LA PRINCESA DEL PELO ROJO

La enigmática historia de Lalla Salma y Mohamed VI: amor a primera vista, 16 años de matrimonio y un divorcio con muchas incógnitas

Lalla Salma y Mohamed VI se casaron en 2002 y ella comenzó una nueva etapa para la realeza de Marruecos. Era una mujer con estudios, trabajo y una melena rojiza que mostraba orgullosa (y sin ningún velo).

Lalla Salma y Mohamed VI con su hijo Moulay el Hassan. / gtres

Claudia Vila
Claudia Vila

La misteriosa historia de amor entre Lalla Salma y Mohamed VI deja en el aire dudas, dudas y más dudas. La primera y más impactante: ¿ Dónde está la mujer que se casó con el rey de Marruecos? ¿Por qué ha desaparecido del panorama la madre del heredero, Moulay el Hassan ? Lo único que queda claro es que su matrimonio duró 16 años, tiempo suficiente para que la princesa iniciara su particular cambio de tradiciones, y terminó entre muchas incógnitas.

Hoy se cumplen 21 años del día señalado: la celebración religiosa de la boda de los reyes de Marruecos en el palacio real de Rabat. Fue un acto íntimo, con poco eco en los medios de comunicación. La fiesta se celebró a posteriori, a partir del 12 de abril. Conocida como el-Arsse, duró varios días, fue en Marrakech y estuvieron invitados numerosos dignatarios extranjeros.

Según anunciaron en un comunicado, el evento sería «conforme a las tradiciones ancestrales de la familia real y a la autenticidad de sus costumbres enraizadas en la historia, que han consagrado la simbiosis entre la ilustre familia alauí jerifiana y las diferentes categorías del pueblo marroquí». Para el país, esa manera de proceder con un primer compromiso íntimo indicaba algo muy concreto y diferente a lo que defendían los royals: un paso hacia la modernidad.

En definitiva, Mohammed VI, de 38 años, se comprometía con Salma Bennani, de 24 años. Aparecían por primera vez las imágenes de esa desconocida joven, hija de un profesor de Fez y educada en una familia con enorme poder adquisitivo. A partir de ahí, comenzaron una relación que concluyó en 2018 y se descubrió (más o menos y de manera tangencial) a través de otro comunicado oficial.

Vídeo. Los divorcios más escandalosos de la realeza / mujerhoy

Cómo se conocieron Lalla Salma y Mohamed VI

Desde palacio se confesó que todo había surgido como un amor a primera vista. Se conocieron en una fiesta privada, según aseguraron las fuentes. Después habían compartido varios viajes al extranjero. En uno de ellos, paseaban por Roma e inspirado por la belleza de la ciudad y del amor, Mohamed decidió comprarle el anillo de compromiso.

Él ya había estado casado previamente con alguien incluso más anónimo, una mujer llamada Amina. Contrajeron matrimonio la misma noche que murió su padre. Entonces, no se conocía ni su nombre completo ni nada de su familia (después tampoco). La prensa describía que lo único claro es que era de origen marroquí (en la ascendencia de la esposa no puede haber sangre extranjera), y algunas fuentes aseguraban que era de familia bereber, el deseo de Hassan II.

Esta rapidez nupcial se debía a dos factores. Mohamed no se podía casar con su padre vivo (porque no podía haber otro heredero si su mujer quedaba embarazada) y no podía ser rey sin contraer matrimonio. Por otra parte, su separación también inmediata se debía a que, según algunas informaciones, ella no podía tener hijos.

Lalla Salma y Mohamed VI posan en su boda, en 2002. / gtres

Los antecedentes eran muy diferentes y fue Lalla Salma la que marcó un cambio de era. La madre de Mohamed VI y de sus cuatro hermanos, Lalla Latefa, jamás posó en una foto oficial durante el reinado del fallecido Hasán II. Estaba absolutamente relegada.

Desde el inicio, Salma apuntó maneras. Con ella concluían algunas costumbres y comenzaban otras. Su relación no había sido concertada por las familias, como dicta la tradición. Y su título iba a ser «alteza real», una distinción reservada para las hermanas del rey (como Lalla Hasna, conocida en España por tener una relación con Miguel Báez, El Litri).

Sin velo y con una larga melena rojiza, se convirtió en centro de las miradas. Pronto destacó al tratarse de una mujer licenciada con calificaciones brillantes en sus estudios científicos.

Fue la mejor de su clase, tiene un título de ingeniería en ciencias de la computación. Se dedicó a esa profesión en ONA, el conglomerado industrial y financiero más importante de Marruecos (casualmente, la familia real es la máxima accionista, posee casi el 14%). Fue la primera princesa real de Marruecos, pero ya era reconocida en Casablanca, la sede central del holding. Por sus propios méritos.

Cuáles son los misterios de Lalla Salma

Pasó de ser una plebeya que simplemente iba a cumplir la labor de ser la madre de príncipes y princesas a mostrar su propia identidad. En la información oficial se la describía como una «perla radiante de castidad, virtud y nobleza». Por su parte, la prensa marroquí destacaba otro aspecto: su carácter «innovador».

Lo que más le gustó al rey era precisamente su aire natural y sencillo. Iba a su trabajo con blazer y vaqueros, y se comportaba como alguien sin ínfulas. Se corroboró esa información cuando en 2005 el semanario Al Jarida Al-Oukhra expuso detalles privados. Contaban que comía con sus asistentes, que ella misma alimentaba a su hijo y que le gusta caminar descalza por las habitaciones de palacio.

Lalla Salma marcó un antes y un después entre la realeza de Marruecos.

Los periodistas y confidentes de la prensa internacional estaban fascinados con su figura. Descubrieron que a la princesa le gusta levantarse tarde, que conducía su propio coche y que solía llevar a sus hijos a la casa de su abuela paterna (la royal fue educada por sus abuelos, porque su madre falleció cuando ella tenía tres años).

Por su porte y su actitud, se convirtió en referente de la moda, comparada incluso con Rania de Jordania. No obstante, se esmeró en aportar algo más: presidió la Fundación Lalla Salma para la lucha contra el cáncer, inauguró hospitales, escuelas... En 2003 dio a luz al heredero Moulay Hassan, y en 2007, nació su segunda hija, Lalla Khadija. Fueron 10 años de gloria.

Su idilio terminó (al menos públicamente) en 2018. Las alarmas sonaron cuando Mohamed fue operado en París y en las imágenes no había ni rastro de Lalla Salma. No obstante, desde la Casa Real ni se confirmaba ni se desmentía.

Únicamente se pronunciaron para disipar las polémicas. Lanzaron un mensaje conjunto y oficial para negar que él no dejaba libertad a su (¿ex?) mujer para visitar a los hijos de ambos. Entre líneas, se leía que efectivamente se había terminado el amor. Mientras, Lalla Hasna, hermana menor del monarca, es la que ejerce de primera dama. Como siempre, a consorte ausente, sustituta puesta.