venganza royal Así ha conseguido Camilla que su complicada historia de amor con Carlos III dure más de 50 años: pasión, complicidad (y humillaciones)

Los cuentos de hadas también pueden hacerse realidad y la relación del rey Carlos III con Camilla es la prueba en vivo de ello.

La historia de amor entre Carlos III y Camilla Parker-Bowles es un cuento de hadas. / GTRES

Elena Castelló
Elena Castelló

Tras superar divorcios, la trágica muerte de la princesa Diana y el ridículo público, el rey Carlos III consiguió contraer matrimonio con Camilla Parker Bowles, reina consorte, su gran amor desde hacía 50 años. Hoy forman un fabuloso equipo al frente de la familia real británica, con el deber de llevarla hacia el futuro. Su historia, tumultuosa y agitada, muestra que, a veces, los cuentos de hadas se hacen realidad.

Se conocieron, por primera vez, en el verano de 1970 en un partido de polo en Great Windsor Park, cerca de Londres. Camilla era una joven aristócrata de 24 años, inteligente y liberal, a la que le gustaba, sobre todo, divertirse y Carlos, dos años más joven que ella, y que participaba en el partido, era el heredero retraído de Isabel II.

El inicio de la historia de amor de Carlos con Camilla

Parece que ella le dijo, según los rumores, que su bisabuela era la amante de su tatarabuelo. «¿Qué te parece? Siento que tenemos algo en común», le espetó. Se dice que para Carlos fue amor a primera vista y la pareja empezó una relación que el describió en su momento como «deliciosa, pacífica y mutuamente feliz».

Para Camilla parece que era una manera de encelar a Parker Bowles. Carlos le escribía largas cartas y la llamaba de madrugada. Camilla no era como las demás chicas de su círculo. Vestía con ropa de montar y altas botas, no se maquillaba apenas. Compartían pasatiempos: los perros, los caballos y la caza.

La vida de Camilla y su matrimonio con Andrew Parker Bowles

Camilla había nacido el 17 de julio de 1947. Su padre es un oficial del Ejército Británico y creció codeándose con la realeza. Se educó en el Queens Gate school en Londres y luego fue enviada a varios internados en Suiza. Sin embargo, esa relación no gustaba a la familia real y la pareja rompió al poco tiempo.

Carlos se unió a la Armada, en 1971. Se veían de vez en cuando, pero, sus lazos se enfriaron. A pesar de su enamoramiento y de haberla cortejado durante meses, no le propuso matrimonio antes de volver a la Armada, en febrero de 1973. No se atrevió, seguro de que la familia no lo aprobaría.

Camilla decidió casarse con el oficial de caballería Andrew Parker Bowles, en julio de 1973. Se conocían desde hacía varios años, cuando coincidieron en una fiesta, a mediados de los años sesenta. Estuvieron saliendo, pero rompieron y Parker Bowles inició un «affair» con la princesa Ana, como bien cuenta «The Crown».

Camilla y Andrew tuvieron dos hijos durante su matrimonio, Laura y Tom. Fue un golpe para Carlos, aunque, a pesar de todo, él y Camilla mantuvieron la amistad. El hoy rey Carlos III es el padrino del hijo de Camilla, Tom.

La historia de amor de Carlos y Diana

Carlos se casó con Diana Spencer en julio de 1981 ante una audiencia televisiva de 750 millones de personas. Diana contó que, pocos días antes de la boda, descubrió un regalo que Carlos le había hecho a Camilla: una pulsera de oro con un colgante en con las iniciales F y G grabadas. Significaban Fred y Gladys, los sobrenombres que utilizaban Carlos y Camilla en su relación.

Ambos fueron muy desgraciados en sus matrimonios y volvieron a retomar su relación en 1986. Carlos reconoció su infidelidad, pero cuando ya estaba «irremediablemente roto, tras intentarlo los dos». Tres años después, Diana se enfrentó con Camilla en una fiesta de cumpleaños a la que asistían las dos.

«Sé lo que está pasando entre tú y mi marido, y solo quiero que lo sepas», le dijo, según el biógrafo de la princesa Andrew Morton. Y ella le respondió: «Tienes todo lo que una vez quisiste, tienes dos hijos preciosos, ¿qué más quieres». Y diana repuso: «A mi marido».

Las conversaciones íntimas que causaron un auténtico escándalo

Pero los problemas de Carlos y Camilla no habían hecho más que empezar. En 1993, estalló el llamado Camillagate, cuando se hicieron públicas unas conversaciones íntimas de carácter entre Carlos y Camilla. Carlos terminaba diciendo que le hubiera gustado ser su tampón.

Camilla y Andrew Parker Bowles se divorciaron en 1995. Y un año después, llegó el divorcio de Carlos y Diana. La presión sobre Camilla en aquella época era insoportable. «Llevaba tanto tiempo bajo el escrutinio público que tenía que encontrar la manera de vivir con ello», reveló a Vogue el pasado mes de junio. «Tienes que seguir con tu vida».

La muerte de Lady Di y la boda de Carlos con Camilla

Entonces murió Diana, en agosto de 1997, y Carlos, apoyado por su familia, puso un plan que Camilla fuera, poco a poco aceptada. En enero de 1999 se les fotografió, por primera vez, en público. Salían de una celebración del cumpleaños de la hermana de Camilla, Annabel Elliot, en el hotel Ritz de Londres.

La reina aceptó conocer a Camilla en la fiesta de del 60 cumpleaños del rey Constantino de Grecia, en la residencia de Carlos, en Highgrove. La boda llegó en abril de 2005. Fue una ceremonia civil en Windsor. Luego recibieron la bendición en la capilla de San Jorge. Los hijos de Carlos y Diana, Harry y Guillermo estaban entre los asistentes.

Camilla, un verdadero apoyo para Carlos III

En los últimos años, Camilla se ha ido convirtiendo en un apoyo fundamental para Carlos y en un activo poderoso para la familia real, por su compromiso con causas como la violencia contra las mujeres o la literatura. En 2016, la reina otorgó un lugar en el Consejo Privado a Camilla, una forma de reconocer su papel.

Pero el honor máximo llegó, en el Jubileo de Platino, cuando expresó su deseo de que Camilla fuera reina consorte cuando Carlos ascendiera al trono. Los biógrafos de Carlos reconocen que Camilla le ha transformado a lo largo del tiempo, y que ahora es feliz, como nunca lo ha sido. «Ella le da la confianza en si mismo que ha buscado durante toda su vida», aseguraba a Vanity Fair, en enero, la escritora especialista en la realeza británica Penny Junor.

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