Radiofrecuencia facial: qué es, cuáles son sus beneficios y cuánto tarda en dar resultado

Uno de los métodos más populares para rejuvenecer la piel es la radiofrecuencia facial. Este tratamiento corrige los signos visibles del envejecimiento y mejora la calidad de la piel, al impulsar su buen funcionamiento. De tal forma, aquellas que noten mucha flacidez en el rostro y óvalo facial , podrán notar como este descolgamiento y falta de elasticidad se reduce.

Es un complemento ideal a la rutina de skincare, así como la alternativa perfecta antiedad a los procedimientos estéticos que implican cirugía o pinchazos. Además, es bastante seguro, nada doloroso y aporta muchos más beneficios que solo la acción reafirmante . Y, lo mejor es que los resultados no tardarán mucho en aparecer. Así que, si quieres ver tu piel perfeccionada y más joven, te explicamos qué es la radiofrecuencia facial, cómo funciona y cuáles son sus beneficios para que vayas pidiendo cita.

La radiofrecuencia facial es un tratamiento no invasivo que promueve la producción de colágeno a través de ondas electromagnéticas. Estas penetran en las capas de la piel, provocando un aumento de la temperatura, lo que causa a su vez esa estimulación del colágeno. De esta forma, produce un efecto tensor en los tejidos para la disminución de la flacidez.

Tal acción se hace visible de inmediato y durante las primeras 48 horas, además de que el rostro se ve más iluminado y uniforme en general, porque también favorece la circulación de la piel y la eliminación de toxinas. Con un acabado rejuvenecedor global, es la técnica perfecta para realizar antes de un evento.

Beneficios de la radiofrecuencia facial

La propiedad más llamativa de todas es su gran poder antiedad, sobre todo inmediato, como ya se ha mencionado anteriormente. Pero, este tratamiento también cuenta con otras ventajas que lo hacen uno de los mejores en lo que respecta al cuidado y la belleza de la piel. Los resultados que proporciona de manera progresiva son:

El efecto lifting que reduce notablemente la flacidez y devuelve la elasticidad y tersura a la piel, así como este ocasiona a su vez la disminución de las arrugas y líneas de expresión , en cualquier zona del rostro. Todo se explica por la estimulación de la creación de colágeno, que trabaja para disminuir los signos del envejecimiento en su totalidad.

Reduce las manchas y cicatrices, así como la rosácea y otros problemas en los que se ve implicada la pigmentación y la desigualdad del tono. Por tanto, si quieres que tu piel se vea del todo uniforme, es uno de los métodos más eficaces, que además, consigue un efecto buena cara por la luminosidad que aporta al promover la circulación.

Regula el exceso de sebo y el acné, haciéndolo ideal para aquellas con piel grasa. Al estimular los fibroblastos y eliminar las toxinas de la piel, se deshace de las imperfecciones de raíz. Lo mejor es que también refinará los poros, alisará la textura y corregirá las marcas que han quedado por los granitos.

Es una técnica indolora, por lo que si tienes miedo a tratamientos por el dolor, irritación u otros efectos que puedas experimentar, este es el tuyo. De hecho, es todo lo contrario. Lo que notarás es una sensación relajante por el calor de las ondas y el movimiento sobre la piel. Así que saldrás del todo despejada.

Se puede realizar en cualquier momento y a cualquier edad. No tendrás que detener tus sesiones en verano, como otro tipo de métodos, porque no es fotosensibilizante (aunque se deba usar protector después de cada sesión). Y, tampoco tiene un rango de edad mínimo o máximo para practicarla. Pero si tu objetivo es la acción antienvejecimiento, se aconseja empezar a partir de los 30.

En cuanto a los resultados, dependiendo de lo que queramos conseguir se prolongará más o menos ese efecto visible. Por ejemplo, si tu objetivo es igualar el tono, podrás notarlo desde el primer mes, sobre todo en lo que respecta al brillo de la piel, pero las marcas más oscuras tardarán un poco más en aclararse.

Para la acción antiedad, ese acabado lifting flash se ve nada más acabar la sesión y solo permanecerá durante dos días, más o menos. Pero, de forma progresiva la piel irá mejorando y observarás mayor firmeza y tersura, durante un plazo de ocho meses a un año. Aunque, puedes alargar el tratamiento hasta dos años, para conseguir mejores resultados.

Entre 5 o 10 sesiones (una por semana), seguro que notarás los beneficios y estas suelen tener una duración de media hora a una hora. El precio del tratamiento dependerá, como siempre, del centro donde te lo realices y tienes que asegurarte de que este tiene certificación para que la práctica sea del todo segura y no experimentes problemas. Además, se recomienda beber mucha agua en los días previos a su realización.

Se trata de una técnica del todo segura y nada dolorosa que no tiene efectos secundarios. Es muy poco probable o casi imposible que se produzca una reacción en la piel, aunque si acudes a un establecimiento poco cualificado, las posibilidades de que ocasione una quemadura serán más altas. En general, no implicará problemas.

De todas formas, hay ciertas personas a las que no se les puede aplicar este método, como en el caso de mujeres embarazadas. Tampoco se recomienda en aquellos que tengan tatuajes o implantes como hilos, además de alguna que otra patología cutánea. Pero, la mayoría pueden hacer el tratamiento de forma totalmente segura.