Nadie podrá decir jamás que Miriam Ungría, nuera de Simeón de Bulgaria y viuda del príncipe Kardam lo ha tenido fácil en la vida. Hace ya siete años que su marido, el heredero del extinto trono búlgaro, falleció por las secuelas del terrible accidente de tráfico que la pareja sufrió en 2008. Miriam sobrevivió a las fracturas del accidente, su esposo, el primogénito de Margarita Gómez Acebo , también, pero quedó postrado para siempre, sin poderse mover ni comunicarse.
Hasta ese día la vida de Miriam Ungría parecía una de esas historias que quedan tan bien en las páginas de la prensa que retrata a la alta sociedad. Fue el 11 de julio de 1996 cuando esta historiadora y gemóloga pasó por el altar de la Iglesia Catedral de los Santos Andrés y Demetrio de Madrid para unir su destino al del príncipe Kardam. La pareja se había conocido dos años antes en una noche de bailes en la discoteca Joy Eslava de Madrid y aunque el primogénito de Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez Acebo tuvo claro que acababa de conocer a su futura mujer, a la joven le costó bastante más darse cuenta que había conocido a su futuro esposo.
La coincidencia aquella noche de verano del heredero búlgaro y la joven Miriam estaba escrita: sus familias alternaban en los mismos círculos desde hacía años. El padre de Miriam, Bernardo de Ungría, presidió el emporio Ungria Patentes y Marcas que ahora dirige su hijo, y consiguió para su familia además de una cuenta saneada, dos títulos nobiliarios italianos: el marquesado de Montefalcón y el condado de Motta.
De su matrimonio con Carmen López Oleaga, nacieron siete hijos pero una única hija, Miriam, que acabó casada con todo un príncipe europeo. Desde su casa de Somosaguas los Ungría mantenían buenas relaciones con el círculo más cercano a nuestra familia real: los Gómez Acebo y los Martínez Bordiú entre otros. Con este panorama era cuestión de tiempo que la familia de Simeón de Bulgaria, también cercana al rey Juan Carlos y a todos sus primos, acabara coincidiendo con la de Miriam. De hecho hay rumores que apuntan a que fue un Gómez-Acebo, Max, sobrino de la infanta Pilar, el que facilitó el encuentro entre el príncipe y la única hija de los Ungría.
Del matrimonio celebrado en 1996 llegó una de las parejas que mejor posó en las bodas reales de los 90 (se convirtieron en íntimos de los resyes de Holanda) y dos hijos, Boris, actual príncipe de Tirnovo y heredero del trono búlgaro, y Beltrán. Pero el fatídico accidente de 2008 marcaría su vida para siempre. A finales de año el príncipe recibió el alta del Hospital 12 de octubre de Madrid y unos meses después la familia se trasladó a Galicia para intentar la rehabilitación del príncipe en un centro especializado en lesiones cerebrales. Dos años más tarde Miriam decidió instalarse junto a su esposo en su casa de La Moraleja y permanecieron en la capital madrileña hasta que Kardam falleció en 2015.
Licenciada en Historia del Arte, Geografía e Historia por la Universidad Complutense y diplomada en Gemología y diseñadora de joyas en 1991 Miriam Ungría ya había creado su propia firma de joyas y había colaborado con prestigiosas firmas como Carrera, una iniciativa empresarial que dejó en stand by durante años tras el accidente de tráfico. Pero en 2014 decidió volver a intentarlo y retomar su carrera e impulsar su firma de joyas, M de U.
«En las circunstancias que tenía era prácticamente inviable trabajar para terceros. Al día trabajo muchas horas pero como empresaria tenía la posibilidad de manejar mejor mis tiempos, lo que era muy importante en mis circunstancias y no me podía plantear otra opción», explicaba Miriam Ungría en una entrevista en el diario ABC. Para 2018 la progresión de su carrera ya era imparable. Había presentado sus colecciones en lugares como Jordania, Emiratos o Estados Unidos, y se estableció definitivamente en Londres junto a sus hijos y con el apoyo de otros royals cercanos a los Borbones: la familia de Marie Chantal Miller.
Su esfuerzo en los negocios, y sus buenas conexiones con la aristocracia, ha tenido recompensa, no solo económica, sino también en forma de galardón. En 2019, por ejemplo, recibió la Medalla de Oro Mayte Spínola como reconocimiento a su trabajo en el campo de la joyería. «Cuando te regalan una joya siempre hay una historia detrás», afirma esta princesa reconvertida en diseñadora de joyas, y estamos seguros de que ella tiene muchas historias que contar a través de su trabajo.
20 de enero-18 de febrero
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