literalmente todo el mundo. Recibió críticas severas por su supuesta falta de compromiso, pero también enormes muestras de apoyo. Ella no buscaba, sin embargo, convertirse en la cara visible de la batalla a favor de la salud mental . «Su activismo no está detrás de los micrófonos sino sobre el tapiz, siendo ella misma, tratando de superar esas dificultades y dominando la competición», resume Walsh.

Una infancia díficil y un trauma para toda la vida

La ansiedad siempre ha formado parte del proceso para la gimnasta. Cuando compite, por supuesto, pero también cuando la reconocen por la calle o le piden una foto. De hecho, lleva años tomando ansiolíticos. Entre otras razones, para gestionar el trauma. Porque ella es una de las 265 víctimas, la mayoría menores, de Larry Nassar , el antiguo médico del equipo de gimnasia de Estados Unidos, condenado en 2018 a pasar entre 40 y 175 años en la cárcel por reiterados abusos sexuales contra las deportistas.

«Culpo a Larry Nassar y también echo la culpa a todo el sistema que permitió y perpetró aquel abuso», declaró la deportista ante el Senado de Estados Unidos en 2021. «Quería que ella contara lo que quisiera, pero sin contribuir al trauma, sobre todo en un año como este... Tuvimos mucha delicadeza a la hora de abordar el tema», detalla la cineasta sobre un tema que Biles menciona para explicar algunos de los desencadenantes de su ansiedad, aunque sin entrar en detalles.

Simone empezó a hacer gimnasia con seis años. Había tenido una infancia complicada. Mientras su madre biológica luchaba contra la adicción, pasó por varios hogares de acogida hasta que ella y su hermana pequeña, Adria, fueron adoptadas formalmente por su abuelo materno, Ron, y la mujer de este, Nellie. Ella los considera sus padres.

Simone BIles junto a su hermana Adria cuando eran pequeñas. / netflix

«Son extraordinarios: Nellie le trenza el pelo antes de cada competición desde que era una niña, y ella y Ron van a todas sus competiciones, se hacen camisetas... Ella siempre los busca entre el público. Son un sistema de soporte esencial para Simone». Con 16 años, ganó su primer mundial; con 19, se convirtió en la estrella de los Juegos Olímpicos de Río de 2016, después de colgarse cuatro medallas de oro y una de bronce.

La nueva vida de Simone Biles

Después de Tokio, la campeona olímpica se tomó más de un año de descanso. Aunque iba al gimnasio de vez en cuando, lo hacía sin seguir una rutina ni imponerse una disciplina rigurosa. De hecho, no volvió a entrenar en serio hasta finales de 2022. Lo hizo para comprobar que, a pesar de todas las horas de terapia, los famosos twisties seguían estando ahí. «Ha aprendido a gestionar y manejar la ansiedad, pero no es que esté curada o sea un capítulo cerrado. En absoluto», asegura la directora.

Poco a poco, regresó a la rutina preolímpica: entrenamiento de mañana y tarde cuatro días a la semana, dos días más solo de mañana y los domingos libres. Aunque se levanta a las 6.20 de la mañana, la siesta de una hora y media es obligada y a las cinco, sale del gimnasio para irse a casa. Es exigente, pero sin duda más razonable que en anteriores ocasiones.

«Durante mucho tiempo, se pedía que las gimnastas fueran como robots, que vivieran dentro de una caja. Simone ha tirado abajo las paredes de esa caja y ha demostrado que puedes tener éxito y una vida personal; tener éxito y seguir una dieta normal; tener éxito y pasártelo bien. Ha demostrado que hay otra forma de hacerlo», apunta Walsh.

Ella y su marido, el jugador de la NFL Jonathan Owens, se conocieron en la aplicación de citas Raya en pleno confinamiento y aprovecharon la pandemia para cimentar una relación que sellaron hace solo unos meses, con una boda por todo lo alto (y cuatro vestidos de novia) en México.

Su boda con el jugador de la NFL Jonathan Owens. / netflix

«Ha encontrado el equilibrio entre la vida dentro y fuera del gimnasio: ha crecido, se ha casado, tiene nuevos amigos... A medida que su vida personal ha florecido, se ha ido encontrando mucho mejor en el gimnasio. Su marido la apoya muchísimo. Tienen una relación muy bonita y auténtica», cuenta la directora, que ha compartido muchas horas de rodaje con ellos.

En su primera competición oficial, en agosto de 2023, la gimnasta volvió a elevar el listón ejecutando un Yurchenko doble mortal carpado, un salto que ninguna mujer había realizado antes y que ya es la quinta pirueta bautizada con su nombre. La procesión, eso sí, va por dentro. Antes del salto, la campeona solo tiene miedo y un pensamiento en bucle: tratar de no morir en el intento.

Paris 2024: nueva cita con la historia olímpica

Walsh, que acompañará a la deportista en París para grabar los dos siguientes capítulos del documental, está en contacto permanente con la gimnasta. ¿ Cómo se encuentra Biles a solo unos días de la cita olímpica?

«Está bien, pero como es natural también nerviosa y estresada. Cualquier otra cosa no sería realista. A pesar de eso, está priorizando su salud mental. Y eso es un gran cambio para ella. Estas Olimpiadas son diferentes: en 2016 quería demostrar de lo que era capaz; en 2021 las expectativas lo dominaron todo y ahora hay presión, pero está gestionándola. Esta vez, lo hace por ella misma. No tiene nada que probar porque ya lo ha ganado todo. Es su oportunidad de escribir el final de su historia olímpica, sea con múltiples medallas de oro o sin ellas. Estar aquí, haber regresado, ya es ganar. Todo lo demás, será la guinda del pastel», cuenta la cineasta para quien la moraleja de esta historia es aplicable a cualquiera.

Simone disputará sus terceros Juegos Olímpicos en París. / netflix

«Simone ha tenido que enfrentarse a muchas cosas en su vida: pasó por hogares de acogida siendo una niña, es una superviviente de abuso sexual, ha tenido problemas de salud mental en el mayor escaparate imaginable... Y, pese a todo, ha encontrado el camino. Eso nos enseña que no importa lo difícil que sea una situación, siempre hay una salida».