olvidado en el cajón

Los detalles del anillo de pedida de la reina Letizia y por qué ya nunca lo lleva: moderno, sencillo y envuelto en polémica

Doña Letizia ha dejado olvidada su sortija de pedida, todo por culpa del escándalo de su cuñado, Iñaki Urdangarin. Sin embargo, ha dejado verse con otros anillos muy especiales.

Doña Letizia el día de su pedida de mano. / / GTRES

Elena Castelló
Elena Castelló

Nos lo mostró el día de su pedida de mano , el 6 de noviembre de 2003, en el Palacio de El Pardo, orgullosa e ilusionada. Pero, años después, esa joya tan simbólica desapareció del dedo anular de la mano izquierda de doña Letizia , a pesar de su singularidad.

Se trataba de un diseño de la joyería Suárez, de la colección «Grace», de oro blanco y diamantes en talla «baguette» (rectangulares y pequeños), de estilo «infinity», «amor eterno» o «alianza de la eternidad». Su diseño simula lo ilimitado del amor y su estilo permite llevarlo en el día a día. Es atemporal, sencillo, pero moderno. Se puso muy de moda en Hollywood en los años cincuenta del siglo pasado, pero no ha envejecido.

Sin embargo, su origen se remonta varios siglos atrás, a la época del rey Jorge III de Inglaterra y de su esposa Charlotte. Se utilizaba como sinónimo del amor sin límite entre la nobleza. El príncipe Felipe consideró que era perfecto para doña Letizia, porque no le gustan las joyas costosas, más allá de las que luce por protocolo, y las prefiere discretas. Una piedra preciosa engarzada no hubiera sido, seguramente, de su gusto. Curiosamente, esta alianza es parecida a la que recibió la infanta Cristina de Iñaki Urdangarín por su compromiso.

Sin embargo, en 2011, la reina tomó la decisión de no llevarla más. Se dijo que había decidido prescindir de ella, porque le resultaba incómoda para dar la mano, y que, por esa razón, también había prescindido de su alianza. Sin embargo, hay otra versión que apunta a que la razón por la que no volvió a utilizar una joya tan simbólica fue porque aquel anillo había sido adquirido por Iñaki Urdangarín, en una de las tiendas de Suárez, la de Passeig de Gracia, en Barcelona, a la que había acudió con su socio, Diego Torres, y la había pagado con la tarjeta de crédito de la Fundación Nóos.

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La intrahistoria era revelada en el libro de Esteban Urreiztieta y Eduardo Inda 'Urdangarin. Un conseguidor en la corte del Rey Juan Carlos', y en él se recogía una conversación que Torres habría tenido con un interlocutor en el que le decía: «No te lo vas a creer, pero el anillo de pedida de Letizia lo compré yo con la tarjeta de crédito de Nóos».

Según ese relato, el rey había elegido el anillo por catálogo y le pidió a su hermana y cuñado que lo recogieran en la tienda. Doña Cristina no acudió finalmente porque se encontraba enferma. El anillo estaba valorado en 3.000 euros. Más tarde, Urdangarín no permitió que el Rey le reembolsara la compra. Así que el anillo fue un regalo suyo. Cuando estalló el escándalo del caso Nóos , la reina lo arrinconó, buscando distanciarse lo más posible del marido de la infanta Cristina. Un gesto que, seguramente, no fue nada fácil, tratándose de su sortija de pedida.

Otros anillos con significado especial que si sigue luciendo

En lugar de este anillo, doña Letizia ha llevado, desde 2019, y durante largo tiempo, un anillo diseño de Karen Hallam, de plata chapada en oro, llamado «Signature ring», hecho a mano. Le tiene un gran aprecio porque fue un regalo de su marido, no de sus hijas, como se ha dicho, según reveló la revista «¡Hola!». Cuesta algo más de 100 euros. También se la ha visto luciendo un anillo de la firma italiana Coreterno, con dos inscripciones: «El amor todo lo mueve», una cita de Dante, y «Mientras yo viva serás amado», de un libro inglés del Medievo.

Detalle del anillo de pedida de Doña Letizia. / GTRES

Durante un tiempo, la Reina también lució una sortija de piedras verdes, unidas por un pavé de diamantes. Fue durante el año 2017. Parece que fue un regalo de cumpleaños del Rey, pero, tras unos meses, la guardó en su joyero. Tampoco volvió a lucir una sortija formada por un anillo de oro y un ópalo negro de talla cabujón que Don Felipe le regaló por otro cumpleaños, en 2004.

Parece que el rey lo había comprado en Hungría. Tras la «pérdida» de su anillo de compromiso, parece que la Reina se ha vuelto inconstante con sus sortijas. Todas simbolizan algo durante un tiempo y luego las guarda. Sin duda, es difícil sustituir la primera joya que una novia recibe.