Un imperio venido a menos
Un imperio venido a menos
Ha sido la noticia que ha marcado la semana: la muerte de Maria Teresa Campos golpeaba tristemente la actualidad informativa. La comunicadora fallecía en la capital madrileña a los 82 años después de que fuera hospitalizada de urgencia el pasado domingo. La figura de la malagueña fue mucho más allá de su carrera radiofónica y televisiva y convirtió su nombre en algo tan universal que por el tanatorio de La Paz, además de compañeros y amigos, pasaron a dar su último adiós figuras políticas como Isabel Díaz Ayuso o Pedro Sánchez.
No fueron los únicos, a ellos se sumaron otras personalidades como Raphael, Irene Montero, Susanna Griso o Alberto Núñez Feijóo . Incluso los reyes Felipe y Letizia enviaron su pésame a la familia expresando su gran labor en los medios de comunicación: «Con nuestro reconocimiento a su brillante trayectoria, que la convirtió en pionera y referente de la radio y la televisión de nuestro país, os enviamos un fuerte abrazo y nuestro mejor recuerdo», decía el comunicado.
La trayectoria de Maria Teresa Campos no solo fue brillante, como explicaba el comunicado de los monarcas, también fue muy larga y llegó a generar enormes beneficios para la presentadora. Su paso de la cadena pública a Telecinco en 1996 le supuso un ingreso de 500 millones de pesetas por 200 programas, según se recogió en la prensa de la época.
La cifra fue tan escandalosa que Mikel Lejarza, director de producción interna de la cadena privada, tuvo que dar explicaciones: «Esta cifra se sitúa en el umbral del costo total del espacio, en el que se incluye a todo el equipo, el decorado, y el montaje. Sin duda, se trata de una inversión rentable para el canal», dijo. Por su parte, María Teresa también dio su versión del asunto: «El dinero claro que me interesa, pero este nuevo programa supone para mí un reto profesional».
Su paso por los canales privados (primero la cadena de Paolo Vasile, después Antena 3, y vuelta a Telecinco) dio inicio a un momento álgido en sus finanzas. Coronada ya como reina de la mañana, su aparición en programas especiales podía llegar a reportarle 30.000 euros. Así lo reflejaba un artículo de 'Expansión' que hablaba también de los contratos de la malagueña con Antena 3 por tres millones anuales.
Aquellos eran años de ganancias. Estamos en los primeros años del nuevo siglo. El arranque de los dos miles, la bonanza económica en las cuentas de la Campos antes del fatídico (para la economía mundial) 2008 la llevó a invertir en inmuebles, llegando a tener hasta cuatro viviendas: dos en Madrid y otras dos en Málaga. La que adquirió en Molino de la Hoz (Las Rozas) fue durante años su gran buque insignia aunque acabaría convirtiéndose en su gran pesadilla.
Con más de 2.000 metros cuadrados, doce dormitorios, quince baños, gimnasio, piscina y hasta cine, fue, entre otras cosas, escenario del célebre docu-reality Las Campos. Vivió en ella durante más de tres lustros, pero cuando llegó el momento de deshacerse de la mansión, la operación inmobiliaria fue un quebradero de cabeza.
Siete años tardó en vender un inmueble cuyo mantenimiento chupaba diez mil euros mensuales de unas cuentas que iban mermando. No fue hasta 2021 que la presentadora consiguió deshacerse de este auténtico colador financiero, y cuando lo hizo, de los cuatro millones que se pedían por él en el momento de colgar el cartel de 'Se vende', finalmente se quedaron en dos y medio.
La venta de este auténtico palacete fue solo la punta del iceberg de una operación que venía desde atrás: antes Campos ya se había deshecho de sus otros inmuebles. En 2017, la televisiva vendía el ático que tenía en la localidad madrileña de Pozuelo (por 1,3 millones de euros), y en 2020 una vivienda que tenía en el centro de Málaga, cerca de del Museo Carmen Thyssen.
De esta manera, de un vasto patrimonio que llegó a acumular, finalmente quedó una única propiedad a su nombre: una casa de cerca de 200 metros cuadrados en Pedregalejo, un antiguo barrio de pescadores del distrito este de la ciudad de Málaga. Mientras se deshacía de los inmuebles, la presentadora fue cambiando su lugar de residencia hasta terminar en un dúplex de Aravaca cerca de la residencia de su hija Terelu.
Ya lo dijo ella misma cuando pasó por el programa de Broncano 'La resistencia': « Yo no sé de negocios e invertí todo el dinero en mi casa». Y no le faltaba razón a juzgar por las cuentas de las dos empresas que la periodista administró en el pasado dedicadas a la producción televisiva: Teteco y Producciones Lucam. Según publica Vanitatis, la primera ha desaparecido y la segunda, aunque sigue en activo, ha cerrado el año en números rojos. La empresa declara activos por valor de 2.800.000 euros y tiene en el banco algo más de 260 mil euros.