Cuando María Concepción Sáenz de Tejada y Fernández de Bobadilla, madre de Jaime de Marichalar, murió el 13 de marzo de 2014 en el hospital madrileño de La Paz, de Madrid, el que fuera marido de la infanta Elena sufrió uno de los golpes más duros de su vida, pues había estado muy unido a ella.
Una mujer mujer fuerte y discreta (solo se puso en primer término por la boda de su hijo con la infanta Elena ), la condesa viuda de Ripalda tenía 85 años y había ingresado tres días antes en el servicio de urgencias del mencionado hospital después de sufrir un ictus que no logró superar. Recordemos que su hijo, Jaime de Marichalar , también había sufrido una isquemia tres años antes, un gran susto para toda su familia, del que sí logró recuperarse..
María Concepción Sáenz de Tejada había ingresado en la unidad de cuidados intensivos, pero no logró remontar la situación. Hasta el hospital se desplazaron la reina Sofía y la infanta Elena para interesarse por su situación. Siempre habían mantenido una excelente con ella, aunque el matrimonio de Marichalar con la duquesa de Lugo acabó con un comunicado en el que se anunciaba el cese temporal de la convivencia el 13 de noviembre de 2007.
La condesa viuda de Ripalda nació en Logroño en 1929. y contrajo matrimonio enl 25 de julio de 1957 en Torrecilla de Cameros (La Rioja), pueblo natal de su padre, con Amalio de Marichalar y Bruguera, con quien tuvo seis hijos, Amalio, Ana, Álvaro, Jaime, Luis e Ignacio. Octavo conde de Ripalda, fue reconocido también como Caballero Divisero Hijodalgo del Ilustre Solar de Tejada.
El padre de Jaime de Marichalar, que siguió la carrera militar, procedía de un linaje aristocrático y político, encarnado en su progenitor, Luis de Marichalar y Monreal, vizconde de Eza. Fue ministro de Guerra y Fomento durante el reinado de Alfonso XIII. El padre de Jaime de Marichalar fue el segundo de sus tres hijos y falleció a los 66 años el 26 de diciembre de 1978.
El vacío que dejó en su viuda y sus dos hijos, algunos de ellos todavía muy pequeños (Jaime, que es el tercero tenía entonces 16 años), fue enorme. Su recuerdo ha seguido indeleble todos estos años y ha sido tradicional que la familia se reuniera en una misa en su honor en la iglesia románica de Santo Domingo en Soria.
A esta tradición familiar en memoria del patriarca familiar solían acudir su viuda, Concepción, sus hijos y sus nietos. En algunas ocasiones el propio jaime de Marichalar acudía con sus hijos, Froilán y Victoria Federica, que no llegaron a conocer a su abuelo paterno por su prematura muerte.
Concepción tuvo que ejercer el rol de madre y de padre por la ausencia de su marido. Cuentan los cronistas de la época que era una mujer muy hacendosa, que cosía muy bien, por lo que hacía algunos trajes y vestidos para sus nietos. Entre los valores que trasladó a sus hijos se encontraban el servir a Dios, al rey y a la patria.
Mujer de profundas convicciones religiosas y conservadora, vivía en el Soto de la Moraleja, pero se trasladó al piso de su hijo en el barrio de Salamanca para estar a su lado cuando se separó de la infanta Elena. Fue un duro golpe para ambos, pues ella creía en el matrimonio para toda la vida, como fue su caso, pero apoyó inquebrantablemente al que fuera yerno de los reyes Juan Carlos y Sofía.
20 de enero-18 de febrero
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