ENTREVISTA

Hablamos con Christian de Massy, primo de Carolina de Mónaco: «Es la heredera del espíritu de Grace Kelly»

El barón de Massy, sobrino de Rainiero de Mónaco y Grace Kelly, nos atiende desde su piso en Montecarlo y hacemos un repaso por su apasionante vida.

Carolina de Mónaco y Grace Kelly, en Montecarlo en 1975. / getty

Juanra López
Juanra López

Si por algo se caracterizan los Grimaldi es por su hermetismo. Se da la paradoja de que son muy seguidos por la prensa del corazón, participan en eventos con enorme difusión, como el Baile de la Rosa, y su popularidad es la gasolina que mantiene vivo el interés del gran público en este minúsculo principado de dos kilómetros cuadrados, epicentro de negocios millonarios.

Sin embargo, en toda norma siempre hay una excepción. La hemos encontrado en Christian de Massy, primo de Estefanía, Alberto y Carolina de Mónaco , que vive en un precioso ático con espectaculares vistas en Montecarlo desde el que nos atiende y con el que mantenemos una charla para repasar algunos aspectos de su vida y de la historia de la familia monegasca.

El barón de Massy , el miembro más libre de la familia, tiene una vida fascinante, pero él mismo admite que contar las partes que nosotros consideraríamos más interesantes tal vez no sea la mejor de las ideas: «Una amiga americana me sugirió el otro día hacer una serie de Netflix, pero no sé… Cometí una equivocación muy grande con el libro que publiqué en 1984», dice en alusión a Palace: My Life in the Royal Family of Monaco (Palacio: Mi vida en la familia real de Mónaco). Sus andanzas se pueden seguir en su perfil de Instagram, @c2massy.

Un error que sigue teniendo muy presente, pues se sintió traicionado por una persona de su familia que le animó a hacerlo y que contribuyó a que el enfado de su tío Rainiero de Mónaco fuera aún mayor: «En un momento en que no estaba bien de dinero, uno de mis mejores amigos me dijo en una cena que podría conseguir mucho escribiendo un libro».

A la mañana siguiente una señora me llamó de una editorial para decirme que se había enterado de mi interés por escribir un libro, pero no era cierto. No tenía ningún interés en hacerlo. La persona de mi familia en la que confiaba y que me animó a escribirlo, como una serpiente a mi espalda, habló con mi tío y le dijo que les estaba haciendo chantaje. Nada más lejos de mi manera de ser y de mis intenciones. Él tenía toda la razón para enfadarse», admite.

El perdón de Rainiero de Mónaco a su sobrino

Finalmente, tras un largo periplo de vivencias, con sus finanzas muy bien organizadas, porque había logrado vender una empresa de éxito fulgurante, se produjo el acercamiento a su tío: «En 1989, tuve una idea en Hungría, a donde llegué antes de la caída del muro de Berlín. Creé la primera empresa de venta por correspondencia... Me funcionó de una manera fantástica y a los seis meses la vendí. Financieramente me empezó a ir muy bien y me compré una casa. En ese momento escribí a mi tío para explicarle que me iba muy bien y que me había equivocado. El mal estaba hecho, pero me perdonó».

Christian de Massy ha vivido en Hispanoamérica y en África, donde atesoró grandes experiencias. / CORTESÍA

Rainiero tuvo que perdonar muchas veces, no solo a su sobrino, también a la madre de este, su hermana, la princesa Antoinette , que conspiró contra él para convertir a su hijo en príncipe y a ella en regente. «La operación Cóndor», nos dice el barón de Massy, con sentido del humor. Un desastre que llevó a la tía de Carolina de Mónaco al ostracismo social durante unos años hasta que el príncipe monegasco decidió acogerla de nuevo en su seno.

El intento de golpe de estado contra Rainiero de Mónaco

«Durante cinco días estuve segundo en la línea sucesoria, pero el golpe de estado no funcionó . Yo no hice nada, solo tenía cinco años. Mi madre dejó de ir a las cosas oficiales y estuvo apartada de todo durante unos años. Tuvo un deseo irealizable, era puro 'wishful thinking'. Hoy en día hay escándalos todo el rato, pero en ese momento hubo un escándalo económico con Rainiero que le puso en una situación muy débil con la Francia de Degaulle. Mi madre se puso de acuerdo con el líder del Consejo Nacional, Jean-Charles Rey y quisieron derrocarlo. No les salió bien», nos explica.

«Rainiero tenía muy buen carácter y un gran corazón y la perdonó. Se dio cuenta de que había sido manipulada por ese tipo con el que, desgraciadamente, terminó casándose. No fue la decisión más inteligente», concluye a propósito de Antoinette Grimaldi, que anteriormente había estado casada con el tenista y abogado Alexandre Athenase Noghès, con quien contrajo matrimonio una vez este se divorció, lo que les permitió legitimar a sus tres hijos, Elizabeth Ann, Christian Louis y Cristina Alicia.

El barón de Massy es un apasionado de las motos y se mantiene en forma para seguir recorriendo el mundo. / CORTESÍA

Si hay alguien de quien habla con cariño es de su tía, Grace Kelly: «¿Cómo podría hablarse mal de Grace Kelly? Ella hizo todo por el Principado. El glamour y el encanto de Montecarlo era ella. Había ganado un Oscar, era una actriz de cine muy famosa por su elegancia, no era una Kardashian, con todos mis respetos. Vino e hizo su trabajo al trescientos por ciento. En el momento que llegó aquí, empezaron a venir Frank Sinatra y David Niven. Esa gente empezó a atraer a otros. Durante esos años, llegó una marea de beautiful people, a cada cual más importante».

«Esto siguió con los hijos. Carolina joven, cuando se casó con Philippe Junot , eran el matrimonio de la década. Continuó el encanto de Grace con Carolina. Ahora, desgraciadamente, la clientela de Mónaco ha cambiado totalmente. Se ha llenado de oligarcas ricos, pero no tienen nada que ver. Ahora no podemos hablar de dinero viejo, sino que un futbolista es mucho más rico que una persona que trabajó treinta años. Lo mismo ocurre con los millonarios tecnológicos. Hay mucho menos glamour», añade.

A propósito de quién tomó el relevo de la fallecida musa de Alfred Hitchcock, hace una apreciación muy precisa: «Carolina es la heredera del espíritu de su madre. Siempre ha sabido cómo comportarse. Desde la muerte de la madre, con 18 años, ha estado perfecta. Es muy Alteza. En los últimos años ha dado unos pasos para atrás y Charlene tiene mucha prensa y dos empresas que trabajan para ella. Carolina tiene mucha clase. Los tres hermanos son muy diferentes en este aspecto».