Silvia Casablancas, en una imagen de 1963. / GETTY IMAGES

La boda que no pudo ser

La catalana que enamoró al príncipe más rico del mundo: los dos años de amor del Aga Khan y Silvia Casablancas sin final feliz

El fallecido líder espiritual de los ismaelitas pudo convertir a una joven española en su primera esposa, pero los celos truncaron aquel romance. Recordamos el romance de Aga Khan y Silvia Casablancas.

Al repasar la azarosa vida sentimental del príncipe Karim Aga Khan, fallecido esta semana en Lisboa a los 88 años, se suelen recordar sus dos matrimonios –con la modelo británica Sally Croker-Poole y la princesa alemana Gabriela Thyssen– pero a menudo queda en el olvido su primera y gran historia de amor con una rica heredera de la burguesía catalana de solo 18 años, Silvia Casablancas.

A ella le ofreció en 1957 literalmente el oro y el moro, un Aga Khan que ese mismo año había recibido en Tanzania el título de manos de su abuelo, saltándose a su padre, el disoluto príncipe Ali Khan, que llegó a casarse con Rita Hayworth. Mientras aquel joven de 21 años se convertía en el acaudalado líder espiritual de quince millones de fieles, bebía los vientos por la joven Silvia, con la que vivió un apasionado romance desde Suiza hasta las playas de Cannes y la Costa Brava o las pistas de esquí de Kitzbühel.

Fue en el país helvético donde surgió aquel amor que durante dos años fue portada de revistas internacionales hasta su amargo final. Mientras Silvia estudiaba en el colegio Montefino de Gstaad, el Aga Khan compartía pupitre en Le Rosey no solo con su futuro gran amigo, el rey Juan Carlos, sino con el hermano de su objeto de deseo, Fernando Casablancas. Sería en la casa en Ginebra de los Casablancas donde cobraría forma aquel noviazgo digno de las mil y una noches.

El peso de dos apellidos ilustres

Sylvia Casablancas había nacido el 24 de mayo de 1940 en Buenos Aires, descendiente de una distinguida familia catalana con boyantes negocios en el sector textil. De hecho, su abuelo había revolucionado con sus patentes la industria del algodón en su Sabadell natal. Otros miembros del clan harían fortuna en Estados Unidos, como John, creador de la famosa agencia de modelos Elite, o su hijo Julian, el popular cantante del grupo The Strokes.

Silvia Casablancas y el Aga Khan (segundo por la deecha) en una imagen de 1958. / getty images

El verano de 1957 vio florecer el noviazgo del 49º imán de los musulmanes ismaelitas y Silvia Casablancas. Pese a que al principio la familia de ella trató de desmentirlo, las imágenes de ambos en la crónica de sociedad de la época no dejaban lugar a dudas. A finales de ese año, los fotógrafos les cazaban bailando en el hotel Savoy de Londres y la noticia de su compromiso parecía ya inminente.

Enamorado hasta la médula, el Aga Khan estaba dispuesto a casarse con ella y convertirla en su Begum. Trató de aprender español, le regaló un carísimo anillo de pedida y por fin le hizo la gran pregunta. Pero ella lo rechazó.

Los celos ilimitados del Aga Khan

Muy discreta, Sylvia Casablancas tan solo concedió una entrevista a lo largo de su vida para explicar los motivos por los que rechazó la petición de matrimonio del Aga Khan. Fue en 1969 en la revista 'Reveille'. «Nuestra relación eran muy difícil. Karim estaba obsesionado por la prensa y los fotógrafos. Me hacía la vida casi imposible, me imponía un aislamiento casi total. Temía el juicio de sus fieles ismaelitas. Era de unos celos ilimitados», aseguraba la catalana con resignación.

Decidida a cortar por lo sano aquella relación, Sylvia quiso desilusionarle bailando con un viejo amigo, hasta que el príncipe abandonó furioso la fiesta. « Fui yo quien le dije adiós. Él me respondió que lo pensara bien, pero no volvió a dejarse ver. Comprendió que no podía ser su esposa», dijo la catalana al semanario francés.

Tras un fugaz romance poco después con el tenista Jean Noël Grinda, en 1963 Sylvia Casablancas contraía matrimonio con el millonario italiano Cesare Spadacini. Una relación que acabaría en tragedia tras la muerte del industrial al estrellarse al volante de su Lamborghini en 1967. La española falleció en 2007.