Así es Luis Medina: mal estudiante, sin suerte en los negocios, enfrentado a Laura Vecino y a la sombra de su madre Naty Abascal y su hermano el duque de Feria

El 25 de abril Luis Medina, hijo de Naty Abascal y el duque de Feria tendrá que acudir al juzgado. Es hora de repasar la trayectoria en constante crisis del marqués más polémico de España.

Luis Medina, el marqués de Villalba hijo de Naty Abascal que está en el punto de mira. / gtres

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Es marqués de Villalba porque su hermano Rafael Medina, actual duque de Feria y marido de Laura Vecino , le cedió el título. Siempre a la sombra de su famoso hermano y su aún más famosa madre, Naty Abascal , Luis Medina ha adquirido en las últimas semanas el estatus de aristócrata escandaloso y polémico que ya tuvo su padre Rafael de Medina y Fernández de Córdoba (con el que tuvo una trágica relación) al ser acusado por la Fiscalía Anticorrupción de estafa, falsedad documental y blanqueo de capitales.

Desafortunadamente para Naty Abascal y el propio Luis Medina llueve sobre mojado en la familia del duque de Feria y a la memoria de todos ha regresado el recuerdo del encarcelamiento de Rafael de Medina y Fernández de Córdoba y los pleitos familiares más recientes con el duque de Segorbe por el testamento de la duquesa de Medinaceli . El próximo 25 de abril Luis Medina acudirá al juzgado con la conciencia tranquila ( «no he hecho nada malo», declaró antes de abandonar España) muy convencido de que van a archivar la causa contra él. ¿Se cumplirá su pronóstico? Si el karma existe, viendo la trayectoria vital del marqués de Villalba quizá sí tenga algo que temer.

La traumática infancia de Luis Medina

Luis Medina llegó al mundo el 30 de agosto de 1980 en un matrimonio en crisis que acabaría en divorcio en 1989. Con la separación de sus padres y las consiguientes disputas entre Naty Abascal y su ex marido comenzó un periplo de los hermanos Medina Abascal por el mundo que solo puede ser definido como desgraciado.

Del colegio privado en Dos Hermanas en el que compartían amistad con sus primos, los hijos de Ana Abascal, pasaron a formarse por decisión materna en un internado en Badajoz, lejos de la influencia de los Medinaceli y de su propio padre. El centro en cuestión, gestionado por los jesuitas, tenía fama de hacer milagros con los alumnos más rebeldes (y con los que peores notas sacaban) por lo que la fama de mal estudiante de Luis Medina se empezó a forjar desde una edad bien temprana.

Si este cambio ya fue duro lo que vendría a continuación fue aún peor: para proteger a sus hijos del caos mediático que provocó el caso Arny Naty Abascal envió a sus hijos a un costoso y privilegiado centro educativo en Estados Unidos, el colegio Kiski. Los fines de semana Luis los pasaba en Nueva York, en casa de Carolina Herrera, alejado de su madre, su familia, sus amigos y sus raíces y llorando por teléfono en cada llamada a España. A los 15 años, y de paseo por Manhattan, Luis Medina y su hermano se enteraron del ingreso de su padre en prisión.

Hasta que no tuvo 18 años Luis no volvió a coincidir con su padre, aunque siempre mantuvo el contacto con él de una forma u otra. Su empeño por volver a España y recuperar el contacto paterno le alejó de su hermano: mientras Rafael permaneció estudiando en Estados Unidos, Luis llegó a España dispuesto a todo para restaurar los lazos con su familia paterna. Lo consiguió contra todo pronóstico pero aún tuvo que pasar por varios traumas más como consecuencia de esta decisión: en 1998 su padre intentó suicidarse cortándose las venas, fue Luis quién le encontró y le llevó al hospital; años después fue el encargado de visitarlo en el centro psiquiátrico donde estuvo ingresado, finalmente enterró a su padre en 2001 (funeral al que su madre no acudió).

La mala suerte en los negocios, la familia y el amor de Luis Medina

A pesar de ser elegido por la aristocrática publicación Point de vue como uno de los solteros más atractivos de 2014 Luis Medina no ha triunfado en el amor y sigue siendo un soltero, eso sí, con menos oro del que se le presupone por su condición de heredero de los Medinaceli (el juzgado 47 ha comprobado que en su cuenta bancaria hay menos de 250 euros). Quizá el hecho de que sea capaz de etiquetar en Instagram a sus amigas bajo el hastag «daros por folladas» nos dé una pista de por qué sus relaciones no han llegado a buen puerto.

Con su familia las cosas tampoco han ido viento en popa. Como el resto de los descendientes de María Victoria Eugenia Fernández de Córdoba Luis Medina esperaba que se le concediera un título nobiliario de los 30 que ostentaba su abuela. No fue así. «En vida de mi abuela, mi tío, el duque de Segorbe, me comentó la ilusión que tenía la abuela de que todos sus nietos llevaran un título y que habían pensado para mí el de conde de San Martín de Hoyos. Pero pasó el tiempo, falleció mi abuela y me enteré de que mi tío nunca movió ese documento», explicó él mismo. Finalmente fue su propio hermano quien le cedió uno de sus títulos, el de marqués de Villalba, aunque esta atribución aún no ha sido confirmada por la publicación en el BOE.

Habrá que ver si el rey Felipe está por la labor de ratificar este nombramiento o no. Otra cuestión que quizá también le salga rana a Luis Medina a partir de ahora es la relación con sus sobrinos. Durante años en su casa de El Viso Luis Medina ha llevado una vida discreta y ha disfrutado de la compañía de los hijos de Laura Vecino y su hermano desde que la familia del duque de Feria se instalara en Madrid. Con el escándalo esa relación también ha quedado en entredicho.

Al conocerse la imputación de Luis Medina su cuñada Laura Vecino ha sido la única familiar del marqués que ha hecho declaraciones públicas al respecto para lavarse las manos sobre todo este asunto y que el escándalo no salpique a su familia. «Estoy horrorizada con la situación. Ni mi marido ni yo teníamos conocimiento de lo ahora se sabe. Somos responsables de nuestros actos, no de los de los demás», aseguró en sus redes sociales.

Vídeo. Quién es quién en el juicio de la Casa Medinaceli

La buena fortuna parece tampoco ha sonreído a Luis Medina en los negocios hasta la fecha. Fue brevemente imagen de Dolce & Gabbana, posibilidad que expiró; también lo intentó en la inmobiliaria de un amigo, pero solo consiguió vender una casa a su madre. Lo dejó. Fundó un showroom de firmas de lujo que cerró durante la pandemia y por el tuvo que acudir al juzgado al tener una deuda pendiente con un proveedor por 30.000 euros. En mayo de 2020 abrió una nueva sociedad limitada, Sextante Trade Desk. ¿Tendrá más suerte en esta ocasión o el próximo juicio arruinará también este negocio?

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