Ser presidente del país más poblado del planeta es algo muy gordo. Que seas la primera dama y tu popularidad rebase a la de tu marido, ni te cuento. Es lo que les pasa a Xi Jinping, presidente de China (al que por cierto está visitando Pedro Sánchez esto días) , y Peng Liyuan , su esposa.
Antes de que el líder de una de las primeras potencias del mundo llegara al poder, su mujer ya era una cantante ampliamente conocida en el país. Hablamos de un estado de 1.412 millones de habitantes. Ser ampliamente conocida allí es ser un fenómeno global. Rihanna. Rosalía. Lady Gaga. Madonna. Shakira. Dua Lipa. Beyoncé. Todo a la vez en todas partes .
Es cierto que su estilo no tiene nada que ver con las cantantes citadas. Lo suyo es otra cosa: más folclore, más de la tierra, más étnico, más de La gente de nuestro pueblo o En las llanuras de la esperanza (dos de sus temas más conocidos). Ya, no es el Malamente o el Umbrella, pero allí gusta mucho. Otro de sus pelotazos en las listas es I belong to China (Pertenezco a China), por si había alguna duda. Peng se ha llevado el rollito folky a la lírica, a lo operístico. El resultado no es para todos los públicos, lo advertimos, pero puedes buscar sus vídeos en Youtube y comprobarlo. Suerte con eso.
Nacida en noviembre del 62, Mamá Peng, que es como se la conoce en su país (I belong to China, recordemos), es soprano de formación musical y general del ejército, por parte castrense. Es una mezcla rara, sí, pero es que se unió al Ejército de Liberación Popular cuando tenía 18 años donde fue ascendiendo hasta alcanzar ese rango (las fuerzas armadas chinas tienen divisiones de músicos y bailarines).
Su popularidad se disparó cuando se convirtió en una de las figuras más destacadas de la Gala Anual de Año Nuevo de la Televisión Central de China a partir de los años 80. Como Anne Igartiburu y Ramón García, pero modo melódico. O sea, más como Raphael, que no falla ni una navidad. Peng aparecía con vistosos montajes musicales, rodeada de coros multitudinarios, vestida de militar o vistosos trajes de noche (modo brilli brilli) y era una estrellaza. Y entonces llegó el amor que todo lo trastocó.
Tenía 24 años cuando conoció a Xi Jinping. Un año después, en 1987, se casaban aunque vivieron vidas separadas durante más de una década: ella enfocada en su carrera en Pekin y él, en la suya al sur del país. La propia Liyuan contaría tiempo después que no acudió a su primera cita (fueron presentados por un amigo en común) muy entusiasmada: «Fui con pantalones militares gastados, a ver cuánto le gustaba». Serían los pantalones, sería su voz, sería su personalidad, el caso es que el amor cuajó y hasta hoy. La pareja tiene una hija en común, que va camino de la treintena.
En 2007, cuando su marido fue nombrado miembro del Politburó y secretario del Partido Comunista Chino en Shanghái, Peng decidió aparcar su carrera, pero su fama no quedó mermada. De hecho, muchos opinan que fue la popularidad, naturalidad y cercanía de Liyuan la que empujó la carrera presidencial de su marido. Sobre todo en un mundo tan hermético como el de la clase política en general, la china en particular.
Peng empezó a acompañar a su marido en visitas oficiales, y, especialmente desde que él se convirtió en presidente, se ha convertido también en un icono de moda. Ha dado a conocer en el mundo occidental marcas de diseñadores chinos como Ma Ke o Wuyong. En 2017, la revista Forbes la reconocía en el puesto 51 de las mujeres más influyentes del mundo, entres otras cosas, por haber sido embajadora de buena voluntad de la OMS o codearse con Bill Gates.
Bautizada por la prensa hace unos años como la Michelle Obama china, Peng acompañó a Xi Jinping en su visita a nuestro país hace cinco años. En aquel encuentro con los reyes Felipe y Letizia, la Reina tuvo un bonito detalle con la primera dama china: para acudir a un acto en solitario con ella al Teatro Real, se decantó por un delicado vestido midi en gasa nude con un maravilloso bordado de Asos que recordaba a las pinturas y grabados de la porcelana típica del país oriental.
20 de enero-18 de febrero
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