Máximo confort por 90 millones

Entramos en el lujoso avión de Máxima de Holanda: así es el Air Force One de la familia real holandesa por dentro

Los reyes de los Países Bajos han comenzado sus vacaciones viajando a Grecia a bordo de una impresionante aeronave que el propio Guillermo Alejandro ha pilotado ya.

El rey Guillermo Alejandro de Holanda y la reina Máxima desciende del avión en un viaje oficial. / GTRES

Jorge C. Parcero
Jorge C. Parcero

Puede que no haya salido en tantas películas como el famoso Air Force One de los presidentes de Estados Unidos o que no se conozca tanto por estos lares como el Falcon que usan los presidentes del Gobierno y la Famlia Real española, pero el jet privado Boeing 737 de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda tiene poco que envidiar a estos populares aviones.

La Familia Real holandesa lleva volando en esta elegante aeronave desde agosto de 2019, después de que el avión que utilizaban anteriormente terminara siendo vendido a una compañía aérea australiana. El aparato es similar al que posee John Travolta y su coste le supuso en su día al Gobierno holandés unos 90 millones de euros.

Los reyes y sus hijas usaban hace unod días su jet privado para dar comienzo a sus vacaciones de verano, aterrizando en el aeropuerto de Atenas para dirigirse a la villa de lujo en la península griega del Peloponeso , que adquirieron en 2012. Allí los royals vivieron en 2020 un momento de gran polémica, cuando viajaron saltándose las normas de confinamiento impuestas por la pandemia.

Eso sí, el lujoso avión no pertenece solo al rey Guillermo Alejandro y su familia. También lo utilizan el Primer Ministro holandés y sus ministros. Sin embargo, la familia real tiene prioridad, por lo que el jet también está a su disposición para eventos no oficiales. Con una capacidad de vuelo de doce horas, sus pasajeros pueden viajar a cualquier rincón del mundo con apenas una escala desde Holanda.

En azul Delft y con detalles del diseñador favorito de Máxima

Aunque las redes sociales de la Familia Real de los Países Bajos se cuidan muy mucho de mostrar el interior del avión, este Boeing 737 tiene múltiple detalles que ponen de manifiesto el estilo con el que viaja la realeza holandesa. Por dentro, la aeronave es una mezcla de buen gusto en tonos azul de Delft y elegantes elementos de madera. Sobre los lujosos sillones siempre se colocan cómodos cojines con estampados típicos holandeses, como tulipanes y molinos de viento.

Durante el vuelo, los miembros de la realeza pueden darse una ducha de 20 minutos en su propio cuarto de baño. Todos los productos de cuidado del cuarto de baño son de la Amsterdam Collection de Rituals. Las mantas y el neceser las firma Jan Taminiau , el diseñador fetiche de la reina Máxima y artífice de sus looks más celebrados.

El rey Guillermo Alejandro de Holanda pilotando un avión. / NATASCHA LIBBERT

Por supuesto, en el interior del jet hay mucho más espacio del que necesita una familia de cinco miembros. El avión tiene un total de 26 asientos. Esto significa que, de vez en cuando, las hijas de Guillermo y Máxima pueden llevar amigos a bordo. Sin embargo, las princesas no pueden volar sin sus padres.

Los pasajeros también disfrutan del privilegio de tener a bordo dos teléfonos vía satélite y Wi-Fi. Para evitar las críticas por la excesiva huella de carbono, su jet de lujo ahorra incluso CO2 en comparación con el modelo anterior: las emisiones son un 20% inferiores a las de su antiguo Fokker 70.

El rey Guillermo Alejandro es un consumado piloto

En conversación con el diario holandés 'De Telegraaf', el monarca revelaba hace un tiempo lo que era un secreto a voces: llevaba volando regularmente para una filial de la aerolínea KLM durante más de dos décadas. Calificando esta actividad a tiempo parcial de «hobby», Guillermo Alejandro afirmaba que se había subido a la cabina como copiloto de vuelos de KLM Cityhopper -la compañía de vuelos de corta distancia de la aerolínea frisona- durante más de 21 años. Antes había pilotado aviones también para la compañía Martinair.

El esposo de Máxima declaró al periódico que utilizaba los vuelos bimensuales con KLM para desconectar de sus obligaciones reales, y que su pasatiempo le permitía concentrarse plenamente en la tarea que tenía entre manos. «Para mí lo más importante es que tengo un pasatiempo para el que necesito concentrarme por completo», dijo entonces. «Tienes un avión, pasajeros y tripulación. Eres responsable de ellos. No puedes trasladar tus problemas del suelo al cielo. Puedes desentenderte por completo y concentrarte en otra cosa. Para mí, ésa es la parte más relajante de volar».

El rey también ha recibido formación para pilotar el modelo Boeing 737, por lo que es más que probable que se haya puesto en alguna ocasión también a los mandos de su propio Air Force One.

Según la información que figura en la web de la Casa Real holandesa, Guillermo Alejandro surcó los cielos por primera vez hace más de treinta años, cuando aún era estudiante. A finales de los 80, su pasión le llevó a Kenia, donde trabajó como piloto voluntario, primero para la organización de ayuda médica African Medical Research y más tarde para el Kenya Wildlife Service.