Su retiro madrileño

Ernesto de Hannover cumple 71 años: este es el restaurante de pescaíto junto al Palacio Real donde podría celebrarlo hoy

El jefe de la casa de Hannover sopla hoy las velas de su tarta de cumpleaños instalado en su apacible retiro madrileño, salpicado de cuando en cuando por sonados incidentes.

Ernesto de Hannover fotografiado en Madrid. / gtres

Jorge C. Parcero
Jorge C. Parcero

Tratando de mantenerse alejado de viejas polémicas del pasado que aún le persiguen y todavía sin firmar el divorcio de la princesa Carolina de Mónaco, Ernesto de Hannover cumple hoy 71 años instalado en Madrid y feliz junto a su actual pareja, la artista Claudia Stilianopoulos , hija de la recordada Pitita Ridruejo.

Una jubilación sin duda apacible y dorada para el aristócrata, cuyo irascible carácter y difícil trato con la prensa le ha llevado a sonoras salidas de tono que han inmortalizado los fotógrafos. ¿Por qué ha elegido la capital de España el príncipe para este nuevo capítulo de su vida? Primero porque es el hogar de su novia, que en los últimos años se ha convertido en su mejor apoyo y confidente. Y segundo, porque allí vive también su segundo hijo, Christian, casado con Sassa de Osma .

A diferencia de la difícil relación, juzgados mediante, que mantiene con su hijo mayor, Ernesto Augusto de Hannover , y su esposa, Ekaterina Malysheva, Madrid le ha brindado la oportunidad de desempeñar el papel de orgulloso abuelo de los gemelos Nicolás y Sofía, así como de la jovencísima Alexia, de apenas un año.

El escenario del cumpleaños de Ernesto de Hannover

La revista alemana Bunte detalla la rutina diaria del príncipe como «serena, bohemia y despreocupada», con cafés matinales en la terraza del Cappucino, un bar muy chic frente a la Puerta de Alcalá, visitas a galerías y mariscadas junto a sus amigos en La Lonja del Mar, un popular restaurante en el Madrid de los Austrias donde la mencionada publicación apunta a que podría celebrar su cumpleaños.

Las vistas desde el restaurante favorito de Ernesto de Hannover. / @lalonjadelmar

Situado en plena Plaza de Oriente, el Palacio Real y el Teatro Real rodean la que fuera la antigua residencia de Giuseppe Verdi y sede del archivo de Patrimonio Nacional, actual emplazamiento de este espacio gastronómico que acaba de cumplir diez años de vida. Definiendo su propuesta como alta cocina marinera, se precian de tener el mejor pescado de la capital y en su carta podemos encontrar desde bogavante azul, anchoas cantábricas triple 000 o caviar, a tesoros del litoral como rape nácar coruñés, merluza de pincho de Avilés o pez limón.

Con un precio medio por cubierto que ronda los 60 euros, además de la elegante marisquería en la planta superior, la Lonja del Mar dispone de otros dos espacios: una taberna castiza y un espacio más desenfadado para degustar unas tapas.

Uno de los tesoros del litoral del restaurante madrileño. / @lalonjadelmar

Ernesto de Hannover no es el único royal que visita de forma habitual esta marisquería. El pasado mes de agosto los congregados en las terrazas de la Plaza de Oriente se sorprendían al ver pasar a los reyes Felipe y Letizia, vestidos con looks muy casual, para disfrutar en esta marisquería de una agradable cena en pareja.

El mal recuerdo de Ernesto y Claudia en un restaurante

Aunque no protagoniza ya los escandalosos titulares del pasado, viejos fantasmas volvieron a acechar a Ernesto de Hannover en diciembre de 2024. «Viene a comer por tercera vez un aristócrata europeo asiduo a las portadas de prensa rosa y con un problema de alcoholismo conocido mundialmente. Rompe copas, las tira a los camareros, insulta al personal y a los otros clientes, grita, agrede al personal sanitario del Samur que viene a atenderle por un atragantamiento y se va cayendo de la borrachera», eran las declaraciones del chef de un local madrileño donde, supuestamente, el príncipe había provocado un altercado .

¿Qué ocurrió realmente? Claudia Stilianopoulos, que estaba presente aquel día, daba una versión completamente distinta del asunto. Aunque le gustó la comida servida, el ambiente le impresionó menos. En la web web TripAdvisor hizo algunos comentarios muy severos sobre lo acontecido en aquella ocasión.

La artista aseguró que ambos recibieron «un trato vejatorio» y negaba que su novio estuviera ebrio, explicando que había tenido una bajada de azúcar que le llevó a un posterior atragantamiento del que se recuperó gracias a que ella le realizó la maniobra de Heimlich. «El dueño me llamó para decirme que no volviera, porque la primera vez que fuimos rompió un vaso y la segunda fue un maleducado (le trajeron la comida cuando ya nos lo habíamos acabado todo...)», añadía en su defensa.