Laura Vecino, la discreta y elegante duquesa de Feria, es la única familiar de Luis Medina que se ha pronunciado abiertamente acerca del proceso judicial en el que se ha visto el hijo de Naty Abascal. Sin duda un mal trago para Laura Vecino y su marido que siempre han deseado mantener un perfil bajo ante la prensa que anda revolucionada con el futuro juicio al hijo menor del difunto duque de Feria, Rafael de Medina y Fernández de Córdoba. Pero no dudamos que en este momento Rosario Domecq ha acudido al «rescate» de su amiga.
Rosario Domecq, la mujer del torero Julián López Escobar, El Juli, tiene tantos puntos en común con Laura Vecino que es imposible que ambas mujeres no se lleven bien: ambas forman parte de la élite que veranea en Sotogrande (el Juli hasta juega al polo), ambas son madres de mellizos (aunque Rosario se animó a tener un hijo más que la duquesa de Feria) y ambas son tan discretas como elegantes. Su amistad, a pesar de esa proverbial discreción, ha dejado huellas en sus respectivas cuentas de Instagram, como la vez que hicieron ciclismo juntas o las épicas vacaciones por las islas griegas de 2017. ¿Pero quién es Rosario Domecq?
Hija de Pedro Domecq Urquijo, ganadero con tradición en el mundo del caballo (de hecho es un gran jugador de polo) y de Rosario Márquez de Amilibia, Rosario Domecq vino al mundo en 1978 y desde la cuna estuvo bien relacionada con toda la gente que ahora importa en las páginas de sociedad. Por ejemplo, gracias a la relación familiar con Sandra Domecq pasó tardes de diversión con las hijas de Bertín Osborne, Alejandra, Claudia y Eugenia, siendo niñas que les han hecho conservar la amistad hasta hoy en día.
Pero no es el único contacto que importa en la agenda social de la mujer del torero: Rosario Domecq también es íntima de Carla Vega-Penichet, mujer de Carlos Cortina y, de hecho, una de sus hijas llevó el velo a la novia en la boda jerezana que marcó el verano de 2021. Para entonces Rosario ya tenía experiencia en bodas de relumbrón y en manejar a la prensa y sus expectativas, su propio enlace el 20 de octubre de 2007 en el convento de Santo Domingo de Jerez de la Frontera fue una de las bodas más bonitas de los 2000 y la prueba de que la unión torero-alta sociedad puede quedar resultona en las páginas de la prensa rosa.
Guapísima, con un vestido de Miguel Palacio y una espectacular diadema de diamantes y perlas de su abuela paterna, Paloma Urquijo, Rosario Domecq unió para siempre la vida a Julián López ante 400 testigos tras seis años de noviazgo (que fue el tiempo que tardó El Juli en convencer a su suegro de que casarse tan jóvenes no era mala idea).
Fruto de esa buena decisión en 2011 llegaron sus mellizos, Rosario y Fernando, a los que bautizaron tres meses después en una ceremonia mucho más modesta celebrada en una iglesia extremeña en la localidad de Táliga, cerca de la finca El Freixo, propiedad que el torero tiene en Olivenza. Por supuesto Laura Vecino fue la primera «no familiar» que acudió a la clínica Ruber a visitar a Rosario cuando dio a luz a los mellizos, una experiencia que ella misma viviría años más tarde.
Aunque Rosario y sus tres hijos (después de los mellizos llegaría Isabel) viven en Madrid, alternan las estancias en la capital con las vacaciones en Sotogrande y las visitas a la finca extremeña. A la pareja de guapos oficiales del 2007 se les puede ver juntos en los actos en los que galardonan al torero, las bodas de postín y poco más.
Rosario huye de los focos pero cuando aparece, eso sí, deslumbra. Suele acudir a ver torear a su marido (de hecho muchos la consideran su «talismán « de la suerte) y cada aparición es una lección de estilo. Entre sus «medallas» estilísticas puede presumir de haber sido de las primeras en apostar por Roberto Diz, diseñador que casualmente estaba presente en el showroom de Luis Medina que cerró en plena pandemia. Una conexión más, esta vez involuntaria, entre Rosario Domecq y su amiga Laura.