El padre de Beatriz de Holanda tuvo dos hijas fuera del matrimonio. /
Cuatro días antes de morir, en diciembre de 2004, el príncipe Bernardo de Lippe-Biesterfeld le había confesado a su hija, la reina Beatriz de Holanda , que era padre de dos hijas nacidas fuera del matrimonio con su madre, la reina Juliana. Y le pidió permiso para despedirse de una de ellas, Alexia Grinda, que tenía entonces 37 años.
Beatriz se tragó su orgullo y llamó a su hermanastra para decirle que su padre se estaba muriendo y autorizó a ella y a su madre a que fueran a despedirse del príncipe. Beatriz sabía de la existencia de una primera hija ilegítima, pero fue entonces cuando conoció a la segunda.
El matrimonio de Juliana de Holanda y el príncipe Bernardo estuvo lleno de las infidelidades de él. Al principio, Juliana optó por mirar hacia otro lado, pero llegó un momento en que se habló de divorcio, aunque Juliana decidió finalmente que la institución estaba por encima de sus desacuerdos matrimoniales.
El escándalo de aquel matrimonio estalló cuando se publicó, en 2004, una entrevista póstuma de Bernardo en la que reconocía que era padre de dos hijas concebidas fuera del matrimonio y que la reina Juliana lo había sabido y las había recibido en su casa. Era la primera noticia que tenían los holandeses de aquella extraña convivencia familiar. La revelación conmovió los cimientos de la Casa de Orange.
Las dos hijas extramatrimoniales eran Alicia Hala de Bielefeld (una deformación del apellido del príncipe), nacida en San Francisco en 1952, y Alexia Grinda, nacida en Paris, en 1967, el mismo año en que nació el actual rey Guillermo. Nunca se supo la identidad de la madre de la primera, pero Alicia llegó a ser conocida porque, en la década de los setenta, se descubrió que cobraba una mensualidad del Estado. Era arquitecta y trabajó como decoradora.
Alicia pasaba, además, temporadas con la reina Juliana y sus hijas en su residencia de verano, aunque nunca se le permitió llamar «padre» a su progenitor en público. Alexia Grinda es hija de una modelo francesa, Hélène Grinda, con la que el consorte mantuvo un romance en los años sesenta, pero no convivió con la familia real. Bernardo le compró un lujoso apartamento en París.
La reina Juliana de Holanda en 1962. /
Bernardo Leopoldo Federico de Lippe-Biesterfeld, nació en Jena, Alemania, en 1911, y llegó al final de su vida lleno de secretos que ni su propia familia conocía y que han ido surgiendo con los años, mucho después de su muerte a los 93 años. Su testamento se conoció años después de fallecer, en febrero de 2021. Había sido modificado seis días antes de morir. Su amante Hélène Grinda fue una de las mayores beneficiadas y recibió una gran cantidad de valiosas joyas.
Bernardo y Juliana se casaron el 7 de enero de 1937. Bernardo se había licenciado en Derecho en Lausana y en Berlín y pertenecía a una de las familias aristocráticas más importantes de Alemania. El matrimonio tuvo cuatro hijas: Beatriz, Irene, Margarita y Cristina. Durante la guerra, Juliana se trasladó con ellas a Ottawa, Canadá –donde nació Cristina–, tras la invasión alemana del 10 de mayo de 1940.
Beatriz de Holanda tuvo tres hermanas: Irene, Margarita y Cristina. /
Bernardo permaneció en Gran Bretaña con la reina Guillermina, madre de Juliana, aunque visitaba a su familia con frecuencia. Juliana regresó a los Países Bajos en abril de 1945 y se reunió con su marido en el mes de agosto. Se ganó a sus futuros súbditos por su activo papel en la liberación de los holandeses que habían estado prisioneros Accedió al trono el 6 de septiembre de 1948.
Bernardo planteó problemas desde el principio del matrimonio. Era un hombre inquieto que encajaba mal en la vida reservada a un consorte. Además de las infidelidades, se vio envuelto en numerosos casos de corrupción por recibir sobornos para facilitar los negocios de empresas extranjeras en Holanda y fue acusado de colaborar con los nazis. En los últimos años de su vida estuvo apartado de la familia. La reina Juliana murió en marzo de 2004, unos meses antes del fallecimiento de su esposo. Había renunciado al trono a favor de su hija Beatriz en 1980.