Camilla al rescate: por qué la mujer que no era adecuada para ser reina va a salvar la monarquía (al menos por unos días)

Se acumulan los sustos en la familia real británica, repentinamente afectada por dos bajas sustanciales que dejan a la plana mayor de los Windsor en cuadro. Se tata del rey Carlos III, al que han de intervenir quirúrgicamente de una afección prostática, y de Kate Middleton, operada en el abdomen de una lesión que revista más gravedad: estará unos 15 días hospitalizada. Cabe preguntarse si la coincidencia hospitalaria del monarca y la princesa de Gales no pudo evitarse. ¿Acaso no hay tanta comunicación como parece entre Buckingham Palace y Kensington Palace?

Ahora mismo, la pregunta que se hace la ciudadanía británica es la siguiente: ¿acaso no pudo moverse una u otra intervención para que no coincidieran de esta manera tan preocupante en el hospital? La polémica médica está servida . Quizá la cirugía menor a la que se someterá el rey Carlos se mantuvo en secreto hasta el último minuto para no herir su orgullo masculino (la próstata se ensancha y falla inevitablemente con la edad). Pero, ¿acaso no lo sabían los equipos respectivos? Sea como fuere, una mujer queda al frente de The Firm: la reina Camilla .

La ironía es máxima, pues la más reciente campaña de desprestigio a la que ha tenido que someterse en silencio Camilla Parker Bowles es la que afirma que no está contenta con el número de eventos oficiales que ha de atender para cumplir con la agenda oficial. A diferencia de su aliada la princesa heredera Ana , una verdadera máquina de asistir a actos protocolarios, la monarca se duele de no tener tiempo para compartir con su familia, en el campo. Por haberse quejado, sus críticos la acusan de vaga .

Ahora, es Camilla la que queda al frente de la institución, ya que el príncipe de Gales no se separará de Kate Middleton durante el tiempo que esté hospitalizada. Además de tener que velar por sus tres hijos en sustitución de la princesa de Gales. Aunque el príncipe Guillermo es el segundo en la línea de sucesión al trono, justo por delante de su hijo Jorge, no aumentará sus compromisos oficiales estas semanas. Al contrario: también ha detenido del todo su agenda.

Así las cosas, la reina Camilla ha de defender el fuerte en solitario. Toda una ironía, repetimos, para una monarca que sigue encontrándose con críticas a su actitud, aunque no tan hirientes como las que tuvo que escuchar y leer cuando reinició su romance con el rey Carlos tras la muerte de Diana de Gales. Pocos confiaban en que Parker Bowles remontaría los crudos argumentos sobre su inadecuación. Ahora, es la cabeza visible de la monarquía británica. Al menos, por unos días.

Por suerte, no estará sola para asumir las citas extra de su agenda oficial que puedan corresponderle, algo lógico pues tampoco estamos hablando de una mujer de 40 o 50 años a la que convenga realizar determinados esfuerzos. Salen en su auxilio los dos grandes activos en la sombra que posee la familia real británica: la princesa heredera Ana, siempre allí donde la necesitan, y los duques de Edimburgo .

Sobre el desempeño laboral del príncipe Eduardo, duque de Edimburgo, y de su esposa, la duquesa Sophie, se han escrito recientemente ríos de tinta. De hecho, el influyente periodista de Daily mail Richard Eden sostiene que son los héroes invisibles de la familia real y demanda para ellos «títulos nobiliarios que no sean de segunda categoría». Una petición extraña, pues qué otro título puede superar al de Alteza Real que pose el hijo menor de la añorada Isabel II.

En realidad, Eden se refiere al título de duques de Edimburgo que Carlos III otorgó a su hermano pequeño en marzo pasado, una decisión que ya habían tomado sus padres en su boda con Sophie Rhys-Jones en 1999. Se trata en todo caso de un honor vitalicio, que no van a heredar los hijos de la pareja. Eden reclama que vuelva a ser un título que se herede, como fue en su origen.

Se trataría, sin duda, de una decisión más estratégica que sentimental. Con los duques de Sussex fuera de onda y el príncipe Andrés y sus hijas también relegadas, los únicos primos que podrían ir en ayuda del futuro rey Jorge serían los hijos de los duques de Edimburgo, James y Louise. Qué mejor manera de hacerlo que premiando a James, ya conde de Wessex, con el título de duque de Edimburgo.