La reina Camilla y Carlos III de Inglaterra durante la cena de gala ofrecida en Versalles. /
Dentro de unas semanas, Hugh Grosvenor, el duque de Westminster , también conocido como el hombre más rico del Reino Unido menor de 40 años gracias a la inmensa fortuna heredada a la muerte de su padre, se casará con su prometida, Olivia Henson, en una gran ceremonia que tendrá lugar en la catedral de Chester. Pero parece que las rencillas entre el príncipe Guillermo y el Príncipe Harry y la buena memoria de los reyes Carlos y Camilla –que no han olvidado el feo que les hicieron hace ya dos décadas los Grosvenor precisamente en otra boda– ha influido en que la lista de invitados vaya a ser bastante menos royal de lo esperado.
Cuando la feliz pareja anunció su compromiso en abril del año pasado, las profundas conexiones del duque con la familia real británica auguraba una nutrida representación de los Windsor en su gran día. En aquel momento tanto Carlos III como Kate Middleton gozaban de buena salud y también se daba por hecho que Guillermo y Harry, grandes amigos suyos, podían dejar a un lado sus diferencias para acompañarle en su boda.
Conocido por sus amigos como Hughie, el multimillonario también desempeñó un papel clave en la coronación, formando parte del cortejo de los nuevos reyes. Nacido en enero de 1991, es el tercer hijo y único varón del sexto duque y de su esposa Natalia, descendiente del emperador Nicolás I de Rusia y de la casa Romanov.
Ahora el tratamiento contra el cáncer de la princesa de Gales hace muy poco probable su presencia, los duques de Sussex ya han anunciado que han declinado amablemente la invitación y tanto la reina Camilla como Carlos III, pese a estar ya recuperado del cáncer que también ha padecido , parecen tener pocas posibilidades de acudir a la ceremonia.
Y para encontrar la causa de esta inesperada decisión que apunta el diario británico 'Sunday Times', teniendo en cuenta que el rey de Inglaterra es el padrino de Hugh, debemos remontarnos a un incidente que tuvo lugar hace ya veinte años, pero que ahora vuelve a estar de relevancia.
Cuando Lady Tamara Grosvenor se casó con Edward Van Cutsem en 2004, todo Chester se paralizó. Las calles que rodean la catedral estaban abarrotadas de policías, los fotógrafos circulaban a toda velocidad en motocicletas mientras los invitados iban llegando a la celebración junto a la reina Isabel II , que estaba resplandeciente con un vestido color púrpura, su marido el duque de Edimburgo, y sus nietos Harry y Guillermo.
El alto nivel de los presentes era el exigido para celebrar la unión de dos de las familias más importantes de Inglaterra en lo que se llegó a calificar en la prensa como 'la boda del siglo'. Pero el precio a pagar por la presencia de los royals fue que se debieran seguir unas estrictas normas de protocolo que costaron caras a los ahora ocupantes del trono.
Si la entonces soltera Camilla Parker Bowles y el príncipe Carlos hubieran aceptado la invitación, Camilla habría tenido que sentarse a varias filas de distancia de su futuro marido y además debían llegar por separado a la catedral. Quizá por eso la pareja brilló por su ausencia aquel día. Pero ahí no quedó la cosa. Se dice que aquel desaire enfureció a Camilla y Carlos. Según asegura una fuente al 'Daily Mail', «Sus Majestades no han olvidado lo que ocurrió en la boda de la hermana de Hugh. Todavía existe mucha tensión».
La reina Camilla con un cartel para su nuera, Kate Middleton. /
Esa opinión la comparte la biógrafa real Angela Levin, que en declaraciones a 'GB News' afirma que el rey Carlos «se dejó de hablar con la familia Grosvenor durante muchos años», pese a que el fallecido padre del actual duque, era uno de sus confidentes más estimados. Levin asegura también que antes del incidente de la boda, el rey Carlos y Hugh Grosvenor estaban muy unidos y «se conocían desde que estaban en Cambridge».
A falta de una confirmación oficial que aclare si los reyes asisten o no al enlace, lo que sí sabemos es que Carlos y Camilla estarán en el norte de Francia el día antes del evento asistiendo a las conmemoraciones del 80 aniversario del Desembarco de Normandía, lo que a priori parece una excusa ideal para declinar la invitación.
Según publicó hace unas semanas el 'Sunday Times', el duque de Westminster quería que ambos príncipes asistieran a la boda, pero decidió no invitar a los Sussex para evitar el riesgo de que su enemistad eclipsara su gran día. Una fuente dijo a la publicación: «Hugh es uno de los pocos amigos íntimos de Guillermo y Harry que ha mantenido fuertes lazos y una línea de comunicación con ambos. Le gustaría que pudieran ponerse de acuerdo y arreglar las cosas, pero es consciente de que es poco probable que ocurra antes de la boda. Quería evitar que nada ensombreciera el día, especialmente para Olivia, y no quiere ninguna incomodidad».
Lo cierto es que Harry y Hugh se conocen muy bien. Además de que el aristócrata sea el padrino de su hijo Archie, en 2015 ambos viajaron juntos a Sudáfrica con el objetivo de luchar contra la caza furtiva de rinocerontes. Ahora, es probable que su ausencia en Chester para su gran día sea el clavo definitivo en el ataúd de su amistad.
Hugh Grosvenor, el duque de Westminster. /
Lo que sí parece ser una novedad, a tenor de las últimas noticias, es que en realidad Harry y Meghan sí estaban invitados a la boda pero declinaron asistir. ¿Por qué? Según apunta el 'Daily Mail', al benjamín de Carlos y Diana no le habría sentado bien que Hugh haya entregado un importante papel en su boda, el de ujier de la ceremonia, a su hermano Guillermo.
«Hay que recordar que su familia es muy tradicional», declara una fuente anónima cercana a la pareja a este diario, «y aunque no les molestaría en absoluto un tío borracho o algún beso en la pista de baile, no les gusta que la gente critique su forma de vida en público, que es exactamente lo que Harry y Meghan han estado haciendo durante los últimos años. Y la lealtad de Hugh siempre tendría que ser hacia el rey actual y el futuro rey».