Diana de Gales en una imagen de archivo. / /
La BBC acaba de hacer públicos por orden judicial la nada desdeñable cantidad de 3000 correos electrónicos que en el año 2020 fueron intercambiados entre directivos de la cadena pública y el periodista Martin Bashir. En ellos se desvela lo que ya se intuía: que la impactante entrevista realizada en 1995, y en la que Diana de Gales reconocía adulterio en su matrimonio – Carlos ya estaba con Camilla , pero aún casado con la madre de sus hijos–, se llevó a cabo mediante engaños, falsedad documental y presiones a la malograda «princesa del pueblo».
Una decisión judicial que llega después de el periodista Andy Webb, amparándose en el derecho a la información, exigiera a la BBC como encubridora y a Martin Bashir –el periodista que llevó a cabo al famosa entrevista–, la revelación del contenido de sus comunicaciones en los meses posteriores a la emisión en el año 2000, y a través de la cadena británica ITV, del documental T he Diana Interview: Revenge of a Princess (La entrevista de Diana: venganza de una princesa).
Andy Webb regresó a la BBC en 2016 y la dejó definitivamente en 2021 tras iniciarse la investigación que le ponía en el punto de mira de una importante mala praxis periodística: la de engañar a la princesa de Gales con el objetivo de hacerla sentir indefensa y presionada para confesar públicamente que era engañada por su marido, el entonces heredero al trono. En defensa propia, y con argumentos poco sólidos, el periodista alega «racismo» y «clasismo» en el escándalo en el que se ha visto involucrado.
Hace ya casi 30 años de la que fue una de los encuentros televisivos más escandalosos de su época, si no el que más. En esta «entrevista de la venganza», Diana de Gales, que estaba aún casada con el entonces príncipe Carlos , reconocía ante 23 millones de espectadores que en su matrimonio eran tres, multitud. Su mirada tímida y esquiva, y sus piernas cruzadas aparentando normalidad sobrecogieron a la opinión pública internacional con un ataque tal de sinceridad que afectaba directamente a la Corona Británica. Nada más y nada menos.
Era 1995 y el programa Panorama, de la BBC y presentado por el periodista Martin Bashir, pasó a los anales de la historia del periodismo como «la exclusiva del siglo». Un acontecimiento que años después seguía asombrando y extrañando por igual. ¿Cómo era posible que alguien como la Princesa de Gales, que aún era miembro de la Familia Real, accediera a semejante entrevista?
La posible respuesta: Diana fue engañada. Y esta teoría algo retorcida quedó evidenciada en el documental titulado The Diana Interview: Revenge of a Princess (La entrevista de Diana: venganza de una princesa), emitido el el año 2000 por la cadena ITV.
Diana de Gales entrevistada por Martin Bashir. / /
En él se hablaba de posible mal praxis periodística que incluía chantajes y mentiras, con el objetivo de convencer a la royal de hacer semejante entrevista. El escándalo fue tal que en 2022, y aún con el enorme impacto de la exclusiva coleando, la BBC pedía disculpas públicamente al príncipe Carlos y a los dos hijos que tuvo con Lady Di. Además, la cadena de televisión donó 1,6 millones de libras a fundaciones próximas a Diana de Gales en un intento de lavado de cara.
La cadena BBC reconocía así su responsabilidad en el «engaño» de una entrevista nada transparente que sometió a la princesa a una presión y estrés que muchos relacionaron, incluido su hermano el conde Spencer , con la trágica muerte de la princesa: en 1997 Diana fallecía en un accidente de coche tras ser perseguida por los paparazzis, y junto a su novio Dodi Al-Fayed (también murió en el siniestro), por las calles de París.
Hoy es un juez quien obliga a la BBC –al tratarse de un ente público los hechos resultan aún más relevantes–, a revelar los más de 3.000 correos electrónicos que involucran a Martin Bashir y a una serie de directivos de la cadena británica que lo encubrieron. Eran muchos y muy importantes quienes estaban al tanto de las malas artes empleadas por el periodista para conseguir la exclusiva, y no faltaron mentiras, falsedad documental ni coacciones, también al conde Spencer, que hicieron que la princesa de Gales accediera bajo presión.
Bashir, entre tanto, se escudó en que todo el escándalo tenía como origen el hecho de que él, «inmigrante de segunda generación, de raíces de clase trabajadora y no blanco, tuviera la audacia de entrar en el palacio real y realizar una entrevista», en referencia a otros reporteros más relacionados con la Cass Real inglesa y que nunca consiguieron una exclusiva semejante.