Aline Griffith, condesa viuda de Romanones. /
Aline Griffith, condesa de Romanones, fue una de las figuras más relevantes y sorprendentes de la alta sociedad española. De origen estadounidense, Aline llegó a España a mediados de los años cuarenta, cuando todavía no había terminado la II Guerra Mundial, con solo 21 años. Pronto conoció al conde de Quintanilla, futuro III conde de Romanones y Grande de España, Luis Figueroa y Pérez de Guzmán El Bueno .
Pronto se casó con él y se convirtió en una de las más atractivas anfitrionas de las décadas de los cincuenta y los sesenta, vestida de Balenciaga y lucíendo las espléndidas joyas de la familia , sus tiaras y collares. Recibía en sus casas de El Viso, en Madrid, Marbella, Extremadura o Nueva York. Aline estudió Periodismo, Historia y Literatura. Fue una mujer rompedora en una España aburrida y muy conservadora, donde las mujeres no llevaban pantalones y las nobles solo amanecían a mediodía. Pero su legado es mucho más que la ruptura de los convencionalismos de la época.
María Aline Griffith Dexter trabajaba desde los 21 años para el Office of Strategic Services (OSS), la organización predecesora de la CIA. En sus numerosos libros de memorias y novelas, explica cómo fue entrenada para ser una suerte de 007 femenina. Muchos de los episodios que recuerda están alterados o son invenciones, pero lo que es innegable es que su posición social le permitió trabar relación con todo tipo de personas y recabar valiosa información para el Gobierno de los Estados Unidos.
Su primera misión en España fue espiar a los nazis. Hablaba numerosos idiomas y aprendió a matar, aunque parece que nunca lo hizo, según cuenta su última biografía, «La verdadera historia de Aline Griffith», del escritor Larry Loftis (Roca Editorial). Sus nietos han confirmado que hay planes para llevar su vida a la pantalla y contar cómo una joven estudiante se convirtió en espía en una época convulsa y en una de las más interesantes nobles europeas. Con sus nietos tuvo una cercana relación antes de fallecer con 95 años, en 2017.
Mujer inteligente, culta, cosmopolita, bella y muy elegante, Aline es hoy una referencia inigualable para ellos. Los entonces condes de Romanones tuvieron tres hijos varones: Álvaro de Figueroa y Griffith, IV conde de Romanones, casado con Lucila Domecq , hermana de la primera esposa de Bertín Osborne, Sandra Domecq; Luis de Figueroa y Griffith, X conde de Quintanilla, casado con la princesa Teresa de Sayn-Wittgenstein-Sayn, en primeras nupcias.
Más tarde con María Inés Bárbara Márquez y Osorio, hija de los IV duques de Santa Cristina; y Miguel de Figueroa y Griffith, casado con la prestigiosa ganadera Cristina Moratiel y Llarena. Entre todos dieron a Aline 13 nietos. Hoy, llevan una vida muy discreta, aunque algunos de ellos han alcanzado cierta notoriedad por sí mismos y conservan los recuerdos de su abuela como un tesoro.
Juan Figueroa Sayn -Wittgenstein-Sayn, hijo de Luis Figueroa y Griffith, segundo hijo de Aline, dirige hoy un negocio quesero, ecológico y artesanal, y de gran éxito, en la finca familiar Pascualete, donde también organiza cacerías. Juan decidió, hace más de una década, cambiar su profesión de broker en Nueva York y encabezar la explotación agraria familiar, enclavada cerca de Trujillo, en Cáceres.
Pascualete está compuesto por tres grandes fincas, en total 4.000 hectáreas, y era necesario hacerlas rentables. En su día, Pascualete, que data del siglo XIII, se convirtió en lugar de grandes fiestas y cacerías, a las que Aline invitaba a la aristocracia, a artistas de Hollywood y a políticos en el palacete que situado en la propiedad.
Aline Griffith, condesa de Romanones, en una imagen de archivo. /
La miniretorta -el 70% del total de la producción- es un queso que fue reconocido, en 2017, como el mejor de España y uno de los mejores del mundo. La finca exporta sus quesos de oveja –de raza autóctona– a una docena de países y puede encontrarse en tiendas gourmet y en restaurantes con estrella Michelín. Parece que son de los favoritos del rey Carlos III.
Juan, nacido en Madrid en 1977, estudió en Londres Finanzas e Historia en la Richmond University. Trabajó en la banca de inversión hasta que su padre, Luis Figueroa, conde de Quintanilla, le llamó, en 2009, para que le ayudara a hacer rentable Pascualete, que entonces arrojaba cuantiosas pérdidas.
Sus abuelos, Aline Griffith y Luis Figueroa y Pérez de Gúzman el Bueno, habían transformado la explotación, y la habían convertido en centro de la vida social. En la finca podían pernoctar hasta una veintena de invitados. Fue Aline quien transmitió a su nieto la pasión por el queso. Él la recuerda como una mujer guapa e inteligente, que le apoyó en todo cuando se hizo cargo del proyecto.
Juan y su hermano Luis, fruto del primer matrimonio de su padre con la princesa Teresa Sayn-Wittgenstrin-Sayn, son primos de Casimir, exmarido de Corinna Larsen, la entrañable amiga del rey Juan Carlos. Casimir ha cazado en la finca en numerosas ocasiones. Da la casualidad de que Corinna adquirió en subasta, en Ginebra, en 2012, un fabuloso collar de esmeraldas que perteneció a Aline Griffith.
Aline Griffith, condesa de Romanones, durante la Feria de Abril. /
En 2019, en Pascualete celebró su boda otra de las nietas de Aline, Inés Figueroa y Márquez, hermana de Juan, nacida de un segundo matrimonio de su padre con María Inés Márquez de Osorio. Se casaba con Pablo Arbona Palancar, perteneciente a una conocida familia sevillana y descendiente del compositor Manuel Penella.
Inés, de 35 años, se dedica al interiorismo al frente de su propia empresa de decoración, que lleva su nombre. La joven tenía también una relación muy cercana con Aline. El novio, Pablo Arbona, de 40 años, es ingeniero y dirige una consultora de banca de inversión.
Una de las nietas más conocidas de Aline es Lulú Figueroa Domecq , hija del primogénito de la condesa, y hoy conde de Romanones, Álvaro Figueroa y Griffith, y Lucila Domecq, de quien se divorció. Lulú es una pintora de éxito y se ha convertido en embajadora de numerosas marcas y en una solicitada «socialité». Está casada con el jugador de póker profesional Adrián Saavedra y tiene dos niños. Sin duda, Lulú , aunque rubia y de tez clara, ha heredado la elegancia y el encanto de su abuela, a la que admira muchísimo.
Este otoño, Lulú organizó una cena de gala llena de invitados vip –a los que Aline habría admirado, según explicaba su nieta– en el madrileño restaurante Horcher para conmemorar el X aniversario de la Fundación que lleva el nombre de su abuela. «Ella estaría muy feliz», contaba a la revista «¡Hola!». «Nos hemos esforzado mucho en seguir sus ideales y creo que se sentiría muy orgullosa de toda su familia».
Lulú Figueroa Domecq, hija del primogénito de la condesa. /
La Fundación protege un legado que sus nietos siguen reivindicando y por ello quieren organizar estos encuentros cada cierto tiempo. La ocasión sirvió también para hacer un importante anuncio: «La espía que vestía de rojo», una de las obras más conocidas de Aline Griffith y en la que cuenta algunos de los episodios de su fascinante vida como espía, se convertirá en película o miniserie. «La recuerdo siempre dando largos paseos, leyendo, escribiendo en el ordenador... Siempre trabajando. Y la tengo muy presente esforzándome cada día», explicaba Lulú Figueroa a la citada revista.
«Esta noche hemos reunido a personas que representan sus valores, apasionadas por promover su obra». Entre los invitados se encontraban Alejandra de Rojas, Tomás Terry, Claudia Osborne y su marido, José Entrecanales , o el diseñador Moisés Nieto. También acudieron Luis Figueroa Sayn-Wittgenstein-Sayn, primo de Lulú, y Álvaro Figueroa Domecq, su hermano y presidente de la fundación.
Sin embargo, no todo ha sido armonía en estos años, en la familia Figueroa, antes y después del fallecimiento de Aline. Carla, hermana mayor de Lulú, apareció, antes de fallecer su abuela, en la portada de la revista Interviú, con poca ropa y haciendo unas incómodas declaraciones sobre una supuesta «guerra» familiar por la herencia de Aline Griffith. Parece que, por esta razón, Carla no fue invitada a la boda de Inés, en la finca Pascualete.
La joven aseguraba que el reparto de la herencia sería conflictivo y criticaba a su tío, Luis Figueroa, conde de Quintanilla. Carla aseguraba que parte de sus primos habían creado la fundación con el nombre de su abuela sin avisar al resto de la familia y para beneficiarse de la herencia. La joven también aseguraba que las joyas que subastó Aline en 2011, formaban parte de su herencia, especialmente el collar de esmeraldas que su madre, Lucila Domecq, utilizó como tiara el día de su boda.
Carla Figueroa Domecq, hermana mayor de Lulú. /
Carla aseguró mas tarde que la publicación había malinterpretado sus palabras y que estaba «destrozada». El hecho es que la herencia se repartió sin incidencias poco después de fallecer la condesa de Romanones .
Carla se hizo popular por su relación con Willy Bárcenas, hijo del extesorero del Partido Popular y fundador del grupo pop Taburete. El romance fue corto, duró apenas un año. Carla aseguró a la prensa que estaban «locamente enamorados», pero que ella rompió porque, aseguraba, él no estuvo a la altura cuando su madre enfermó de cáncer por segunda vez. Se llevaban 12 años de edad.