Aunque el yate se ha convertido en el recurso más inmediato de los royal y famosos para conseguir esas vacaciones privadas que tanto ansían, la realidad es tozuda. Las mansiones en islas recónditas, con playas privadas y restricciones al turismo continúan siendo el único lugar donde los muy ricos están a salvo de los objetivos de los paparazzi y las cámaras de los smartphone. Carolina de Mónaco lo sabe perfectamente: solo se libra de las miradas ajenas en la isla de Cavallo, la «isla de los millonarios».
Es una de las propiedades más desconocidas de los Grimaldi, sobre todo porque el acceso es prácticamente imposible. Carolina de Mónaco posee desde hace décadas una gran mansión en la isla de Cavallo, un pequeño territorio situado entre Córcega y Cerdeña que tiene la protección de la reserva natural desde 1981. Se trata del único archipiélago habitado de las islas Lavezzi, en el estrecho de Bonifacio.
La casa de Carolina de Mónaco, llamada lógicamente Villa Carolina, posee todos los requerimientos de la alta privacidad que convierte a esta propiedad en uno de los pocos refugios seguros de la familia: tanto la mansión como la playa privada anexa son prácticamente inexpugnables. De hecho, los fotógrafos lo tienen imposible para fotografiar a Carlota Casiraghi o Alexandra de Hannover cuando acuden con o sin su madre.
Aunque el medio de transporte de los habitantes de la isla es el barco, muchas zonas del archipiélago Cavallo están protegidas hasta el punto de prohibir la navegación y se restringe al máximo la presencia de yates que quieran recalar en sus aguas. Esto hace que la isla posea unas aguas transparentes que nada tienen que envidiar a la de las islas Mauricio y una arena blanca al más puro estilo Maldivas.
Lo cierto es que Carolina le guarda un inmenso afecto a esta casa de isla Cavallo, pues es el lugar en el que podría haber conocido a Stefano Casiraghi en 1983. Fue a bordo de un barco, pero las crónicas de flechazo no se ponen de acuerdo en su fue en Córcega o en Cerdeña, acaso porque el destino era Cavallo, la isla secreta de los Grimaldi.
Un dato que refuerza la teoría de que allí se enamoraron la hija mayor del príncipe Rainiero y el empresario italiano: Villa Carolina fue una de las primeras propiedades que los enamorados compraron juntos y allí disfrutaron de sus primeros veranos como recién casados y padres novatos. Si la memoria infantil de los hijos de Estefanía tiene su paraíso en un circo, la de los hijos de Carolina, Andrea, Carlota y Pierre, transcurre en isla Cavallo.
Tras el fallecimiento de Stefano Casiraghi, Carolina de Mónaco se refugio en la Provenza, en una casa rural donde vivió casi anónimamente durante dos años. Poco a poco se fue incorporando a la rutina, y pudo volver a compartir su paraíso en la isla Cavallo con su segundo gran amor, el príncipe Ernesto de Hannover.
Con el problemático y encantador Ernesto de Hannover, Carolina quiso renovar la posibilidad de una familia feliz con vacaciones en el paradisíaco mar de este archipiélago francés. De hecho, allí pasaron los primeros veranos de la infancia de Alexandra, su única hija. Desafortunadamente, tanta tranquilidad no fue del agrado del alemán, que siempre ha preferido la vida social y el bullicio.
Aún así, isla Cavallo no ha sido siempre el discreto paraíso de millonarios como Bill Gates, otro de los megaricos que posee allí una gran mansión. También fue la meca de las fiestas salvajes de la jet set francesa en la época dorada de Philippe Junot. De hecho, fue él quien llevó a Carolina a isla Cavallo por primera vez.
Isla Cavallo también se convirtió en los años 90 en el sitio de recreo del polémico Victor Manuel de Saboya, quien pleiteó durante años por un embarcadero ilegal que construyó delante de su mansión y que, finalmente, tuvo que destruir. Además, en una de sus fiestas mató de un disparo a un turista alemán, delito del que fue absuelto por falta de pruebas.
Sea como fuere, en los años 90 la isla de Cavallo se convirtió en un paraíso de defraudadores fiscales y mafiosos, hasta que una investigación periodística (liderada por Beatriz Borromeo cuando aún no era una Grimaldi) destapó los hechos delictivos e impulsó su llegada a los tribunales. Ahora, ls isla es territorio VIP, pero legal. Hoy, solo puedes aterrizar en la isla si tienes una casa o si eres invitado de alguien. Por ejemplo, de Carlota Casiraghi. Allí pasa todos los veranos con sus hijos Rafael Elmaleh y Baltasar Rassam.
20 de enero-18 de febrero
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