Retrato oficial de la boda de Grace Kelly y el príncipe Rainiero de Mónaco. /
Hoy se cumplen exactamente 68 años desde que la novia de Hollywood, Grace Kelly , se convertía en la esposa del príncipe Rainero de Mónaco en una boda de cuento de hadas que sigue siendo considerada como el enlace royal más espectacular de todos los tiempos –superando incluso al de Carlos y Diana – pese al caos que rodeó a los tres días de ceremonias.
«Fue un acontecimiento increíble y ha dejado una huella imborrable en la gente», declaró el actual jefe de la familia Grimaldi, el príncipe Alberto , a la revista 'People'. Pero la flamante nueva royal acabaría arrepintiéndose casi de inmediato de haber protagonizado la 'boda del siglo', envuelta en infidelidades, rencillas con su suegra y cuñada y la amargura de tener que renunciar a su carrera en el cine.
Grace Kelly tenía tan solo 26 años cuando se casó con el príncipe Rainiero de Mónaco, de 32. Este era uno más en la ya l arga lista de amantes mayores que ella, muchos de ellos casados, que acumulaba la actriz para entonces. Entre ellos Gary Cooper, Clark Gable o el príncipe Ali Khan, que acabaría dejándola para casarse con otra leyenda de Hollywood: Rita Hayworth.
La actriz, nacida en Filadelfia, ya llevaba cinco años deslumbrando en la gran pantalla con películas como 'Crimen perfecto' o 'La ventana indiscreta' cuando encabezó la delegación de Estados Unidos en el Festival de Cannes de 1955. Allí fue invitada a cruzar la frontera francesa hasta el vecino principado de Mónaco para una sesión de fotos con el príncipe en su palacio. A partir de entonces mantuvieron una correspondencia secreta. Ese mismo año se comprometieron y comenzaron los preparativos de su impresionante boda.
El Código Napoleónico de Mónaco y la Iglesia Católica Romana exigían la celebración de dos ceremonias, una civil y otra religiosa. Se redecoró todo el Palacio de Mónaco para la primera ceremonia, a la que seguiría una recepción para tres mil súbditos. Mientras tanto, había que preparar la catedral de San Nicolás para la ceremonia religiosa, que sería supervisada por el obispo de Mónaco, Gilles Barthe, y seguida por televisión por unos 30 millones de personas.
Todo ello en medio del acoso de más de mil fotógrafos, los dos millones de dólares de dote que debió apoquinar la familia de la novia y las exigencias del estudio MGM que tenía bajo contrato a la intérprete. De hecho Rainiero permitió que se grabara la boda completa para que MGM pusiera punto y final a los siete años de contrato de la actriz.
Ser una de las actrices más solicitadas a mediados de la década de 1950 significaba que Grace Kelly tenía una animada vida social junto a sus amigos famosos. 1954 fue un gran año para la estrella, ya que recibió su primera nominación al Oscar por su papel en 'Mogambo', e incluso ganó su primer Globo de Oro. También empezó a trabajar con el legendario Alfred Hitchcock, que se convirtió en su amigo y mentor.
Pero el matrimonio de Grace Kelly con Rainiero acabó con sus sueños de triunfar a lo grande en Hollywood. Al principio la nueva princesa Grace invitaba a sus amigos a visitarla en Mónaco pero eso desagradaba sobremanera a su marido, al igual que la idea de que su esposa trabajara. «Echo de menos actuar», declaró Grace a 'Los Angeles Times' en 1964. «Una vez que te pica el gusanillo de la actuación, nunca lo superas».
Grace Kelly y el príncipe Rainiero de Mónaco junto a sus tres hijos: Carolina, Estefanía y Alberto. /
Dispuesto a cortar los lazos de su joven esposa con la meca del cine, Rainiero incluso llegó a prohibir sus películas en Mónaco. «No quiero que mi mujer trabaje», declaró en una ocasión a la prensa. Este sentimiento continuaría años después, como reflejó su biógrafo James Spada al recordar que cuando Grace ofrecía «sus lecturas anuales de poesía» como «un medio de autoexpresión», Rainiero jamás acudía a escucharla.
Pero no solo era Rainiero el que temblaba ante la idea de que la princesa Grace volviera a actuar. En 1962, cuando la actriz iba a aparecer en 'Marnie', de Alfred Hitchcock, un reportero de 'Los Angeles Times' visitó el principado para conocer la reacción de los monegascos. «Ya no la habría respetado si se hubiera ido a Hollywood», declaró una ciudadana, añadiendo: «Y nuestro país habría perdido prestigio». Al final, Grace Kelly abandonó el proyecto.
Si dejamos a un lado el hecho evidente de que el príncipe Rainiero III y Grace Kelly procedían de entornos muy diferentes, lo que causó problemas en su matrimonio, los años que pasaron juntos también fueron complicados en el plano romántico. Numerosas fuentes apuntan a que ambos tuvieron sucesivas relaciones extramaritales.
Grace Kelly y el príncipe Rainiero de Mónaco en una imagen de archivo. /
Según refleja la autora Wendy Leigh en su libro 'True Grace', no había pasado un mes después de la boda y él «se había liado con al menos tres mujeres. Grace estaba humillada y era extremadamente infeliz», destacando además las amistades «de mala reputación» del royal. Al parecer, la princesa Grace era plenamente consciente de los principescos escarceos. «Sé que mi marido tiene aventuras con otras mujeres», reveló una vez a su peluquera. «Eso me frustra mucho y me hace muy infeliz».
Esta frustración es la que le habría llevado, según un reportaje sobre su vida publicado por el diario 'Express', a reavivar la llama de algunos antiguos romances con Marlon Brando y Frank Sinatra. En este sentido, se cree que Grace tuvo un nidito de amor en la lujosa comuna de Cap-Ferrat con el legendario cantante y que su aventura se prolongó durante varios años.
La infancia de Grace no fue fácil. Criada en la más estricta fe católica y un ambiente selecto y acomodado, los Kelly se empeñaron en convertir a sus hijos en estrellas, y si para ello había que usar la violencia, los castigos o la indiferencia, se usaba. Cuando ella misma se convirtió en madre, fue cariñosa con sus tres hijos, pero distante. Se interesaba por la educación de Alberto, Carolina y Estefanía , pero delegaba los cuidados en niñeras y no dudaba en imponer disciplina a base de azotes.
En un paralelismo con la que hubiera sido su nuera, la princesa Charlène, las biografías sobre la actriz no dejan claro si sufrió de depresión, pero si aseguran que padecía largos períodos de tristeza y soledad. Desde luego, su familia política no ayudaba en este sentido.
La inolvidable Grace Kelly en uno de sus múltiples retratos. /
«Mi suegra muestra hacia mí una actitud que no contribuye a distender el ambiente», declaró la princesa en una ocasión resumiendo cómo era su relación con Carlota Grimaldi , la madre de Rainiero de Mónaco, y con Antoinette, la hija de esta. La antigua estrella de Hollywood tuvo que soportar los ataques de una cuñada que envidiaba su puesto y de una suegra que mostraba más interés por los perros de palacio que por sus propios hijos. Basta como ejemplo recordar que la madre de Rainiero jamás dejó una sola joya a su nuera, prefirió legarlas de forma íntegra y póstuma a su nieta, Carolina de Mónaco .
Con sus pocas luces y muchas sombras, la historia de amor entre Grace Kelly y Rainiero III haría honor a la legendaria 'maldición de los Grimaldi' con la trágica muerte de la actriz a los 52 años en un accidente de coche que tuvo lugar el 14 de septiembre de 1982. El príncipe nunca volvió a casarse y se dedicó por completo a su trabajo hasta su fallecimiento en 2005.