Se avecina otro de esos duelos de estilo y miradas gélidas que nos entusiasman, la única fiesta monegasca a la que deben acudir, sí o sí, las protagonistas de nuestro juego de tronos favorito: la princesa Charlène y Carolina de Mónaco. Porque a pesar de que el principado lo gobierna Alberto II, el salseo lo representan estas dos mujeres, no nos vamos a engañar.
Tanto Charlène como la princesa Carolina de Hannover se han convertido en unas profesionales en el noble arte de evitarse la una a la otra sarao tras sarao, lo cual tiene mérito porque cohabitan en una ciudad de apenas dos kilómetros cuadrados de extensión y van a muchos, pero que muchos saraos.
Este mismo año se las ha visto juntas, pero escasamente revueltas, en la presentación de la agenda de eventos por el centenario del nacimiento de Rainiero III y esta circunstancia que no se repetía desde el año 2000 (lo que que aparecieran juntas en ningún lado) nos dejó un mal sabor de boca: los estilismos eran tan sosos como evidente que las antagonistas Grimaldi no se dirigían ni la palabra ni la mirada.
La pandemia y la enfermedad de Charlène convirtieron las ediciones de 2020 y 2021 en las menos lucidas de la Fiesta Nacional monegasca y tuvimos que agarrarnos al clavo ardiendo de la reaparición de Carlota Casiraghi, que llevaba años desaparecida de la foto de familia desde 2017, y a lo monos que son los mellizos Jacques y Gabriella cogidos de la mano.
Para este 2022 post pandemia se esperan grandes gestos y la prensa rosa, como la revista Neue Post, apunta a que la estrella de la jornada será sin duda Charlène, no solo porque lleva una racha empoderadísima y estilosa (hasta ha acudido al front row de la alta costura parisina, algo que no hacía desde hace años), sino también se espera que este año, por fin, se decida a hablar en francés en público por primera vez.
Si se decidiera a hacer este último gesto sería la guinda de un año «redondo» en cuanto a la nueva imagen que proyecta la princesa Charlène en el principado: más chic, más tranquila, igual de poco sonriente, pero en proceso de mejorar.
Sería el espaldarazo definitivo que necesita para superar a su cuñada, Carolina de Mónaco, y recoger el testigo de su glamour (ese que de momento se ha quedado Beatrice Borromeo).
La misa del Te Deum en la catedral de San Nicolás, el posado en la plaza del palacio, el desfile militar y los saludos desde los balcones han sido desde 1949, y muy especialmente tras la muerte de Rainiero, la sal de la vida para la prensa rosa gracias a los estilismos de sus protagonistas.
La fiesta se celebra cada 19 de noviembre en honor al padre de los tres Grimaldi senior, Alberto, Carolina y Estefanía, pero en realidad debería celebrarse el 15 de noviembre, para hacerla coincidir con el día de San Alberto.
La tradición dictamina que el día del santo del soberano de Mónaco es el día de la Fiesta nacional del principado, pero Alberto, al asumir el mandato de La Roca, decidió no cambiar la fecha y rendirle así cada año un homenaje a su padre.
La tradición y el protocolo es también la responsable de recordar cada día de la festividad nacional monegasca a Carolina y Charlène que lo suyo tienen poco o nulo remedio. Carolina, por su matrimonio Hannover, es alteza real, Charlène, a pesar de ser la consorte del soberano monegasco está un punto por debajo en la escala social royal.
En la misa con la que comienzan los festejos Charlène debe cederle su sitio, a la derecha de su marido, a Carolina. El protocolo obliga. Como también obliga a que todos los asistentes Grimaldi a la ceremonia y sus vástagos saluden al pueblo reunido en la plaza desde los balcones de palacio. «Nos estamos quedando sin espacio para todos. Vamos a tener que crear nuevas ventanas, construir nuevos balcones», afirmó Alberto de Mónaco a la revista People en una ocasión.
Tenemos por lo tanto muchas expectativas en el sábado. Queremos ver a nuestras royals y pseudo royals favoritas bien abrigadas con sus chaneles y pradas. Queremos una buena remesa de niños Grimaldi acompañando a los mellizos de Alberto. Queremos comprobar si la nueva cara que afirman que Estefanía de Mónaco se ha hecho es tan terrible como cuentan. Y queremos dilucidar de una vez por todas si somos team Carolina de Mónaco o tema Charlène.