DESCONSIDERADO Y CAPRICHOSO

Los lujos y miserias secretas de Carlos III: duerme con oxígeno, censuró a su madre, Isabel II, y siente vergüenza de Harry

Un nuevo libro acerca de Carlos III y, sobre todo, su relación con Isabel II desvela algunas de las miserias secretas del monarca. Lo firma la experta en la familia real británica más experimentada del país y está lleno de bombazos.

La relación entre Carlos III y su madre, Isabel II, protagonizan un nuevo libro sobre el monarca, lleno de revelaciones bomba. / getty images

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Habría que analizar a qué se debe la aceleración de la edición de libros dedicados a la familia real británica en este momento, aunque un factor no menor puede ser la expansión de dicho nicho debido al escandaloso 'Megit' del príncipe Harry y Meghan Markle. El que ahora tenemos entre manos viene firmado por la muy acreditada periodista Ingrid Seward (76 años), con más de 50 años de experiencia en el seguimiento de los Windsor. Conoce las miserias más secretas del rey Carlos III.

Seward publica 'My Mother and I', un relato sobre la relación de Carlos III y su madre, Isabel II. El texto va soltando una bomba tras otra acerca de la vida privada del rey Carlos y sus familiares, sobre todo en relación con los duques de Sussex. Sin embargo, los que más han llamado la atención le competen exclusivamente a él. Por ejemplo: gracias a Seward sabemos que el monarca duerme en una tienda de hipoxia, donde respirar una cantidad controlada de oxígeno. Suelen utilizarla algunos deportistas de élite.

Aunque tanto Carlos III como Isabel II tuvieron una educación similar , pues ambos fueron criados por niñeras y tutoras, el estilo de vida que eligieron no tiene nada que ver. De hecho, Seward desvela que Isabel II asistía perpleja a las demandas de lujo y servicio que realizaba su hijo, sabedor desde la cuna de que un día sería rey. «La reina jamás comprendió el estilo de vida caprichoso de su hijo y, de hecho, le desconcertaba que no tuviera ninguna consideración por los demás, probablemente por haber crecido rodeado de atenciones y miramientos», escribe Seward.

Carlos duerme en una tienda de oxígeno

«Carlos no tiene ninguna simpatía por las dolencias triviales de los demás, aunque para aliviar su sinusitis se da el gran lujo de dormir en una tienda de oxígeno», continúa desvelado Ingrid Seward en su libro. «Ni el cansancio ni el insomnio le parecen excusas que justifiquen perderse ni una hora de trabajo y, de hecho, él mismo madruga hasta en domingo. Incluso cuando no se siente del todo bien de salud».

El príncipe de Gales y el duque de Susexx eran rivales ya de niños, desvela el libro 'My Mother and I', de la periodista británica Ingrid Seward. / gtres

Carlos montaba en cólera con fotos de su madre

La relación madre-hijo entre Carlos III e Isabel II no fue, evidentemente, un paseo siempre agradable. Muchas veces, el que enturbiaba la comunicación era él, pues consideraba que su madre se sometía, de vez en cuando, a «peticiones indignas». Por ejemplo, las fotografías que se tomó para el libro de Angela Kelly, su modista de cabecera. A Carlos le molestó que su madre «posara como una modelo». « Carlos montó en cólera, pues pensó que era del todo inapropiado. No quería que nadie se aprovechara de la naturaleza confiada de su madre».

Meghan era tan odiada como Wallis Simpson

Otro de los bombazos del libro tiene que ver con Meghan Markle y el apodo en código que tenía en Buckingham: DoW. Se lo puso el fallecido príncipe Felipe de Edimburgo, debido a lo mucho que la duquesa de Sussex les recordaba a otra duquesa estadounidense y divorciada que había entrado en la familia: Wallis Simpson, la duquesa de Windsor (de ahí DoW: Duchess of Windsor). Sin duda, la mujer más odiada de la familia por lograr lo impensable: una abdicación (de Eduardo VIII ).

Harry y Guillermo ya eran rivales de pequeños

Una de las revelaciones más sorprendentes del libro de Ingrid Seward tiene que ver con la relación entre Harry y Guillermo , que se ha pintado más o menos ideal hasta la llegada de Meghan Markle. Sin embargo, la periodista desvela que de niños ya existía rivalidad entre ellos. Y que Harry desarrolló una especie de complejo de superioridad para sobrevivir a ella: «Pretendía que lo segundo era mejor». Trató, además, de monopolizar a su madre, Diana de Gales. No quería compartirla con su hermano.

El trato de favor a Harry en su boda

Una de las anécdotas que relata Seward en su libro 'My Mother and I' tiene que ver con el trato de favor de Isabel II a Harry, en una anécdota que enfureció a Guillermo. El duque de Sussex pidió permiso expreso a al reina para poder casarse con el uniforme militar, pero sin rasurarse la barba, algo que Guillermo no pudo hacer. Cuando supo que su hermano pequeño había solicitado esa dispensa, se enfadó muchísimo al interpretar que era otro intento de Harry de demostrar su superioridad.

El más que blanco vestido de Givenchy que llevó la novia Meghan Markle. / d.r.

La polémica por el vestido de novia de Meghan Markle

Los cronistas reales no pudieron encontrar referencia alguna a un comentario de Isabel II al respecto de Meghan Markle. Sin embargo, Ingrid Seward ha desvelado lo que la reina contó a lady Elizabeth Anson, una de sus damas de compañía, entre otras cosas que puso grandes esperanzas en ella, pese a que el príncipe Felipe le advertía de sus ambiciones al estilo Wallis Simpson.

La periodista británica también destapa los dos únicos comentarios que Isabel II pudo dedicarle a Markle fuera de su círculo mas íntimo. Uno de ellos, que Harry estaba « demasiado enamorado de la actriz americana». El otro, que su vestido de novia era « demasiado blanco» y, por tanto, no apropiado para la boda de una divorciada como Meghan.

Al rey Carlos III le avergüenza su hijo Harry

La reina Isabel II no pudo comprender los motivos de Harry para abandonar la familia ni entendió las acusaciones que realizó en las entrevistas que concedió al llegar a Estados Unidos. Pero si la monarca estaba desconcertada y frustrada por la prepotencia de Harry, su hijo Carlos se mostraba tremendamente avergonzado por su manera de disgustar a su abuela. Le asombraba que incluso se comparara con la princesa Margarita, aunque apenas la conoció. También sufrió el síndrome de la segundona, pero jamás traicionó a la institución.