La infanta Cristina. /
El príncipe Karim Al-Hussaini, Aga Khan IV , fallecido el pasado 4 de febrero, fue jefe espiritual de los musulmanes ismaelitas, una corriente que agrupa a 15 millones de creyentes, cuya sede espiritual está en Lisbosa, y fundador y presidente de la Aga Khan Development Network o Red de Desarrollo Aga Khan. Fue en esta organización donde la infanta Cristina empezó a trabajar tras llegar a Ginebra, en 2013.
La infanta y su familia necesitaban alejarse de España y llevar una vida más tranquila y discreta, tras estallar el caso Nóos , y escogieron Ginebra. Allí siguió trabajando para La Caixa, pero inició también una colaboración a tiempo parcial en la Fundación del Aga Khan.
Fue, sin duda, el rey Juan Carlos quien le pidió a su amigo de la infancia –ambos compartieron internado en Suiza– que apoyara a su hija, en la época en la que todavía estaba casada con Iñaki Urdangarín y sus cuatro hijos seguían en edad escolar. Doña Cristina ejerció durante un tiempo de contacto entre la Fundación La Caixa y varias agencias de Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales, que tenían la sede en Ginebra. El Aga Khan le demostró a don Juan Carlos cuál era el cariz de su amistad.
En esa época trabajó también a tiempo parcial para la Fundación Aga Khan. Cuando, a finales de 2020, tras 26 años vinculada a La Caixa, doña Cristina dejó su puesto como responsable internacional de su Fundación, continuó con su labor con la Fundación Aga Khan, como enlace con ONG de países en vías de desarrollo, y cobrando un importante sueldo, que le permitió seguir llevando el estilo de vida al que estaba acostumbrada. Su labor era la de coordinar el programa y la agenda cultural de la Fundación.
Karim Aga Khan con Grace Kelly en una cena en Montecarlo en los años 70. /
Fue un apoyo excepcional en un momento muy difícil para la infanta Cristina y su familia. La Aga Khan Development Network tiene más de 80.000 empleados y opera en 30 países de África, Asia y Oriente Medio. El Aga Khan deja un patrimonio estimado de 15.000 millones de euros.
Esta relación no fue solo profesional. La infanta desarrolló una importante amistad con la familia del príncipe. Este vínculo es especialmente importante en el caso de la princesa Zahra, hija del Aga Khan. Parece que fue ella quien aconsejó a la infanta que llevara a sus hijos a la Escuela Internacional de Ginebra, al que iban también sus hijos, y fue ella también quien ayudó a Cristina a encontrar un piso adecuado donde instalarse.
Zarah también trabaja en la Fundación de su padre, aunque en un área distinta a la de la infanta. Ambas se conocían de siempre, igual que sus padres. Según explicó al diario ABC, en 2014, ambas solían coincidir cuando llevaban o recogían a sus hijos del colegio.
Don Juan Carlos y doña Sofía asistieron a la boda de la hija de Aga Khan, Zahra, en el castillo de Chantilly, en 1997, y el Aga Khan estuvo presente a su vez, en las bodas de las infantas Elena y Cristina, y también en la de los reyes don Felipe y doña Letizia . Sin duda, doña Cristina habrá recibido la noticia con pesar, pero, sobre todo, lo habrá hecho su padre, el rey Juan Carlos.
La lealtad del Aga Khan permitió a la infanta salir adelante en unos momentos muy difíciles para ella. En la actualidad, doña Cristina sigue trabajando en su Fundación, desarrollando la labor que siempre le gustó: la coordinación entre distintas ONG para ayudar a los más desfavorecidos.