CENAS DE
CENAS DE
Volver a casa agotado tras una cena entre amigos puede ser paradójico, pero no raro. La razón hay que buscarla en la «batería social», un término que acumula casi 250 millones de visualizaciones en TikTok y que explica por qué algunas interacciones pueden consumir nuestras reservas de energía mientras que, por el contrario, hay personas cuyo trato es capaz de recargarlas.
«Las interacciones sociales pueden demandar tanto esfuerzo como una actividad física intensa», señala Elisabeth Clapés, psicóloga y autora de 'Querida yo: tenemos que hablar' (Montena). «La proyección (el mecanismo de defensa por el que atribuimos a otros las propias virtudes, defectos y carencias) es la clave de por qué algunos familiares o amigos nos quitan la energía y otros nos la dan», asegura Raúl Carrera, de Orientación Psicológica.
Si en una reunión hay alguien apático, proyectará esa apatía en los demás. «La pérdida de energía ocurre cuando los demás recogemos ese estado y lo sentimos como propio, especialmente si nos resulta excesivamente intenso, lo que desgasta nuestra atención y nuestras emociones», prosigue el psicólogo.
Esta época del año pone especialmente a prueba la batería social. «Las reuniones familiares y las cenas de empresa suponen un gran esfuerzo cognitivo: mantener la atención, sacar temas de conversación, pensar respuestas rápidas, tener cuidado con lo que decimos...», observa Clapés. Además, «estos encuentros incluyen a personas que no elegiríamos, sino con las que tenemos un compromiso –apunta Laia Miralles, de Orientación Psicológica–. Con ellas puede darse una profecía autocumplida: si anticipamos un escenario de incomodidad, nos generamos un malestar y un desgaste psicológico que acaban propiciándolo. Y como en esta sociedad prima la inmediatez y la satisfacción de los deseos instantáneos, muchos no están psicológicamente entrenados para aguantar situaciones incómodas», añade.
La psicóloga Judit Izquierdo, de Siquia, coincide con ese punto de vista: «Hoy, que parecen imperar la apatía y la desesperanza, socializar no se ve como un evento amable y gratificante, sino como una carga. Y en cenas navideñas, la obligación de reunirnos pesa a quienes no se sienten cómodos o están en fase de duelo».
La duración de la batería social se reduce para los empáticos y los introvertidos. «A mayor capacidad de empatizar, mayor será el desgaste, ya que todo se vive más intensamente», dice la psicóloga Sheila Estévez Vallejo. Laia Miralles explica que «las personas extrovertidas tienen un nivel de activación cortical o cerebral más bajo, lo que los lleva a buscar más estimulación externa a través del contacto con los demás. En las introvertidas ocurre lo contrario: reducen el contacto, ya que los encuentros desgastan más».
Además, la duración de la batería está relacionada con las habilidades sociales y la situación personal: «Si sufrimos estrés o ansiedad, estará más descargada de lo habitual y es fácil que mengüe con rapidez», aclara Estévez. Dejar de reunirse no es una opción. «La socialización es necesaria para nuestra vida emocional, pero hay que encontrar un equilibrio escuchándonos a nosotros mismos», subraya Clapés.
Sheila Estévez también recomienda observarnos con honestidad para saber si el miedo a quedarnos solos nos hace decir sí a todo y detectar si estamos en piloto automático, ya que la calidad del tiempo compartido es más importante que la cantidad. «Hay que asumir que no siempre se puede dar el máximo, y no por ello hay que sentirse culpable, triste o rabioso. Sostener una situación sin energía para disfrutar tiende a generar vínculos superficiales o malsanos. Los lazos serán más fuertes y verdaderos si somos sinceros y sabemos comunicar lo que sentimos», puntualiza.
Pero es posible alargar la batería social y Carreras enumera una serie de consejos: «Aprende a decir no; no trates de estar en todas las conversaciones; opina solo si te sientes cómodo; dedícate a actividades placenteras los días libres de encuentros; anticipa qué situaciones pueden ir mal para prepararte; aprende a diferenciar entre hablar, debatir y discutir y, si tienes dificultades, consulta con un experto para trabajar estrategias adecuadas».
Las recomendaciones de Judit Izquierdo incluyen evitar el alcohol, concretar agendas y no obsesionarte con tu malestar para pensar en los demás. «Conviene hacer un ejercicio de gratitud con quienes se esfuerzan por crear un entorno agradable y mantenernos unidos. Es bueno recordar las cosas positivas de cada uno, los momentos divertidos o las ocasiones en que nos ayudaron. Mantener los lazos sociales es necesario para una vida más acompañada y feliz», concluye.