No es una sorpresa: hace muchos meses que los astros se alinean para mostrar una reina Letizia más favorecida que nunca. Imposible encontrar ya primeros planos que su equipo de relaciones públicas e imagen tenga que lamentar: no solo luce siempre perfecta sino, además, deslumbrante. Puede estemos contemplado el máximo 'beauty' de la reina Letizia justo en su madurez, otro tanto que se apunta en estos tiempos de culto a lo juvenil. Vistió de negro para la cena de la cumbre de la OTAN, pero no le hacía ninguna falta un extra de luz.
La proverbial elegancia de la reina Letizia sabe ir un paso más allá de los concretos diseños que sabe lucir, para subrayar la inteligencia de sus decisiones. Aquí no quería ignorar que la reunión de los miembros del Atlántico Norte discute una invasión, la de Ucrania por parte de Rusia, y una guerra que ha dejado ya demasiados muertos en suelo europeo. Por eso, tan importante como el vestido negro que lució es su intención de sobriedad. Un acierto que, sin embargo, tiene sus matices.
La posición de la reina Letizia era, probablemente, la más complicada de la reunión, pues debía estar a la altura de la preocupación que reina en esta reunión internacional de líderes, sin desatender la dignidad que requiere una cena en el Palacio Real. Un detalle importante: en principio, la cena era de gala, pero se cambió la etiqueta a un más informal cóctel para no cargar las tintas de lo festivo.
En este espíritu de sobriedad, Letizia debía además darle la debida dignidad a la cumbre de la OTAN, la segunda que se celebra en Madrid y la que coincide con el 40 aniversario de la adhesión de España a la Alianza Atlántica. Eclipsar del todo su papel de anfitriona y confundirse entre la indumentaria burocrática habitual en este tipo de reuniones hubiera sido un error. Por eso su maquillaje y su peinado son tan importantes. En ellos reside toda la sofisticación que adornó tan señalada cumbre.
Suponemos que a los mandos del peinado que Letizia ha elegido para acompañar su vestido (repetido) de tafetán negro ha debido estar Luz Valero, su peluquera de cabecera y amiga íntima. Estamos seguras de que este moño va a ser replicado una y mil veces por novias de todo el planeta. Es sencillamente espectacular: sencillo pero complicado; favorecedor pero suficientemente sofisticado.
Recordemos: Luz Valero fue también la autora del moño de bailarina con el que se casó la entonces princesa de Asturias en 2004, del moño bajo con postizo que logró que la tiara no se moviera en toda la cena de gala del 75 cumpleaños de Margarita de Dinamarca y, también, el long bob liso que la reina estrenó en 2015.
En esta ocasión, la peluquera de la reina ha logrado mantener la sencillez propia de un moño a media altura, con toda la sofisticación que un vestido tan sobrio necesitaba. Todo gracias al precioso volumen que ha conseguido añadiendo unas ondas suaves al pelo liso de Letizia, un detalle de textura que se observa especialmente en la zona superior.
Inspirándose precisamente en esas oportunas ondas, el moño redobla la apuesta por la textura con un diseño intrincado de mechones que se cruzan para construir una especie de enrejado. Casi a modo de flor, este detalle final parece sugerir que la melena de la reina Letizia fuera rizada. Una preciosa idea de peluquería que, sin duda, muchísimas novias querrán imitar.
El maquillaje, también perfecto, hace mucho más que realzar las perfeccionadas facciones de la reina Letizia: dirige toda la atención hacia su mirada, porque el contacto visual es esencial para la comunicación y la empatía que debe buscar en sus invitados. Sin duda, optar por los tonos rosados para todo el rostro ha sido un acierto: la combinación de ligerísimo ahumado con un duo de sombras rosas realza su mirada verde, que parece enorme. Gran trabajo con el iluminador y mejor elección de color natural para unos labios discretos. Difícil mejorar este maquillaje. Roza el diez.
20 de enero-18 de febrero
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