UN PARTIDAZO

Por qué Fernando Verdasco es el yerno favorito de Isabel Preysler: cómo enamoró a Ana Boyer y se ganó el afecto de su suegra

El tenista Fernando Verdasco lleva más de una década de relación con Ana Boyer. Y lo mejor de todo, es que se ha ganado a su suegra, Isabel Preysler, como bien le ha contado a Bertín Osborne en su encuentro televisivo.

Fernando Verdasco, junto a su mujer Ana Boyer y su suegra Isabel Preysler. / gtres

Javier Díaz de Lezana
Javier Díaz de Lezana

«Isabel (Preysler) nos tiene a cuerpo de rey». Fernando Verdasco lo tiene claro: como en casa (la de Isabel), en ninguna parte. Así se lo ha contado a Bertín Osborne en su programa Mi casa es la tuya. Aunque el tenista y su mujer, Ana Boyer , lleven un tiempo residiendo en Qatar, donde se mudaron en 2016 con sus dos hijos, cuando están en España se quedan en la famosa residencia de Puerta del Hierro, donde se ha grabado la entrevista de Mediaset.

Y eso ya dice mucho de la relación de la Preysler con su yerno: que la reina del corazón haya abierto las puertas de su templo para que Bertín pueda charlar largo y tendido con el tenista dice mucho de la estrecha relación entre ellos. Claro que también es cierto que esa casa ya se abrió para que Tamara Falcó grabara su docurreality La marquesa y que se volverá a mostrar en el programa que Isabel acaba de firmar con Disney+ . Villa Meona, puertas abiertas.

«Es increíble. Siempre nos hemos llevado genial», dice Verdasco (refiriéndose a asu suegra) en su charla con el cantante jerezano reconvertido en presentador. A esa misma conversació se une en un momento dado Ana Boyer que puntualiza sobre su madre: «Como es muy perfeccionista es muy crítica con que todo esté perfecto y como a ella le gusta», explica. Verdasco aprovecha el saque de su mujer para subir a la red (usando la terminología del tenis) y dejar un pirotpo que vale un partido para su esposa: «Así ha salido la hija», dice entre bromas.

Isabel Preysler, junto a su hija Ana Boyer, y su yerno, Fernando Verdasco, en la fiesta de cumpleaños de Tamara Falcó. / gtres

Los haagos y buenas palabras de Verdasco para su suegra no son nuevos. Tampoco lo son los que, ya en su día, la propia Isabel tuvo para su yerno (aunque por aquel entonces aún no lo fuera, solo apuntaba maneras). Echamos la vista atras, hasta diciembre de 2013, unos días antes de que el clan celebrara su cena navideña en la que, aquel año, para comprobar que Isabel colocó un plato más para un nuevo comensal: Verdasco.

El tenista andaba de noviazgo con la hija pequeña de la anfitriona y las cosas parecían ir viento en popa (el tiempo ha dado la razón a esta pareja que ya lleva más de una década junta). Preysler acudió en aquella noche prenavideña a un gran acto que Porcelanosa celebraba en Barcelona. Asistió con su otra hija (y heredera de su legado con la firma de azulejos), Tamara Falcó, y al ser preguntada por los periodistas sobre Verdasco, Isabel contestaba: « Es encantador, educadísimo, disciplinado, trabajador... Es estupendo».

Cómo se conocieron Ana Boyer y Fernando Verdasco y cómo se forjó su amor

Queda algo más de un mes para la boda de Tamara Falcó , algo que Ana Boyer ya deja claro en su charla con Bertín Osborne que va a ocurrir sí o sí, y que se alegra mucho de ello. La suya con el tenista tuvo lugar en 2017 y fue un acontecimiento íntimo y transoceánico al mismo tiempo: la ceremonia tuvo lugar en el Caribe y solo asistieron 70 personas.

La isla de Mustique (un islote privado) se convirtió en escenario de una boda exclusiva celebrada en un pequeño templo de bambú, mimbre y madera. Julio José Iglesias fue el encargado de llevar a la novia al altar ante la atenta y emocionada mirada de la propia Preysler, Chábeli Iglesias (con su marido e hijos), Álvaro Castillejo (sobrino de Isabel) y Charisse Verhaert (pareja entonces de Julio José). Tampoco se perdió el bodón Mario Vargas Llosa que aún era pareja sentimental de Preysler. El único que causó baja fue Enrique Iglesias.

Se casarin en 2017, después de cuatro años de noviazgo. Desde entonces Ana Boyer y Fernando Verdasco se han vuelto inseparables. / gtres

Antes de que Ana Boyer se calzara su impresionante vestido de encaje de Hervé Moreau (Pronovias) llevaba varios años de noviazgo con Verdasco. Según la historia oficial, la pareja se conoció, precisamente, en un concierto del mayor del clan (el gran ausente en el enlace). Fue en 2012, les presentaron, se cayeron bien, pero cada cual siguió con su vida. En otoño de 2013, esa amistad se convirtió en algo más y comenzaron una relación que se oficializó cuatro años después.

Desde entonces la pareja ha aumentado la familia, se ha mudado y se ha hecho inseparable. Desde que en 2016 fijaran su residencia en Doha su vida en el país catarí ha quedado inmortalizada en las redes sociales de ambos en las que aparecen en fotografías posando juntos, felices y con sus hijos, Miguel y Mateo.

La vida de Verdasco y Boyer entre Doha y Puerta del Hierro (Madrid)

Convertido en un  entusiasta embajador de la monarquía del emir Tamim bin Hamad al Zani, Verdasco y su mujer pasean por sus lugares favoritos: «Me encanta venir a Doha. Es como una segunda casa para mí. Cada año que vengo, estoy muy feliz porque tengo grandes momentos aquí. Tengo una casa aquí y aunque estoy durante todo el año viajando por medio mundo, siempre que tengo hueco, intento venir para desconectar», manifestaba el jugador hace un tiempo.

Si Doha es la segunda, entendemos que la de Presyler podría ser la primera, aunque no sea suya y ni siquiera vivan de continuo. Sí lo hicieron durante el periodo de pandemia, aquel coronavirus que casi hemos olvidado y que nos obligó a encerrarnos durante meses. Verdasco y Boyer se atrincheraron en casa de Isabel, antes de regresar, en febrero de 2021 a su hogar a catarí.

A sus 39 años, después de más de dos décadas en competición, este puede ser el último año del madrileño en los circuitos: «Lo tengo asimilado y si es mi último año no pasa nada», ha declarado en una entrevista para el periódico deportivo Marca en la que hace balance de su carrera y resta dramatismo a su posible jubilación. Y de nuevo pone de relieve su lado más familiar: «Cuando Miguel, mi hijo mayor, tenga que ir al colegio obligatoriamente, no me veo jugando 30 challengers ni recorriéndome el mundo. No me veo jugando sin ver a mis hijos, es algo que no tendría sentido para mí».

Ya lo decía Isabel: «Encantador, educadísimo, disciplinado, trabajador…». Si a eso le añadimos que es buen marido y mejor padre, no nos extraña que Preysler esté encantada con su yerno. El tiempo dirá lo que ocurre con Onieva.

20 de enero-18 de febrero

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