María Jiménez con su gran y escandaloso amor, Pepe Sancho. /
La grandísima María Jiménez acaba de morir en Sevilla a los 73 años y después de estar en los escenario durante más de 50 años. Su biografía es tremenda, tan dramática como apasionado fue su estilo al cantar. María Jiménez se derramaba en los escenarios como vivía: con intensidad. Y quiso aprovechar su fama para contar en las revistas sus avatares biográficos, su felicidad y su drama, de ahí que sepamos bastante de su vida.
Desafortunadamente, a sus hipotéticas memorias no les falta de nada: enfermedades graves, malos tratos, pobreza , trabajo infantil... Sin embargo, la gran tragedia en la vida de Jiménez fue el fallecimiento de su hija Rocío, cuando solo tenía 16 años.
Cualquier muerte a destiempo es un dolor, pero el de una madre que pierde a su hija es capaz de hacer enmudecer de por vida. María Jiménez estuvo años sin hablar de su hija Rocío por este motivo. «Cada día me acuerdo de ella, el dolor sigue... La herida se va cerrando pero el dolor no. Solo vas colocando el dolor en un sitio para que te deje vivir y caminar», admitió en una de sus últimas entrevistas en televisión.
María Jiménez nació en Triana, el 3 de febrero de 1950, en un barrio humilde en el que reinaba el hambre y la pobreza. Dicen que su abuelo paterno se jugó a su mujer en una partida de cartas y la perdió, cosa que marcó a la familia, de ascendencia calé. Vivían en una casa de una sola habitación. «El baño estaba en un pasillo, para todos los vecinos», ha contado la cantante.
Siendo tan solo una niña empezó a trabajar de criada y se trasladó a Barcelona para conseguir ganar algo de dinero «Me levantaba a las seis de la mañana y me acostaba a medianoche, siempre fregando, planchando y haciendo las comidas a los señores».
Un día, paseando por Las Ramblas, María Jiménez descubrió una taberna flamenca, Villa Rosa. Se presentó al propietario, improvisó unas canciones y la contrataron por 200 pesetas diarias. María cuenta que se dijo: «Ya no soy chacha, ahora soy artista». Allí estuvo un año hasta que, en 1967, volvió a Sevilla y empezó a trabajar en el tablao Los Gallos. Con los 17 ya triunfaba en los escenarios.
El embarazo llegó antes de que cumpliera los 18. No se lo anunció un médico, sino su gran amiga Lola Flores. Solo estaba de tres meses, pero a la Faraona no le falló su ojo clínico. «Cuando me vio me dijo: 'Tú estás preñada'», recordó la cantante en el programa de Bertín Osborne. María Jiménez dudó si tener aquel bebé, incluso llegó a acudir a una clínica para abortar. Ya en la camilla del médico «sintió algo», según ha desvelado ella misma, y decidió irse y seguir adelante con el embarazo.
El padre, del que no se ha hecho nunca público su nombre, se desentendió del bebé y María asumió todas las responsabilidades. Dicen que era un ganadero de una familia muy conocida. Nunca se arrepintió de esa decisión, pero ser madre soltera en aquella época no fue fácil. Muchas de sus amistades se alejaron de ella. Otros solo iban a verla para tener un cotilleo que contar.
El 7 de enero de 1968 dio a luz una niña, Rocío, a la que sí contó quién era su padre. Tenían una conexión muy especial, y juntas se enfrentaron al mundo y a todos los comentarios con los que la juzgaban. El nacimiento de Rocío no le supuso ningún inconveniente.: «No me cambió nada«, admitió en su momento la cantante. «Salía todos los días a trabajar: ganaba dinero, mantenía a mi familia, a mi hija, me mantenía yo».
, Su propio padre hizo de padre de su hija hasta que, en 1978, María Jiménez se casó con el actor Pepe Sancho, que le dio sus apellidos a Rocío. Cuando esta falleció, la pareja ya se había separado (luego volvieron y se casaron tres veces por distintos ritos y para las revistas). De hecho, Pepe había acompañado a Rocío a la estación de tren, para que volviera a su colegio en Málaga tras las vacaciones de Navidad. Por algún motivo, la joven decidió no utilizar los billetes.
María Jiménez en una de sus reinvenciones artísticas. /
En los periódicos se leyó lo siguiente: «Cinco muertos y tres heridos graves es el resultado de un espectacular accidente ocurrido en la madrugada de ayer a la altura del kilómetro 115 de la carretera nacional IV, Madrid-Cádiz, en el término municipal de Madridejos (Toledo), en el que resultó muerta María del Rocío Asunción Jiménez, de 16 años, hija de la cantante María Jiménez.
María del Rocío estudiaba en un colegio de Málaga y, al parecer, su madre adquirió un billete para que regresara en tren, desde Madrid, al terminar las vacaciones; pero la joven, sin advertir a su familia, optó por trasladarse en coche con dos amigos».
Años después, María confesó: «Llegué a darme golpes contra la pared, del dolor tan grande que sentía». Hasta hace unos pocos años, la cantante pedía no hablar de su hija: «Tuve una hija preciosa, pero no me gusta hablar de este tema porque me pongo muy triste, porque igual que Dios me la dio, me la quitó».