Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover, en la cena previa a la boda de los reyes Felipe y Letizia. /
Fue una boda inesperada, aunque curiosamente muy deseada por la madre de la novia, que había fallecido 17 años antes. Tuvo lugar en el palacio de Mónaco, en la Cámara de los Espejos. Fue una ceremonia civil y muy íntima. Ese 23 de enero de 1999, la princesa Carolina cumplía 42 años. Estaba embarazada de más de tres meses, de una niña, Alexandra , que nacería el 22 de julio.
Solo estaban presentes los familiares más cercanos –la hermana de la novia, la princesa Estefanía, no estaba entre ellos– y algunos amigos íntimos: Rainiero, Alberto, la princesa Antoinette y los cinco hijos de la pareja, Ernesto Augusto y Christian, y Andrea, Carlota y Pierre. Los testigos fueron la condesa Albina de Boisrouvray –prima de Rainiero– y Spyros Niarchos, gran amigo del novio, hijo de Stavros Niarchos. La boda fue celebrada por Patrice Davost, presidente del Consejo de Estado de Mónaco.
Era el tercer matrimonio para la princesa y el segundo para el novio, Ernesto Augusto de Hannover , duque de Brunswick. Ella había estado casada con el empresario Philippe Junot y era la viuda del financiero italiano Stefano Casiraghi, con quien había tenido tres hijos. El príncipe había estado casado con la heredera suiza Chantal Hochuli, amiga íntima de Carolina.
Era el heredero del Príncipe de Hannover, Ernesto Augusto, y de la Princesa Ortrud de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg. La complicidad de la pareja nunca hizo presagiar que acabarían separándose. Aunque no se han divorciado, llevan más 16 años alejados. El príncipe tiene hoy una nueva pareja, la artista plástica española Claudia Stilianopoulos. A Carolina no se le han conocido acompañantes desde la separación.
La novia llevó un traje de chaqueta azul pálido, con doble botonadura dorada, diseño de Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel, de quien era clienta y amiga- Pertenecía a la colección de Alta Costura de Otoño-Invierno de 1997. La Casa de Hannover, de origen alemán, es una de las más antiguas casas reales de Europa. Gobernó Hannover hasta el siglo XX, y el Imperio Británico entre los siglos XVII y XIX. Sus raíces se remontan al siglo XIII.
Ernesto, bisnieto del káiser Guillermo II, se había convertido en jefe de la Casa al morir su padre, en 1987. En ese momento ocupaba el puesto 450 en la línea de sucesión al trono británico. En 1981, Ernesto se casó con Chantal Hochuli tras obtener el permiso paterno, ya que no era de sangre noble, y la pareja tuvo dos hijos, el príncipe Ernesto Augusto y el príncipe Christian, nacidos en 1983 y 1985 respectivamente. Ernesto y Chantal se divorciaron en 1997. Parece que Carolina y Ernesto habían iniciado su romance tiempo antes.
No hubo ningún anuncio de Palacio previo a la celebración de la boda, sólo se hizo pública al día siguiente. Pero los rumores eran constantes en la prensa francesa, que afirmaba que la princesa estaba embarazada. La noticia se reveló cierta y explicó la premura y la discreción con la que se había celebrado la boda. Con el enlace, Carolina se convertía en una princesa de mucho mayor abolengo que el de Mónaco, considerado una casa aristocrática menor.
Los novios se conocían desde siempre. Pertenecían al mismo círculo aristocrático. Los rumores apuntaban a que estaban saliendo juntos desde 1996. En febrero de ese año, la revista alemana Bunte publicó que un par de meses antes, Ernesto se había alojado en el Hotel Oriental de Bangkok en una lujosa suite, con Carolina de Mónaco.
Ernesto de Hannover y Carolina de Mónaco se separaron en septiembre de 1997. /
En esa ocasión, el Principado sí publicó un desmentido, asegurando que habían simplemente coincidido en un viaje cultural. Luego aparecieron fotos de ambos besándose en el sur de Francia y Chantal Hochuli solicitó el divorcio, tras 16 años de matrimonio. Ya no era princesa de Hannover, pero conservó el tratamiento de Alteza real y recibió 10 millones de dólares. Chantal conservó su residencia en la casa familiar de Londres, con sus dos hijos, todavía adolescentes.
Carolina y Ernesto dejaron de esconderse. Acudieron juntos a la boda de Pierre d'Arenberg y Silvia de Castellane, en octubre del 1997, y se dejaron fotografiar por primera vez en un evento social. Pasaban el tiempo entre Francia, los castillos de Ernesto en Alemania y Austria y la isla keniata de Lamu.
Sin embargo, la relación con Carolina tuvo una consecuencia imprevista para Ernesto: se convirtió en un personaje «conocido» y entonces empezaron sus peleas con la prensa y las multas y las condenas. Ernesto ha perdido los estribos en numerosas ocasiones. Carolina, sin embargo, sigue casada. La razón, según la prensa informada, es proteger el patrimonio de los Hannover. Su relación con los dos hijos de Ernesto es inmejorable y parece que son ellos quienes pidieron a la princesa que conservara su vínculo de esposa.