Carmen Martínez-Bordiú ya no es duquesa de Franco: cómo una mujer que pudo reinar termina fuera de España, sin títulos y escondida de todos

El nuevo capítulo de la vida de Carmen Martínez-Bordiú (71 años) no es, seguramente, ni parecido a lo que la nietísima de Francisco Franco Bahamonde soñó cuando aún vivía el dictador. En su consentida juventud y hasta bien entrados los años 90, la hija de los marqueses de Villaverde disfrutó de un brillo social y una relevancia pública extraordinaria. Su influencia era poderosa. ¿Cómo ha terminado perdiendo hasta su título de duquesa?

Este es el último golpe que el destino ha deparado a la familia Franco, sometida en las últimas semanas a una exposición pública negativa que no habrá caído nada bien en el entorno de Carmen Martínez-Bordiú. Recordemos: Juan José Franco y de Suelves , bisnieto del dictador, ha sido imputado por un delito contra la flora y la fauna (caza furtiva) y otro de falsedad documental.

Tanto su padre, Francisco Franco Martínez-Bordiú (Francis), como su tía, Carmen Martínez-Bordiú han sido despojados de los títulos que concedió el rey Juan Carlos en la Transición para agradecer sus servicios a la familia Franco. En 1978 creó el ducado de Franco para Carmen Polo, viuda del dictador, por sus «excepcionales circunstancias y merecimientos». Esta murió en 2017 y, en 2019, el ducado pasó a Carmen.

Ya no heredará su título con grandeza de España Luis Alfonso de Borbón, que desaparece por tanto de la nómina de herederos de la aristocracia. Tampoco heredarán el señorío de Meirás los hijos de Francis Martínez-Bordiú, Francisco Franco y Suelves y Juan José Franco y Suelves. Sí sigue en su poder y heredará su primogénito, Francisco, el título de marqués de Villaverde que Francis heredó de su padre y que fue creado el 1 de abril de 1670 por el rey Carlos II.

Casualmente, todos van a verse en la boda de Juan Jose Franco y Suelves con Khali El Assir, hija del magnate libanés (y traficante de armas) Abdul Rahman El Assir, que se celebrará en Abu Dabi. Esa boda supone una especie de cónclave de personalidades abocadas a un exilio literal o simbólico que tuvieron mucho poder hasta hace unas pocas décadas.

Carmen Martínez-Bordiú, hasta hoy duquesa de Franco, era una mujer adorada por su abuelo y, por extensión, en todo el país. Hasta fue postulada como una posible reina de España. Recordemos que Carmen Martínez-Bordiú se casó con Alfonso de Borbón y Dampierre, uno de los dos candidatos a ocupar el futuro trono Borbón por designación del dictador.

Ahora, sin embargo, pierde ducado y la grandeza de España por la entrada en vigor de la nueva ley de Memoria Democrática, que arrebata sus títulos a 33 miembros de la aristocracia española, entre marquesados, ducados, condados y señoríos. Significativamente, el rey Felipe VI no ha concedido ningún título desde su coronación como nuevo rey.

Carmen Martínez-Bordiú fue la nieta de Franco que mejor supo entender la España que nacía después de la Transición. Pasó de ser 'la princesa del régimen' a una figura central de la crónica social, borrando las huellas de su vinculación con la dictadura con una imagen de mujer liberada y apasionada. Junto a Isabel Preysler y Carmen Ordóñez formó el tridente de oro de la prensa rosa en los 80 y 90.

Imposible relacionar a Carmen Martínez-Bordiú con la rígida consideración de la familia de sus abuelos Carmen Polo y Francisco Franco o incluso de sus padres, los marqueses de Villaverde. Carmen se divorció tres veces, de Alfonso de Borbón, Jean Marie Rossi (un anticuario francés, padre de su hija Cynthia) y José Campos (empresario y por entonces directivo del Racing de Santander) y tuvo múltiples amantes que jamás escondió.

Su biografía no solo narra fiestas, lujo y romance. Las trágicas muertes en sendos accidentes de su primer esposo y su hijo Francisco, cuando tenía solo 11 años, también contribuyeron a que la ex duquesa de Franco se labrara su propia imagen, una muy particular, ante la opinión pública. De hecho, escasas veces se ha pronunciado sobre la herencia familiar. Ni tan siquiera al respecto de la reciente pérdida del pazo de Meirás, residencia estival de la familia Franco que en 2008 pasó a ser de propiedad pública.

Desde 2019, Carmen Martínez-Bordiú vive en Sintra (Portugal), alejada del mundanal ruido y prácticamente olvidada como una vieja gloria de la crónica rosa. Como una Greta Garbo contemporánea apenas se deja ver, aunque acude a reuniones escogidas, como el 80 cumpleaños de la princesa Ira Von Fürstenberg que se celebró el pasado cccc en el palacio de Liria. No le acompañaba su último amor, el surfero neozelandés treinta años más joven Tim McKeague, pero llevó el escote más vertiginoso de la velada.