
GENERACIÓN SOLIDARIA
GENERACIÓN SOLIDARIA
No hay palabras para describir la tragedia de las 850.000 personas afectadas por la DANA, familias valencianas de 70 municipios que han perdido seres queridos, medios de vida y casas debido a la riada. Y aunque las últimas noticias ya no son tan brutales y la Generación Z se ha volcado para ayudarles, aún no existe consuelo para los habitantes de Paiporta, Chiva, Aldaia, Pincanya y el resto de pueblos inundados.
En un ambiente de tensión, de desesperación, la presencia de políticos, militares o incluso de la familia real se ha envuelto en polémicas, unas comprensibles y otras dolorosamente interesadas. No hay que desdeñar el compromiso de la Corona cuando se producen desastres naturales: la involucración de los reyes Felipe y Letizia en las causas también las señala y pone algo más de presión para que el Estado sea eficiente en las tareas de reconstrucción.
Por suerte, comienzan a anunciarse los fondos que se dedicarán a recuperar casas, negocios y coches y a prevenir que una tragedia como esta se vuelva a producir. Lo que seguramente quedará impago será el ingente trabajo de los voluntarios, presentes en los pueblos de Valencia desde el minuto uno y renuentes a dejar sus útiles de limpieza hasta cuando algunos pretendieron que se quedaran en casa. Los voluntarios, más o menos despistados, entrenados, pertrechados, siguieron llegando con ánimos para trabajar, consolar y dar esperanza a los afectados.
Existe unanimidad: han sido los voluntarios, muchos de ellos gente joven, estudiantes de la llamada generación Leonor, los que están consiguiendo que la tragedia sea un poco menos trágica. Los afectados por la DANA que son entrevistados en los medios de comunicación no se cansan de agradecerles su trabajo, sus ánimos y su entusiasmo por ayudar. Cuando la maquinaria pesada no podía entrar al corazón de los pueblos en primera fila de la riada, allí llegaban los voluntarios.
Tres jóvenes voluntarios por las calles de Aldaia. /
Ciertamente, todo lo que está sucediendo en Valencia está desbordando previsiones. Nadie podía prever lo que sucedió con la visita de los reyes Felipe y Letizia a Paiporta y nadie pudo imaginar la increíble afluencia de voluntarios a los pueblos afectados por la DANA. Son, probablemente, dos extremos de una tragedia que no terminan de tocarse, aunque puede darse un punto de encuentro propiciado, simbólicamente, por la princesa Leonor.
Lo que apuntamos no es ninguna ocurrencia: en 2020, el jurado convocado por la Fundación Princesa de Asturias concedió el Premio Princesa de Asturias de la Concordia a los sanitarios que se enfrentaron a la terrible epidemia de COVID-19. Los héroes con bata que aplaudíamos desde los balcones tuvieron, entonces, un reconocimiento a su valentía y trabajo infatigable.
El 2025, los Premios Princesa de Asturias serán escenario de un gran paso paso adelante para Leonor, por primera vez presidenta de honor en la gala de entrega, responsable del discurso final y de convocar la siguiente edición de los galardones. Aún es pronto para confirmar si estará o no sola a la hora de entregar los galardones mientras sus padres la observan desde el palco, ahora ocupada por la reina Sofía.
Que la princesa Leonor asuma responsabilidades en los Premios Princesa de Asturias 2025 y lo haga premiando a los voluntarios de Valencia, precisamente a los jóvenes de su generación, no puede ser más propicio. No solo por el reconocimiento a una ciudadanía poco atendida precisamente por su edad, sino por incidir en el compromiso de la familia real con la reconstrucción de los pueblos afectados por la DANA. Sin duda, la desesperación y el dolor de los vecinos de Paiporta va a seguir en la memoria de Felipe y Letizia durante meses.
Sigue en el aire la visita a Chiva que los reyes Felipe y Letizia no pudieron llevar a cabo tras los disturbios en Paiporta. Mientras, el monarca ha iniciado una intensa agenda de contactos con representantes de confederaciones empresariales, de seguros y financieras, así como de las principales organizaciones sindicales, para analizar la situación provocada por la catástrofe en las distintas comunidades autónomas afectadas. Leonor, por su parte, continúa con su formación en la Escuela Naval de Marín.