La reina Máxima y la princesa Laurentien de Holanda. /
Soplan vientos turbulentos en el seno de la familia real holandesa y, por una vez, la polémica no viene por las vacaciones de verano de la reina Máxima . En esta ocasión la protagonista es, digamos, una royal B: la princesa Laurentien, la esposa del príncipe Constantin, a la sazón el hermano menor del rey Guillermo Alejandro. Según informa el diario frisón 'AD', la cuñada del monarca está en el centro de una controversia en su país por supuestamente haber «tratado a varios funcionarios de forma inapropiada».
La investigación realizada por este medio ha revelado que se habían presentado al menos ocho denuncias contra la princesa holandesa, de 58 años. «Los incidentes se produjeron el año pasado en el marco de la resolución de un caso relacionado con las ayudas familiares, en el que treinta mil padres tuvieron preocupaciones económicas porque de repente se les dejó de pagar ese dinero», se lee en el diario holandés.
«La princesa Laurentien se presentó como ayudante de padres e hijos a través de su Fundación para una Recuperación Justa. En este papel, colaboró estrechamente con funcionarios y asesores del Ministerio de Hacienda, encargado de encontrar una solución para las familias afectadas», añade este medio. Pero entonces las cosas empezaron a torcerse.
Si seguimos leyendo la noticia, se indica que «las cosas se descontrolaban regularmente entre la princesa Laurentien y los funcionarios» y varios testigos describieron «un patrón de intimidación que condujo a una cultura del miedo».
Vídeo. Lo que no sabes de Máxima de Holanda /
Según estas personas, la royal «reaccionaba de forma desproporcionada, increpaba a los funcionarios en numerosas ocasiones y no toleraba la disidencia«. Al prolongarse en el tiempo, esta situación fue cuando los funcionarios afectados decidieron señalar claramente los problemas, »pero, para su gran frustración, nada ha cambiado«.
La princesa Llaurentien, en el centro de la polémica. /
Según fuentes consultadas por el diario neerlandés, el comportamiento de la princesa Laurentien «sobrepasó ciertos límites» y desde el Ministerio de Hacienda se ha confirmado que hubo disputas durante esta colaboración, sin especificar cuáles.
De momento, un portavoz de la fundación y de la princesa ha desmentido estas informaciones. «Apreciamos la libertad de prensa. Pero este medio no puede limitarse a decir algo sin respaldarlo ni justificarlo«, insiste este portavoz. »Si 'AD' ignora este llamamiento, nosotros tenemos la intención de emprender acciones legales contra el periódico holandés«.
Por su parte, el redactor jefe del 'Algemeen Dagblad', Rennie Rijpma, asegura que su periódico nunca publicaría informaciones sin fundamento: «Nuestro periodista ha hecho un buen trabajo», se han limitado a afirmar.
Los príncipes Constantin y Llaurentien. /
Madre de tres hijos, los condes Eloise, Claus-Casimir y Leonore, Laurentien reside en Bruselas junto a su marido, al que ya conocía de pequeño. Ninguno de los dos recibe una asignación del Estado holandés. Hija de un ministro de Exteriores holandés, estudió un máster en Periodismo y se licenció en Ciencias Políticas. Conocida como 'la princesa ecologista', también tiene una carrera paralela como exitosa escritora de cuentos infantiles.
Esta nueva polémica en el seno de los royals holandeses llega pocos meses después de que el rey Guillermo Alejandro se viera obligado a pedir perdón por el pasado colonialista del país y de que saliera a la luz la última noticia controvertida sobre el príncipe Bernardo, el abuelo del monarca.
La reina Juliana junto al príncipe Bernardo. /
Fallecido en 2004 a los 93 años, él siempre negó haber estado afiliado en el pasado al partido de Adolf Hitler. «Nunca fui nazi», declaró poco antes de su muerte. Pero en su recién publicado libro 'Los rezagados', el antiguo director de los Archivos Reales, Flip Maarschalkerweerd, aportaba pruebas de la existencia del carné de miembro del NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán) del príncipe en los años 30.
El historiador que dio con el delator documento explicó que se sorprendió al ver que, junto al carné, había una nota de 1949 firmada por el administrador militar de la zona estadounidense en Alemania, Lucius Clay, quien aparentemente envió al príncipe la tarjeta. «He guardado esto a salvo durante años. Cuando me disponía a destruirlo, recordé qué usted se ha ganado el derecho de destruirlo usted mismo», escribía el militar entonces, provocando un dolor de cabeza más para el monarca de los Países Bajos.