Iñaki Urdangarin trata de reconstruir su vida sentimental con la complicidad de sus hijos, algo que de momento parece fuera de su alcance. / gtres

¿BODA A LA VISTA?

Los daños colaterales de la relación entre Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia: por qué la historia de amor que salvó al ex duque hace daño a tres familias

La historia de amor más polémica de la reciente historia Borbón no termina de cerrar las heridas de la ruptura entre Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina. Tres familias acusan daños colaterales que dificultan la futura boda con Ainhoa Armentia.

La crónica social da cuenta de un acelerón en la relación entre Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia, una historia de amor que no comenzó de manera ortodoxa, pero que pretende confirmarse de la manera más tradicional: con una boda. Recordemos que el mundo entero y hasta la infanta Cristina se enteró por una portada de revista que su entonces marido tenía una relación paralela en Vitoria. Fue en enero de 2022.

Desde que saliera de la cárcel de Brieva en 2022, Iñaki Urdangarin no ha dejado de dar pasos para recuperar cierta normalidad en una existencia difícilmente convencional. No solo por su paso por la penitenciaría, sino más bien por su matrimonio con una infanta de España, Cristina de Borbón, y un enfriamiento de relaciones aliñado por rumores de infidelidad constante, un caso de corrupción casi televisado y un repudio social importante. Recordemos, de nuevo, que el ex duque de Palma aún no tiene trabajo.

Evidentemente, todos estos acontecimientos pasaron factura a las dos familias implicadas, los Borbón y los Urdangarin. Sobre todo, a los hijos de la pareja, marcados de por vida por el sufrimiento personal y la vergüenza social. Cualquiera pensaría que a estas alturas del caso, con el divorcio firmado y la condena cumplida, todo eso quedó atrás. Sin embargo, nada está más lejos de la realidad que un borrón y cuenta nueva. El dolor continúa, ahora por partida triple.

La brecha de malestar en la familia Borbón y el clan Urdangarin se expresa meridianamente en la reticencia de los cuatro hijos de la infanta Cristina, Juan Valentín, Pablo, Miguel e Irene, a reunirse con su padre. Dicen que por no aumentar el sufrimiento de su madre, quien aún no habría digerido del todo el susto de verse, de repente, abandonada y sustituida por otra mujer. Tampoco ayuda que Ainhoa Armentia, la tercera en discordia, esté presente.

Ainhoa es el motor de la nueva vida de Iñaki

Como vimos en la reunión de Iñaki Urdangarin y sus hijos con motivo de la Nochevieja, la relación entre los jóvenes Borbón y Ainhoa Armentia no es todo lo fluida que sería deseable, sobre todo teniendo en cuenta que ella es el principal motor de la nueva vida del ex duque de Palma. Claramente, este es más feliz ahora que ha recuperado su vida en Vitoria y sus afectos ya no le encumbran a la aristocracia. Su prole, sin embargo, no está cómoda en la nueva situación.

Iñaki Urdangarin con su hijo Pablo, el único que ha seguido sus pasos en el balonmano. / gtres

La periodista de televisión Marisa Martín Blázquez aseguro la información que ha puesto en alerta a toda la crónica social nacional: tal reunión en los últimos días de la Navidad fue propiciada para anunciar la boda. Una ceremonia que implica un compromiso ciertamente serio que, seguramente, no se limita a certificar la profundidad del lazo amoroso entre Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia. También parece reclamar cierto cese de las hostilidades.

Aunque la crónica social suele detenerse en los protagonistas 'royal' de esta historia de amor, desamor y corrupción, cabe reivindicar otras personas más o menos en la sombra que han vido cómo su equilibrio emocional se veía comprometido por el triángulo amoroso formado por Iñaki, Cristina e Ainhoa. La más sufridora y con diferencia es, probablemente, Claire Liebaert, madre del ex jugador de balonmano olímpico. Su malestar ha sido triple: por el destino de su hijo, por el malestar de sus nietos y por el dolor de su nuera.

La madre de Iñaki ha estado en una posición difícil

Desde los inicios de la relación entre Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, el papel de Claire Liebaert ha sido crucial y, de hecho, su nuera ha seguido visitándola a pesar del complicado divorcio. La matriarca del clan vasco ha tenido que navegar aguas más que turbulentas, dividido entre la necesidad de establecer una relación familiar con Ainhoa Armentia y el rechazo declarado de los Borbón a esta. Durante meses se reseñó que Armentia no era recibida en casa de Liebaert, probablemente para no molestar a la infanta.

Sin embargo, los sufridores en al sombra de esta turbulenta relación a tres bandas, una de ellas Borbón, es la familia de Ainhoa Armentia, de la que apenas sabemos nada. Imaginemos cómo deben sentirse los dos hijos de la vitoriana, de 18 y 14 años, al comprobar cómo su madre es rechazada por todos los hijos de Iñaki Urdangarin como si ella tuviera alguna responsabilidad en la mala relación y posterior ruptura entre la infanta y el olímpico caído en desgracia. Recordemos que, además, los cuatro viven ya bajo el mismo techo, como una familia más.

El inmerecido infierno de la familia Armentia

Aún más invisibles, pero seguramente molestos por el trato que recibe Armentia de los jóvenes Urdangarin Borbón, habríamos de recordar a los padres de ella. Ninguna madre, ningún padre, desea comprobar que su hija es rechazada, despreciada o marginada por aquellos que habría de contar en su núcleo familiar extendido. Son Vicente y Antonia (Toñi), ya jubilados pero muy activos en su comunidad, sobre todo ella: es una deportista consumada. Como sus dos hijas.

No nos olvidemos, efectivamente, de otro miembro de la familia Armentia que ha de sufrir al ver la complicada situación de Ainhoa. Hablamos de Laura, su hermana, monitora deportiva en Vitoria. Una de las escasas fotos que hemos visto de las tres mujeres Armentia las muestra, de hecho, haciendo deporte juntas. No esconden la buenísima relación que tienen y que, seguramente, se ha estrechado aún más con las dificultades. Una pena que los Urdangarin Borbón se lo pongan tan difícil. Esta familia de lo más normal no es responsable de las amarguras del numeroso clan real.