Finito de Córdoba y Arancha del Sol al salir de la iglesia el día de su boda. /
Cuando Juan Serrano, Finito de Córdoba , conoció a la modelo-presentadora-actriz Arantxa del Sol ya era una estrella del toreo. Arantxa del Sol no se quedaba atrás, su carrera en la televisión la había convertido en uno de los rostros más populares de España. Juntos, tras un noviazgo largo y sólido, protagonizaron una de las bodas más bonitas (y toreras) de 2001.
Desde que tenía siete años de edad, Juan Serrano manifestó a su familia que quería ser torero y, en realidad, tenía pocas opciones de «escaparse» de ese destino. De hecho su propia madre, Carmen Pineda, se había criado en una dehesa de toros bravos en Córdoba.
Logró cumplir su sueño a los veinte años y tomó la alternativa de la mano de Paco Ojeda en Córdoba. El joven llamó la atención del público y los medios inmediatamente tanto por guapo como por talentoso.
Tras algunos patinazos mediáticos (como cuando afirmó en una entrevista en el Interviú que «aún no sabía lo que era estar con una mujer») Finito de Córdoba ingresó rápidamente en el selecto grupo de toreros «mudos», aquellos que hacían su trabajo y no daban de qué hablar contraviniendo la imagen de torero juerguista y mujeriego que tanto habían cultivado otros diestros, como El Cordobés o Luis Miguel Dominguín .
Por su parte, Finito de Córdoba prefirió que de su vida privada apenas se conocieran detalles, como que había comprado una casa a su madre en el campo cordobés y que había tenido una novia más o menos oficial.
La elegida era Mariam Camino, hija de torero y hermana de torero, y la relación entre ellos duró cinco largos años. Se habló incluso de boda otoñal en 1997, pero el torero tuvo que irse a cumplir con el servicio militar obligatorio y la relación se enfrió.
Tras la ruptura se le fotografió en Mallorca con Alejandra Prat y se habló de un idilio con una de las hijas de Paco de Lucía, pero el diestro dio la callada por respuesta a todos los rumores.
Arantxa del Sol, a pesar de vivir de photocall en photocall, ejercía el mismo don de la prudencia sentimental ante las cámaras. Le preguntaban insistentemente si tenía novio o sus opiniones sobre el matrimonio, pero no soltaba prensa.
Tan discreta era que habló sobre su único novio conocido, Álvaro Hachuel, en uno de los ¡Hola! de 1998 justo a tiempo para dejar la relación poco después y encontrarse con Finito de Córdoba en 1999 con el corazón libre.
Los curiosos se agolpaban en las calles para ver llegar el rolls en el que viajaba la novia. /
El encuentro torero-presentadora dejó imágenes en las playas de Tarifa para el recuerdo y la relación continuó por los mejores derroteros hasta culminar con una pedida de mano en México y una boda de campanillas que confirmaba que se podía pertenecer al mundo del «famoseo» y vivir una relación tan duradera como satisfactoria.
La fecha escogida para el enlace fue el lluvioso 20 de octubre de 2001. Apenas un par de días antes de la ceremonia el novio salía por la puerta grande de la plaza de toros de Jaén, un recordatorio más de que se avecinaba una boda muy «torera».
El lugar escogido para la ceremonia fue un templo con una gran carga sentimental para el novio y un poco menor para la novia: la iglesia de Santa Marina de Aguas Santas en el «barrio de los toreros» cordobés, la misma en la que afirman que fue bautizado Manolete.
Arantxa del Sol hubiera preferido hacer en su boda un homenaje a sus raíces asturianas y celebrar el enlace en Covadonga, pero entendió en aquel momento que pedir a sus 600 invitados que se desplazaran hasta el norte de España era injusto. Cedió, y no le fue mal, porque su exclusiva en la revista ¡Hola! no tenía desperdicio y el desfile de gaiteros por la alfombra roja desplegada ante el templo cordobés, tampoco.
Los novios, Arantxa del Sol y Finito de Córdoba, tuvieron que salir escoltados de la iglesia /
Aunque hizo esperar al novio una hora ante el altar, Arancha del Sol llegó espectacular a la iglesia a las seis de la tarde del brazo de su padre, Juan Luis Maciñeiras, y vestida con un blanquísimo vestido de novia con escote barco diseñado por Lorenzo Caprile.
Lo de llevar los hombros al aire no era algo tan común en aquel momento y respondía al expreso deseo de la novia: quería un diseño que fuera una total sorpresa para invitados. Seguramente todos se sorprendieron cuando la novia decidió horas después sustituir sus estilosas sandalias de tacón vertiginoso por unas cómodas zapatillas blancas.
Los curiosos que se acercaron a cotillear el vestido de novia y los estilismos de los invitados también aportaron su granito de arena por el bien de la fiesta vitoreando a todos a pesar de la lluvia, desmayándose ante las aglomeraciones y escogiendo a Paloma Cuevas como la más elegante (como no) y decorando la plaza de la iglesia poniendo mantones en los balcones.
El convite tras la ceremonia se celebró en otro edificio emblemático cordobés, el Palacio de Viana. Pero antes de reunirse con sus invitados para degustar los platos cordobeses y asturianos del menú, los novios decidieron dar otra muestra de «torería»: trasladarse en coche de caballos hasta el antiguo hospital de San Jacinto para ofrecer el ramo de la novia y un capote bordado a la virgen más taurina de todas, la de Los Dolores (la misma a la que rezaba Manolete). Por supuesto, también hubo coro rociero.
Vídeo. Luis Miguel Dominguín, la vida del torero más famoso de la época
De la fiesta posterior se supo, sobre todo, que no faltó nadie que tuviera un nombre en el mundo del toro. Allí estaba Canales Rivera, el Litri (que hizo doblete de celebraciones ese día porque también acudió al bautizo de los hijos de Cayetano Martínez de Irujo), el Juli, Miguel Abellán, Enrique Ponce y el hermano de la ex del novio, Rafa Camino.
La boda, el convite, la fiesta y las fotos de todo ello dejaron satisfechos a los fans del papel couché que votaron en 2001 a la boda de Finito de Córdoba y Arantxa del Sol como la mejor boda del año, superando incluso al enlace Blanca Romero y Cayetano Rivera. Olé.