El saldo de lo que ha sucedido en la corte de Margarita de Dinamarca este año 2022 es claramente negativo. Por mucho que todos los protagonistas del drama royal del año hayan jurado aparecer juntos y sonrientes en año nuevo y por mucho retrato oficial de cuento de Disney que difunda la prensa oficial. Nadie se cree las sonrisas impostadas de las dos princesas, Mary Donaldson y Marie , tras lo vivido por culpa de la «crisis» de los «príncipes desheredados».
En apenas unos días, en enero, se hará efectiva la decisión de la reina Margarita de retirar su título de príncipes a los hijos de su hijo, el «segundón» oficial del reino el príncipe Joaquín de Dinamarca , que no solo no se sentará jamás en el trono danés, sino que todos los rumores apuntan a que su hermano Federico alejará aún más de su país de origen.
En la actualidad Joaquín y su familia residen en Francia, Ni siquiera tras sufrir un ictus o en plena pandemia les permitieron regresar a palacio. Todo apunta a que en 2023 acabará viviendo aún más lejos, en Estados Unidos, protagonizando un éxodo royal americano que ya experimentó en el pasado la princesa Victoria de Suecia y más recientemente los mediáticos Sussex.
Pero no todo son malas noticias para los príncipes sin reino de Dinamarca. Gracias a su temple y en su nueva faceta como princesa desairada, la princesa Marie, hasta ahora sosa segunda esposa del príncipe Joaquín, le está comiendo el terreno a la perfectísima Mary Donaldson. La australiana ve cómo su estrella brilla menos mientras la siempre ignorada princesa Marie se ha convertido en una deslumbrante vedette royal en virtud de su papel recién estrenado de madre coraje.
Que la relación entre ambas princesas no ha sido nunca fluida era un secreto a voces. Lo que ha cambiado de un tiempo a esta parte es que si hace un par de años la princesa Marie solo se atrevía de informar de una forma sutil que no estaba de acuerdo con algunas decisiones de su familia política, ahora, investida con la autoridad que le otorga el haberse convertido en la madre de dos niños desheredados por su propia abuela, todos quieren escuchar qué tiene que decir Marie.
Y la princesa Marie, habla. Concede entrevistas en medios como El País y recibe condecoraciones con la de oficial de Artes y Letras que le otrorgaron el pasado 1 de diciembre en la emabajada francesa de Copenhague. Parece que al convertirse en portavoz de lo que está pasando en su familia, por fin, se le reconocen a la vez sus esfuerzos como miembro en activo de la corte danesa.
La princesa Marie es la que acude a más actos desde que comenzó a la crisis, y mientras sonríe responde a los rumores (según ella infundados) de que el próximo verano su familia vivirá en Estados Unidos. También es la que devuelve el foco humano a la polémica, explicando cómo llevan sus hijos, menores de edad, la noticia de que han perdido su estatus y su apellido.
Por supuesto, es la princesa Marie quien advierte desde los medios a su suegra y su cuñada sobre cómo se deberían hacer las cosas (spoiler, a su modo). «Para nosotros, es muy importante estar juntos y hablar de todo, en confianza, como familia», y todo el mundo asiente y le da la razón, porque entre tanta reunión urgente e informaciones cruzadas entre hermanos que parecen no hablar ni ppor teléfono, Marie parece la voz de la razón y el sentido común.
Su nombre fue también el que más se coreaba en la explanada del ayuntamiento de Copenhague el pasado mes de noviembre cuando acudió junto a su esposo al almuerzo que clausuraba las celebraciones por el jubileo de la reina Margarita.
Aquella era la primera aparición pública de la pareja cuyos hijos habían salido perdiendo en la decisión de la soberana. Marie afirmó estar «conmovida» al ver cómo, por fin, el pueblo danés la arropaba públicamente.
Mientras, la otro princesa danesa que importa, Mary Donaldson, decidió «arrastrar» a su marido e hijos a unas vacaciones navideñas en su país natal, Australia. La excusa oficial de esta fuga de los focos daneses es que no había visitado a su familia por culpa de la pandemia desde hacía un par de años. Pero a nadie se le escapó el detalle de que con su viaje por Tasmania y sus baños en la más absoluta seriedad en las playas australianas, dejaba a la reina Margarita sola en su palacio por Navidad.
¿Se estará gestando un nuevo episodio de enfrentamiento soterrado entre las dos princesas danesas? Desde luego, la reunión de año nuevo va a dar mucho que hablar, aunque aún no sabemos si habalremos de Marie y de Mary.
20 de enero-18 de febrero
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