Quién es (y dónde está ahora) Alexander zu Sayn-Wittgenstein, el hijo de Corinna Larsen que llamaba 'papá' a Juan Carlos I

La otra vida que tenía Juan Carlos I se desarrollaba en un hogar donde podía pasearse en pantalones cortos fosforitos, hacer una barbacoa y ponerse una gorra hacia atrás a juego con Alexander zu Sayn-Wittgenstein, el hijo pequeño de su cercana amiga Corinna Larsen .

Esta intimidad se hizo pública gracias a una fotografía que publicó hace dos años el Paris Match y que despertó muchas polémicas. La finca de La Angorrilla dio la vuelta al mundo como ese lugar secreto donde el marido de la reina Sofía tuvo la oportunidad de ejercer de padre, esta vez a tiempo completo.

La empresaria alemana, que a sus 58 años ha hablado abiertamente de su aventura con el emérito en en el pódcast Corinna y el rey, reconoce esta especial conexión entre los dos hombres de su vida. «Juan Carlos ha consentido a Alexander más que a sus hijos. Decía que no había sido muy atento con ellos», sentencia. El hijo de Juan de Borbón y María de las Mercedes de Borbón y Orleans estaba muy pendiente del pequeño, según la aristócrata, hasta «le cambiaba y le ayudaba a vestirse».

Por otra parte, la casa real española ha compartido pocos detalles rutinarios del rey cuidando de Felipe VI o las infantas Sofía y Cristina en sus infancias. Corinna señala un motivo: esa cercanía era poco común. De hecho, en los episodios, asegura que fue ella la que le abrió la puerta al mundo normal y corriente. A él le parecía exótico que la alemana le cocinara su plato favorito, risotto, sin ayuda del servicio.

El niño, Alexander Kyril Ludwig Peter Salentin Maria Gabriel zu Sayn-Wittgenstein, se ganó el puesto de ojito derecho de Juan Carlos. Según cuenta Pilar Eyre, le llamaba « papá». Fue su fiel compañero en sus momentos más convulsos, como cuando en 2011 al marido de la reina Sofía le operaron de un nódulo en el pulmón y se temían lo peor, que era un tumor maligno.

« Corinna y Alexander estaban allí, y no se movieron del lado del enfermo hasta que no se recuperó», describe la periodista. Madre e hijo lo acompañaron en el posoperatorio, un camino desde el hospital Clínic, pasando por la clínica Planas hasta llegar a Zarzuela.

Alexander también presenció la decadencia del prestigio del rey. Era uno de los espectadores en la famosa la cacería de elefantes de Botsuana, en 2012. Mucho después, Corinna declaró el gran presente que recibió de Juan Carlos I: 65 millones de euros que procedían de Arabia Saudí. Se los había cedido como «regalo» y «gratitud».

Alexander fue fruto del segundo matrimonio de Corinna Larsen, quien se casó en 2000 con el príncipe Casimir zu Sayn-Wittgenstein. La alemana tuvo a Alexander en 2002 y el divorcio se anunció en 2005, un año después de que la aristócrata conociera al monarca español en una cacería.

Alexander ya tiene 20 años y forma parte de la familia real alemana no reinante. Su madre, Corinna, no cuenta con la misma suerte. Se ha borrado su nombre de la web de la familia Sayn-Wittgenstein-Sayn, que es una de las más antiguas de la alta nobleza alemana. De su hijo se dice lo siguiente: «Alexander Kyrill, vive en Inglaterra, y proviene de un matrimonio civil anterior».

El príncipe Casimir volvió a casarse en 2019 con Alana Bunte. No obstante, Corinna sigue reclamando el largo apellido de la familia, sin éxito. Alexander tiene una hermana mayor, Natassia Adkins, hija de su madre y el empresario británico Philip Adkins. Hace dos años, en plena pandemia, nació su hermano pequeño, Johann Friedrich, hijo de su padre y la modelo.

Al padre de Alexander, que ha tenido conflictos con su ex mujer a causa de los títulos reales, sus amigos le llaman Cassi, como cuenta El País. Estudió Administración y Marketing en la universidad de Middlesex (Inglaterra). Cofundó Scimitar Oryx Partners, una empresa londinense dedicada a la compra y gestión de fincas agrícolas en Latinoamérica, Asia y África.

El rey Juan Carlos se quedaba fascinado porque le encantaba la « informalidad fuera del protocolo» que le otorgaba Corinna. Le encandilaba la oportunidad de jugar a la vida fuera del palacio, pero no muy alejada de él. Al fin y al cabo, la finca estaba a 20 kilómetros de la residencia oficial del Jefe del Estado.

La Angorrilla, en el Monte de El Pardo, fue el punto de encuentro que aparece en las imágenes filtradas de aquellos tiempos de idilio. En una de ellas, que sacó a la luz Ok diario, Juan Carlos tiene un piñón en la mano y deja su mirada atenta sobre un pequeño Alexander con los brazos abiertos. En otra, la madre abraza a su hijo y el rey los fotografía, con la rodilla hincada en el verde césped. Cualquiera diría que son una familia de vacaciones.

Precisamente esta relación es la clave de que Corinna Larsen, tras años de silencio, se haya atrevido a hablar y exponer sus intimidades. «Imagina que la persona que dice amar a tus hijos y que eres el amor de su vida te involucra en una investigación criminal», reconoce Corinna en el tráiler de su podcast.