En octubre de 2002, Carmen Ordóñez realizó una de sus míticas apariciones en televisión, de aquellas que inoculaban tensión, emoción, electricidad al previsible mundo rosa. Acudía precisamente a 'Salsa rosa' para desmentir el romance que le habían atribuido (con Jose Mari Manzanares, fallecido en octubre de 2014) en otro medio de comunicación. El nombre del interfecto era inédito. Aquello era toda una exclusiva .
Cualquiera que conozca un poco cómo funciona el engranaje televisivo de la información de corazón se pone en lo peor: la típica maniobra en la que uno lanza la carnaza allá y la aludida cobra la pieza acullá, previo pago. Un cheque de la época: con muchos ceros. A cambio de secretos, mentiras y tragedias .
En ese momento, Carmen Ordoñez transitaba por uno de los momentos más duros de su biografía. Había demandado en 1999 a su expareja, Ernesto Neyra, por malos tratos , pero la juez resolvió entonces que no daba el perfil de una mujer maltratada. La sentencia resulta incomprensible hoy.
Él se paseó por todas las televisiones para defender su inocencia y ella, dependiente para su sustento de exclusivas y entrevistas, hizo lo propio. No le sobraba el dinero cuando apareció indignada en 'Salsa rosa' a defender que no había mantenido ningún romance con el torero José Mari Manzanares, padre.
Que Carmina necesitaba dinero es evidente: poco después tuvo que ponerse a trabajar de colaboradora en un programa del corazón, que fue exactamente lo que le falló una mala noche de 2004 en la bañera.
Aun así, no podemos descartar que realmente se indignara de que su nombre se relacionara con Manzanares. Raro, pues sobre ella ya se había dicho de todo. Pero concedamos que, por algún motivo, la aparición de ese presunto romance oculto le revolvió las tripas. Quizá le tocaba demasiado cerca de casa.
«José Mari es un torero que ha estado muy vinculado a nosotros. A toda la familia», dijo Carmen en televisión. « Niego todo lo que se ha dicho. Quien lo ha dicho es un sinvergüenza, un 'desahogao' y yo, que no soy de querellarme con la gente, voy a hacerlo«.
«Niego que sea él mi amor imposible y no me preguntéis más, porque a todo voy a decir que no», aseguraba. Y añadió: « Jamás he sido infiel a ninguno de mis tres maridos mientras he estado casada. Después he hecho, hago y haré lo que me dé la gana».
Lo cierto es que José Mari Manzanares, en realidad, José María Dols Abellán, era un habitual en la casa de la familia de aquella Carmina ya diecisieteañera . Y que, quizá, ese romance secreto podía referirse a que aquel jovencísimo torero que acudía a entrenarse con su padre fue su primer amor platónico. Manzanares, de hecho, compartía cierto parecido físico con Antonio Ordóñez y apuntaba tanto carisma o más.
Con el paso de los años, Jose Mari Manzanares se haría famoso por encantador y mujeriego (o galán, como se decía entonces), además de cara habitual en las populares revistas del corazón. Desde 1977 estaba casado con Resurrección Samper 'Yeyes', con la que tuvo cuatro hijos: Ana María, Yeyes, Manuel y José María.
«Lo mismo de casada que de soltera yo lo he visto», explicó Carmen Ordóñez en su aparición en 'Salsa rosa'. «Ha venido a Sevilla en la Feria, le he visto; ha venido a Madrid a torear, le he visto; ha ido a entrenarse a la finca de mi padre, y le he visto. No me voy a poner una venda en los ojos».
Jose Marí Manzanares pertenecía al círculo íntimo de la familia Ordóñez como algunos otros toreros jóvenes que orbitaban alrededor del maestro. Quizá por eso, Antonio Ordóñez empujó a su hija Carmina a casarse muy joven, con 18 años, con otro prodigio de toreo: Francisco Rivera, Paquirri .
En solo seis años, Carmina Ordóñez cumplió con creces con lo que se esperaba de ella: se convirtió en la perfecta esposa, ama de casa y madre de dos niños. Pero la juventud interrumpida de 'la Divina' pasó factura al matrimonio, que se rompió en 1979. El divorcio fue sonadísimo.
Carmen Ordóñez siempre explicó que la razón de aquel divorcio y la posterior anulación matrimonial no tenía que ver con terceras personas, sino con su infelicidad. Sentía que era demasiado joven para meterse en casa, como había hecho su madre, para consagrarse al genio del toreo. Quería vivir la vida. Quería salir. Quería divertirse.
La versión alternativa a este relato marcado a fuego en las revistas de corazón involucra, precisamente, a José Mari Manzanares. Lo que aquel cronista de televisión contó como gran secreto revelado fue que el matrimonio entre Carmen y Paquirri se rompió por el 'affaire' de ella con José Mari Manzanares, acaso la consumación adulta de aquel flechazo platónico de juventud.
De haberse sabido entonces, habría costado un gran disgusto a todo el entorno familia de los Ordóñez y también al de los Manzanares. Aunque, en realidad, todos los dimes y diretes al respecto del misterioso gran amor secreto de Carmina Ordóñez fueron disparados por la misma Carmen, quien aseguraba en entrevistas varias que, efectivamente, solo había habido un hombre en su corazón, pero jamás daría su nombre.
El de Manzanares fue el que más sonó entonces, aunque también se especuló con el de otro torero: Espartaco. Para cerrar el círculo, parece que también hubo algo entre Manzanares y Lolita , gran amiga de Carmina y quien fue pareja de Paquirri y Antonio Arribas, al igual que la madre de Fran y Cayetano Rivera, y Julián Contreras.
20 de enero-18 de febrero
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