Es el barón de Gotor desde el fallecimiento de su padre, José María Martínez-Bordiú , en 2006 y por una enfermedad pulmonar. Y, quizá por esos 60 años que ya ha cumplido, parece reconciliarse por fin con el papel de aristócrata que le ha tocado en suerte, aunque en el fondo siga teniendo la misma filosofía de vida que le llevó a dejarlo todo y trasladarse a Ibiza. Cabe una posibilidad: que Pocholo Martínez Bordiú , inteligentísimo, no quisiera desactivar el desaforado personaje que se creó hace varias décadas aunque ya no existiera como tal.
Es imposible borrar de la retira el recuerdo de un José María (Pocholo) Martínez Bordiú histriónico y exagerado, pero lo cierto es que el mayor de los cinco hijos del barón de Gotor ha logrado vivir una vida a su aire y sin las responsabilidades habituales en las personas de su posición. Educado en los mejores colegios, el pequeño Pocho (le apodaron así porque enfermaba frecuentemente) ingresó en internados de Madrid, Suiza y Estados Unidos hasta alcanzar su mayoría de edad.
Su futuro estaba en un banco, la International Bank of Miami, pero la personalidad de Pocholo (y su increíble belleza) era más grande que la gestión económica y las finanzas. Muy pronto triunfó en la noche, se hizo modelo e hizo sus pinitos como actor en la popular serie 'Miami Vice'. De hecho, en aquella época conoció a Ricardo Urgell, fundador del imperioPachá, con el que inició una relación profesional que aún continúa hoy.
En realidad, el primer responsable del flechazo de Pocholo con la vida hippy de Ibiza fue su abuelo, Antonio Basso, padre de su madre, Clotilde Bassó de Roviralta, una aristócrata de Barcelona que falleció en 2008. El abuelo Antonio se había separado y recaló en el paraíso balear que quiso mostrarle a su nieto.
No fue difícil convencerle de su atractivo, pues el niño Pocholo se había criado rodeado de mar, en la Costa del Sol de Marbella, precisamente en la casa que luego fue de Encarna Sánchez y, ahora, de Antonio Banderas. «Deseaba ser rico en tiempo antes que en dinero», ha confesado en alguna ocasión, revelando su deseo de libertad y disfrute, acaso una nostalgia de su etapa infantil.
El joven Pocho quiso ser hippy y lo consiguió: vive desde hace décadas en un camión Pegaso de 30 toneladas reconvertido en casa, en el que además guarda sus cinco motos. Además, ha trabajado sobre todo para el placer propio y de los demás, organizando fiestas, como relaciones públicas o DJ. Sin embargo, el relato sobre la vida de Pocholo Martínez-Bordiú es casi siempre selectivo.
Lo cierto es que al hablar de la biografía de Pocholo, famoso por ser sobrino del yerno de Francisco Franco, se narran aspectos chocantes y se ignoran otros que amplían el sentido. Por ejemplo, que su casa-camión aparcada en una finca de su propiedad en Sant Francesc De S'Estany donde, además, posee una casa que alquila a otras personas. Paralelamente, ha emprendido distintos negocios, el más famoso el de sus legendarias mochilas, y trabaja desde hace décadas para Pachá. Mucha actividad para un simple hippy fiestero.
La relación de Pocholo Martínez Bordiú con la casa de Alba es larga y lógica, pues ambas familias coincidían en algunos eventos y fiestas para aristócratas y jet set, en la que los 'cachorros' de la alta sociedad española tejían amistades, noviazgos, matrimonios y negocios. Por edad, era lógico que Pocholo y Cayetano Martínez de Irujo se hicieran amigos.
De la afición por las fiestas de Pocholo Martínez-Bordiú se ha contado casi todo, pero lo cierto es que él siempre ha guardado un silencio sepulcral sobre las mismas, sin revelar jamás ningún detalle ni tan siquiera los nombres de los personajes famosos con los que podría haber podido coincidir. En este sentido, se podría decir que su hedonismo ha sido siempre ejemplar.
Fue en sus polémicas memorias, tituladas 'De Cayetana a Cayetano', donde Cayetano reveló su relación con las drogas y la noche, según su testimonio debido a la mala influencia de una modelo. «Pocholo era mi compañero. Íbamos con tres grupos de chicas. Entre Pocholo y yo manejábamos el cotarro. Él pegaba saltos y yo no había nacido para brincar por las pistas de las discotecas. Fueron cinco años de vorágine hasta que me planté y me hice una pregunta reiterativa: ¿Qué hago aquí?«, escribió el hijo de Cayetana de Alba en su libro biográfico.
Sorprendido, Pocholo Martínez-Bordiú cortó toda relación con Cayetano Martínez de Irujo, el aristócrata que no supo comprender o no quiso respetar la regla de caballeros del hedonismo mejor entendido: no hablar de los demás, sino si acaso, de la propia experiencia. «Si haces un libro así lo puedes hacer de otra manera, con un distinto aire y con otro perfil», explicó Pocholo. «Es vender barato. No me extraña que ese libro le enfrentara con su familia».
20 de enero-18 de febrero
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