La reina Letizia comparte recinto palaciego con sus sobrinos Urdangarin: Irene, Migue y Juan se han refugiado en Zarzuela. / LIMITED PICTURES

Por qué Letizia protege a los hijos de la infanta Cristina: por qué los Urdangarin parecen los nuevos Gómez-Acebo

Irene, Miguel y Pablo Urdangarin han logrado autorización de Casa Real para vivir en Zarzuela, pese a que la narrativa oficial sigue colocando a la infanta Cristina como la Borbón más incómoda para los reyes.

Quién hubiera imaginado el llenazo en Zarzuela a estas alturas del año. Si no se equivocan las crónicas royal, tres Urdangarin coinciden en la residencia oficial de los reyes Felipe y Letizia para dormir bajo el mismo techo que la reina Sofía. Son Irene, Miguel y Juan Urdangarin, todos solicitantes de asilo palaciego. La primera en irse será la hija pequeña de la infanta Cristina, con destino a Londres. Allí comienza sus estudios universitarios.

El trasiego de nietos Urgandarin en Zarzuela ha de sorprender, necesariamente, a los que observamos los movimientos de los Borbón. Primeramente, porque trascendió de las conocidas fuentes fidedignas que el rey Felipe había ordenado expresamente no convertir el palacio madrileño en un hotel. Si realmente dijo esto, se ha hecho justo lo contrario. Puede que por una buena razón, como permitir que la reina Sofía disfrute de los nietos que más lejos ha tenido.

Una de las razones que se ha aducido para explicar la presencia de Juan Urdangarin en Zarzuela tiene que ver con un desengaño amoroso, según publica Vanitatis. Parece que unas calabazas sentimentales habrían llevado al joven a dejar el trabajo y salir pitando de Londres, justo cuando llega su hermana a la ciudad. Una decisión que suena exagerada en cualquier profesional que inicia su carrera laboral. Y mucho menos justifica la decisión, anunciada por el mismo medio, de disfrutar de un año sabático.

Si la dureza de los profesional se le resiste a Pablo Urdangarin, no conviene elaborar justificaciones. Sobre todo porque esto del año sabático parece del gusto de los hijos de la infanta Cristina, no solo de Juan (que lleva dos) sino de Irene, que ahora termina el suyo para volver a la vida de estudiante. De Miguel poco se puede decir, aunque, como Irene, ha encontrado novia en Madrid mientas convalecía, también en Zarzuela, de un accidente de esquí. No se le conoce destino profesional más allá de unas prácticas.

Pablo es el único sobrino de Letizia que es autónomo

La trayectoria de Juan, Miguel e Irene destaca más si cabe la trayectoria de Pablo, el único de los hijos de la infanta Cristina que decidió seguir los pasos de su padre, Iñaki Urdangarin. La exigencia del deporte profesional, el sacrificio que requiere jugar en la elite del balonmano, ha cimentado una autonomía personal y profesional que sin duda ha de valorarse en Zarzuela. Sabemos, además, lo mucho que el rey Felipe admira el esfuerzo deportivo y los valores que conlleva.

Ante este panorama, cabe preguntarse qué se ha movido en la familia real para que Zarzuela se convierta en el refugio seguro de los sobrinos del rey o, más en concreto, de los sobrinos Urdangarin del rey. Una razón que ha de ir más allá del deseo de proporcionarle compañía joven a la reina Sofía, pues si ello bastara podríamos haber visto a Victoria Federica entrando y saliendo del palacio madrileño. Que sepamos, la hija de la infanta Elena no pudo vivir allí, aunque quiso.

Las infantas Elena y Cristina junto al rey Juan Carlos y Juan Urdangarin, en la última gran reunión Borbón, con ocasión de la boda de Teresa Urquijo y el alcalde de Madrid. / LIMITED PICTURES

Una primera observación debe fijarse en qué puede significar la nutrida presencia Urdangarin en Zarzuela al respecto de la relación de los reyes Felipe y Letizia con las infantas Elena y Cristina. La hermana mayor del monarca mantiene unas relaciones fluidas con Casa Real, pues los soberanos acudieron a su 60 cumpleaños y ella ha vuelto de manera puntual a acudir a eventos de la agenda oficial, convirtiéndose en el único miembro de la familia del rey disponible y apto para ello.

La infanta Cristina, sin embargo, continúa teóricamente alejada de su hermano, con el que no la vemos charlar desde que estallara el caso Nóos, la desposeyeran de su título de duquesa de Palma de Mallorca y encarcelaran a Iñaki Urdangarin. El pasado 5 de junio coincidieron en el acto de entrega de las Becas La Caixa, la entidad para la que trabaja la hija pequeña de los reyes eméritos, pero no se dejaron filmar en conversación. A efectos, no se hablan.

Esta puede ser una maniobra de aproximación a Cristina

Si las relaciones son tan gélidas como aparentan, este cobijo a los hijos de la infanta Cristina puede ser un gesto importante de los reyes Felipe y Letizia. De hecho, puede sustentar esa teoría que señala a la ex duquesa de Palma como la parte que insiste en mantenerse al margen, como en su momento insistió en no divorciarse de Iñaki Urdangarin, a pesar de las recomendaciones para que lo hiciera que llegaron de Zarzuela.

Otra cuestión colateral, pero importante, resulta de la comparación entre el trato que reciben los hijos de la infanta Cristina y el que se le depara a los Marichalar. Aquí no hay vuelta de hoja, dadas las constantes declaraciones a medios de comunicación de Victoria Federica para realzar la figura del rey emérito Juan Carlos y las polémicas de su protagonismo mediático. Ni una cosa ni otra se acomodan bien en la política de máxima discreción y control que busca Casa Real.

Los Urdangarin, en cambio, parecen haber captado mucho mejor la ventaja que les proporciona buscar la concordia con Zarzuela. Por su discreción, irrompible, se postulan como los Gómez-Acebo de la tercera generación Borbón: silenciosos, invisibles y discretos.