El príncipe Casimir zu Sayn-Wittgenstein se encuentra a medio camino entre lo vanguardista y la tradición arraigada. El nombre suena porque es el apellido del segundo hijo de Corinna Larsen, Alexander . También porque ella se empeñó en mantenerlo junto a su nombre pese a su divorcio y sin importarle que él se había vuelto a casar con una modelo, Alana Bunte.
Entre matrimonios, separaciones, amantes y la costumbre de cambiarse el apellido, hay un lío de identidades reales. Aquí va un breve resumen: Los padres de Casimir se llaman también Alexander, quien era jefe de la casa Sayn-Wittgenstein-Sayn, y Gabriela, que era condesa.
La familia es una de las más antiguas de Alemania, tienen su propia web (donde han omitido a Corinna con un pequeño giro, se refieren a ella como la otra parte de «un matrimonio civil roto»). En España, el que más triunfa de la estirpe ha sido Casimir, y no solo por su relación con Corinna.
Casimir tiene 46 años, se ha casado dos veces; en 2000 y en 2019. Tiene un hijo de 20 años y otro de dos. Algunas revistas le han llamado el príncipe hipster, en un alarde de modernidad (le llamaban así cuando se llevaba esa tribu urbana). El motivo, evidentemente, es su frondosa larga.
Casimir o Casi (como le llaman sus amigos) sí puede decir con certeza que la edad no le importa. Corinna, que ahora tiene 58 años, era 12 años mayor que él. Y a su actual mujer, la modelo californiana Alana, de 30 años, le saca 16.
También se comenta que estuvo con personas tan dispares como Amanda Cronin, una modelo e influencer inglesa de 45 años o la condesa Celia von Bismarck, que murió en 2010 de un melanoma maligno con metástasis, a los 39 años. También se le ha vinculado con Tinsley Mortimer, una socialité estadounidense de 47 años que ha protagonizado reality shows. Coinciden en una única cosa: todas son ricas (y casi todas rubias).
En un plano más profesional, trabaja en Londres, en una empresa de compra y gestión de fincas agrícolas, como cuenta la revista Vanity Fair. Estudió administración y marketing en la Universidad de Middlesex de Inglaterra y cofundó en 2007 la empresa londinense Scimitar Oryx Partners, que se dedica a la compra y gestión de fincas agrícolas en Latinoamérica, Asia y África. «Nuestro impulso por la transparencia, la innovación y la adopción global de las mejores prácticas», definen en la web.
La nacionalidad de Casimir es alemana, pero también tiene la austríaca y habla español con fluidez. Según El Mundo, ha llegado a veranear en Ibiza, donde segurmente lo perfeccionó.
En 2015 le invitó Juan Pepa, un argentino reconocido por sus negocios que organizaba en la isla un torneo de polo solidario para la fundación Pro-Alvear. Entre los compañeros de esa aventura estaban Fernando Martínez de Irujo, Alonso Aznar o Alberto Comenge. Estaba bien acompañado, junto a su mujer (que tiene ascendencia colombiana, según cuentan los medios).
Casimir además tiene otra vinculación especial con España, más allá de los lazos que ha establecido Corinna Larsen con Juan Carlos I. Es sobrino de Luis de Figueroa y Griffith, conde de la Quintanilla (que a su vez es el hijo de Aline Griffith, la condesa de Romanones).
Lo que ocurrió es que Luis estuvo un tiempo casado con Teresa una de las princesas, de la familia zu Sayn-Wittgenstein. De hecho, el príncipe hasta ha visitado la Finca Pascualete, en Trujillo (Cáceres). Todo queda en familia (sobre todo, si es aristócrata).
20 de enero-18 de febrero
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