DEL PRÍNCIPE NO SE SABE NADA

En defensa de Genoveva Casanova: de qué se le acusa, por qué huye y a quién le molesta la vida privada de una magnífica señora de 47 años

Las críticas veladas o a pleno pulmón sobre Genoveva Casanova no pueden resonar en el callar de las temerosas o el silencio de las prudentes. ¿O acaso tenemos claro de qué se le acusa y por qué ha tenido que huir a toda prisa de España?

Genoveva Casanova, en una expsoción de fotografía. / dgetty images

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Pocos días después de la publicación de las fotos del paseo madrileño de Genoveva Casanova con el príncipe Federico de Dinamarca, futuro rey de los daneses junto a Mary Donaldson, el ruido contra la rubia 'socialite' continúa. Aunque ella ha descolgado el teléfono y ha huido, dicen que a Londres, los comentarios sobre la entrañable amistad con el hijo de la reina Margarita continúa. Muchas veces, y sobre todo,en televisión, para mal.

Sobre Genoveva Casanova se ha dicho en los últimos días de todo. Que si ella misma filtró las fotos o avisó a los fotógrafos para que la inmortalizaran. Que le interesaba figurar como amante de un futuro rey. Que frecuenta cacerías y fiestas de la alta sociedad para relacionarse con hombres de 'alto standing'. Que no se sabe de qué trabaja y cómo puede permitirse el tren de vida que lleva. Que no se entiende cómo una mujer sin credenciales aristocráticos, más allá de su matrimonio con Cayetano Martínez de Irujo, puede alternar con los 'royal'.

Se enumeran, ahora, sus relaciones sentimentales y se califica su vida amorosa de «agitada», aunque solo se ha casado en una ocasión (con el duque de Arjona Cayetano tuvo a sus mellizos, Amina y Luis) y se le conocen escasos novios. Solo su ex marido ha salido públicamente a defenderla y a decir que está «incondicionalmente de su lado». Sí se sabe que Casanova lo está pasando mal. Dicen que porque su discreta vida en los círculos más elitistas a ambos lados del Atlántico queda comprometida. Parece más lógico imaginar que piensa en sus hijos, ya veinteañeros.

Por qué cala el imaginario de la mujer aprovechada

Ninguna amiga de Genoveva Casanova la ha defendido públicamente, como si la lluvia fina de insinuaciones que abrevan en el imaginario de la mujer frívola y aprovechada no calara. Callan, de momento, Patricia Cerezo, Nuria Roca, Margarita Vargas, Jaydy Michel, Monica Alguacil o Lydia Bosch, quizá por indicación de la misma Casanova. Sí aparecen en titulares opiniones anónimas, como «Genoveva es disfrutona y tiene mucho gancho con los hombres».

Lo que pende en el ambiente, a falta de una versión de los hechos corroborada por alguno de los supuestos amantes, es la estereotípica narrativa de la mujer sin moral que no tiene problemas en romper parejas, matrimonios, familias. Se sabe que el cerebro humano tiende a 'rellenar' los huecos de sentido con los lugares comunes más a mano y, ante unas fotos como las de Casanova y Federico de Dinamarca , lo más obvio es eso: que ella es la mala y él, el incauto. Ni un algoritmo lo interpretaría peor. Peor para nosotras.

Mary Donaldson y el príncipe Federico, en una cena de gala en Copenhague. / D.R.

En realidad, lo único cierto en todo este asunto es que Federico de Dinamarca arrastra fama de mujeriego y fiestero desde joven. En 2008 fue pillado besándose con una morena en un club. En 2011, ya padre de cuatro hijos, fue visto bailando con una rubia en una discoteca. En 2017, se publicó que pagó 7.000 euros a una mujer para que silenciara su infidelidad. Bien visto, tampoco sabemos qué tipo de arreglo matrimonial pueden tener ahora mismo Mary Donaldson y el príncipe danés. Al fin y al cabo, llevan más de 20 años casados.

Genoveva Casanova ha trabajado puntualmente como modelo, aunque siempre ha reconocido que lo que más le interesa es la filosofía y el arte. / D.R.

En todo caso, no sería Genoveva Casanova la responsable de ningún daño personal ni institucional a la Corona danesa, pues nadie obligó al príncipe a viajar, pasear y cenar por Madrid, en compañía de otra señora que no era la suya. Parece increíble que, en pleno siglo XXI, aún podamos pedir cuentas sobre su vida íntima a una mujer de casi 50 años y sin compromiso a la vista. Peor aún: ensuciar automáticamente cualquier relación puntual con la sospecha de un interés más allá de lo puramente placentero. Como si una buena cita, una gran noche, no fuera suficiente.

La motivación económica supone un argumento nocivo

Existe en esta narrativa de la mujer interesada y cazafortunas cierta resistencia a conceder a las mujeres el derecho al placer por el placer. De hecho, parece molestar muchísimo que una mujer adulta, soltera y rica como Genoveva Casanova tenga una vida social e íntima activa. Tanto, que la reacción más primaria entre las voces más viejas de la crónica social es achacar a sus citas una motivación económica. Por decirlo con un eufemismo.

Alguna publicación ya avanza que existe miedo en el círculo íntimo de Genoveva Casanova ante una posible campaña de desprestigio desde Dinamarca, donde la Corona querría proteger la honorabilidad del futuro rey desesperadamente. Si ocurriera, el descrédito para la monarquía que con tanto acierto conduce la reina Margarita sería total. Debemos rechazar las narrativas que niegan el deseo de las mujeres y lo sustituyen por interés de cualquier otro tipo. No es que sean de otro siglo. Es que no pertenecen a nuestro mundo.