Goya Toledo está en un gran momento profesional. CORTESÍA

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Goya Toledo: «Hay que vivir cada momento de tu vida con la experiencia que te ha tocado»

Palacio Estilistas, la opera prima de Moisés Martín, llega a los cines con Goya Toledo en un papel cargado de registros

Juanra López

Tres nominaciones a los Goya y casi 50 títulos entre cine y televisión acreditan sobradamente la trayectoria de Goya Toledo , a quien hemos visto en celebrados títulos como Amores Perros, Marsella o la serie Veneno. Acaba de llegar a la cartelera su último trabajo, Palacio estilistas, opera primera de Moisés Martín, en la que comparte reparto, entre otros, con Pastora Vega, Lolita Flores y Carlos Hipólito .

Desde sus primeros pasos como modelo, a estudiante de la prestigiosa escuela de Cristina Rota, la actriz canaria se abre camino también como diseñadora y reclamo publicitario. Casada desde 2005 con Craig Ross, guitarrista que habitualmente trabaja con Lenny Kravitz, ha conseguido un perfecto equilibrio entre su imagen pública y su privacidad y entre sus nuevos proyectos destaca la escritura.

En Palacio Estilistas te vemos en un registro cómico, aunque el público está más habituado a verte en clave dramática.

Sí, ya había hecho alguna comedia antes, pero es otra manera de trabajar. En Palacio Estilistas se dan los dos ingredientes, el drama y la comedia -dice, a propósito de la película, en la que también intervienen Álex Peral y Ramón Blas, entre otros..

¿Qué te atrajo del guion cuando te lo ofrecieron?

Sobre todo trabajar con Moisés y el personaje de Juana, que tenía un arco muy definido. Además, tenía un poso de algo que se negaba a sí misma, hasta que vio que tenía que solucionar un tema personal muy profesional. Una circunstancia muy límite en su vida le hace ir más allá de lo que había ido hasta ese momento.

Tu personaje es el de una guionista que no ha podido cumplir sus metas, pero no es tu caso, tú sí has podido cumplir tus sueños.

Sí y aún quedan muchos por cumplir. Ella es guionista, directora y peluquera. Se apasiona por todo lo que hace. El cine y la escritura los ha tenido que dejar a un lado, pero todo lo que vive y ve a través de sus ojos es pensando en una escena o cómo rodarlo.

¿Tú también vives un poco con deformación profesional?

Un poco. A veces voy por la calle y me pongo a escuchar cosas y me planteo cómo serán sus vidas. No en plan de criticarlo o compartirlo, sino en pensar qué poco sabemos los unos de los otros. Como decimos en Arte Dramático, cuando creas un personaje, existe la persona pública, que es la que se muestra, luego, la necesidad que tiene, que es lo que realmente le duele y no saca. Después, llega el momento en el que esa persona pública y esa necesidad chocan y hacen determinadas cosas, desde matar, beber… Sale la parte mala de la persona a flote.

La actriz Goya Toledo en su última película, 'Palacio estilistas'. / Cortesía

Carmen Maura me decía en una entrevista que la mejor herramienta que tenía, por ejemplo, para fijar los movimientos de los personajes, era la observación…

Claro, es que no hay otra manera. A mí eso me ayuda un montón. Se dice mucho que la realidad supera la ficción. Es verdad que hay personajes que si los trasladáramos a una película no resultarían creíbles y son reales.

La película parte de la premisa de que las peluquerías son un poco como confesionarios, un lugar propicio para las confidencias. ¿A ti te ocurre lo mismo?

No me suele pasar. Depende de quién sea, si es tu amigo, por ejemplo… Es verdad que la gente también va para verse mejor. Eso hace que tengas más unión con el otro. Yo, en mi caso, voy, me hago tres cosas y me marcho.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con Lolita Flores y Pastora Vega?

Una maravilla porque es gente súper profesional, aman su trabajo y da igual el tiempo que pase que siguen al pie del cañón -dice en alusión a la ganadora de un Goya por Rencor y la nominada por Demasiado corazón .

Empezaste tu carrera como modelo y en los últimos años te has enfocado hacia el mundo de la moda y también de la publicidad. Por suerte, en lo que respecta a las mujeres se está rompiendo techos de cristal con la edad y a quién se dirigen las campañas.

Depende del producto y el enfoque. No puedes vender una crema para una mujer de 60 años con una modelo de 15. Tenemos que ser más conscientes. No podemos volver a los 20. Ni los que tienen 20 ahora podrán volver cuando tengan 60. No nos volvamos locos. Hay que vivir cada momento de nuestras vidas con la experiencia que tenemos. Aprovechar la experiencia para fomentar que el que viene detrás no se vuelva loco, que viva la vida. Si no, estaríamos yendo a contracorriente y tenemos que cuidarnos a nivel mental y físico. Es importante saber quién eres , identificarte. Eso me pasa con las redes sociales. Todo el mundo tiene que hacer lo mismo. ¿Por qué? Si tú eres diferente por qué tienes que hacer lo que hace el otro. A mí me gusta mucho el Ser, el individuo, y eso es lo que cuentan las películas, los personajes.

La presión de la maternidad

Echemos un vistazo a tu yo del pasado, cuando tenías precisamente 20 años. ¿Qué aprendizaje sacaste de esa etapa?

El otro día escuchaba a una chica de unos treinta y tantos años decir que cuando tuviera setenta haría lo que fuera… ¡No lo sabemos! Hay que vivir las cosas para saber cómo son. Yo también tenía una mentalidad distinta a la que tengo ahora en esa época. La experiencia de la vida te va dando conocimiento. En esa época tenía sueños que he hecho realidad, muchas pasiones que sigo manteniendo y las nutro para no perderlas. Mi profesión es vocacional, eso sí lo tengo intacto.

A veces se nos trata de meter en un estereotipo y se supone que tenemos que pasar todos por las mismas etapas… Por ejemplo, a las mujeres se les presiona mucho con la maternidad.

Cada persona tiene su historia. Muchas veces se hacen preguntas a la ligera y no se sabe lo que hay detrás. Los prototipos nunca me han ido. Hago lo que me da la felicidad. En concreto esa pregunta que tanto se hace a las mujeres hay que tener mucho cuidado, porque no sabes lo que hay detrás: no ha sido, no has querido… Es una cuestión delicada.

Dos de tus proyectos más recientes tienen una persona en común, la periodista y escritora Valeria Vegas. En Veneno interpretas a su madre y también estás en su reciente estreno, Vestidas de azul.

Me encantó, porque cuando me lo ofrecieron Los Javis me metí de lleno en su mundo, porque al final cada uno hace su vida y no sabemos lo que pasa en la vida de los demás. Esta es una de las cosas bonitas de ser actriz, que te metes en otros mundos y conoces otras cosas. Me impresionaron mucho todas las historias. Hablaba mucho con Valeria Vegas y me parecía maravilloso que tuviera una madre tan abierta, que veía a la persona que tenía enfrente, que no le importaba lo que dijeran los demás, que la apoyara y la quisiera conocer.

Un momento del rodaje de 'Palacio Estilistas'. / CORTESÍA

En la serie hace de Valeria la actriz Lola Rodríguez, quien hasta que realizó la transición sus padres le permitían vestirse de chica en casa e ir de chico en el colegio para poder hacer más fácil ese proceso.

Los conocí también y tienen una relación fabulosa. Con Lola tuve escenas preciosas, en las que nos metimos muy a piel. Luego me han pasado cosas preciosas, porque venían y me decían que ojalá sus madres vieran la serie y les entendieran y fueran como mi personaje. Eso me sacaba las lágrimas. Estaba interpretando un personaje que ponía sobre la mesa las necesidades de muchas personas. Tener unos padres que te apoyen como ser humano es fundamental.

Estos trabajos llegaron cuando se estaba tramitando la Ley Trans, por lo que prepararlos entiendo que te ha acercado mucho más a esta realidad.

Claro, estamos todos en el mismo mundo. En Palacio Estilistas se ve también que los personajes son de tierra, porque para mí son personas que ven lo que ocurre en el mundo y lo viven. No son de ese tipo de gente que se ponen trabas. Cada uno tiene derecho a ser como quiere ser. ¿Quién me va a venir a mí a decirme cómo tengo que ser o quién me tiene que gustar o cómo me tengo que vestir?

Han pasado 25 años de la película Mararía, por la que estuviste nominada al Goya por primera vez, lo has estado en tres ocasiones. También queda ya un poco lejos cuando empezabas a estudiar en Cristina Rota. Aunque no me gusta mucho la palabra «balance», vamos a hacer una excepción…

Lo que me queda de esa época es que ya me gustaban las buenas historias. Cuando estudiaba Arte Dramático con Cristina me sumergía en la escuela. No digo que sea bueno, pero es que hacíamos a Tennessee Williams, a Ibsen… La rosa tatuada es un personaje que ojalá pueda hacer algún día, porque fue uno de los trabajos que más me llegó en la escuela. Me sigue pasando lo mismo, esperando las buenas historias, los buenos personajes, que me lleguen para dar de mí, para creérmelo y vivirlo. Hay personajes que te acuestas y te levantas con ellos. No es que te los lleves a casa, es que no te sueltan.

La intensidad de algunos personajes

Sí que he leído, que cuando un personaje llega a esa tesitura intentas poner un límite para desconectar.

Tienes que transitar por sitios que a veces te dejan tocada. Es bueno cortar, pero no siempre se puede. En algunas escenas de Palacio Estilistas me pasó porque te tienes que meter en un proceso o en un sitio que los actores utilizamos para poder dar la mayor verdad posible y ese día te vas muy tocada a casa.

¿En qué momento vital te encuentras?

Me encuentro con muchos sueños por realizar, con mucha ilusión por ciertas cosas y hago también bueno… Cuando eres joven y quieres ciertas cosas y no las consigues, te frustras. Cuando tienes una edad, te frustras, pero sabes que es un proceso para conseguir lo que quieres o parte de lo que quieres o al menos intentarlo. Estoy en un momento de mucho movimiento y de mucha felicidad. Que me quede como estoy.

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